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Elecciones Alemania: «Limpieza general» entre los partidos perdedores

Muchos dudan de que los liberales puedan recuperarse del desastre electoral

Elecciones Alemania: «Limpieza general» entre los partidos perdedores efe

HERMANN TERTSCH

El domingo pasó por Alemania un huracán . Que ha cambiado profunda y radicalmente el paisaje político para los próximos años. Si hubo una clara y brillante triunfadora en la lucha contra los elementos, hubo numerosísimos náufragos que ahora, según se calman las aguas, comienzan a salir a la superficie. Las dimisiones comenzaron en goteo y ya son torrente. Los perdedores de estas elecciones, que son todos menos la CDU/CSU de Angela Merkel , saben que es el momento de la «tabula rasa». Equipos enteros ven súbitamente periclitadas sus carreras.

El primer cadáver político fue por supuesto el de Phillip Rösler . El joven presidente del FDP ha supuesto una tragedia histórica para su partido. Como presidente y como vicecanciller, quien venía a «refrescar el partido tras alarmantes signos de debilidad», lo ha hundido del todo y convertido en extraparlamentario.

También desaparece el que ha sido ministro de Asuntos Exteriores, Guido Westerwelle . Jamás una formación democrática ha sufrido una humillación semejante en la historia del parlamentarismo de posguerra, pero además una hostilidad tan manifiesta del electorado que muchos dudan vaya a lograr recomponerse en la vida dura de la intemperie.

También ha dimitido la dirección colegiada de los VerdesPero también han dimitido ya todos los miembros de la dirección colegiada de los Verdes. Jürgen Trittin y otros que han marcado la política de este partido durante veinte años, ya son historia. Limpieza general. Y acaba de empezar.

En el partido socialdemócrata habrá que esperar al viernes a ver cuáles son los tambores que más se escuchan. Se reúne su máximo órgano entre congresos, el Konvent, para estudiar la situación. Habrá los primeros intentos de que el candidato Steinbrück no sea el único jubilado. Y en el caso de éste, veremos si se deja. Muchos se resisten a la oferta que les va a llegar de Angela Merkel para reeditar la Gran Coalición .

Como también se hacen fuertes algunas voces que dicen que no pueden renunciar indefinidamente a un pacto con la ultraizquierda de Die Linke . En la práctica, la existencia de este partido a la izquierda del SPD, que se dio por primera vez después de la unificación, hace casi imposible un Gobierno capitaneado por el SPD sin este partido. Hasta ahora, tanto SPD como Verdes han considerado que las lealtades ideológicas antidemocráticas de este partido hacen imposibles esos pactos. También llegan los barones socialdemócratas que menos quieren al presidente, dispuestos a ajustar cuentas. Quizás no de inmediato pero sí con condiciones añadidas en ese pacto de Gobierno con Merkel. La canciller ya tuvo el lunes ocasión de confirmar que, como ya aseguraba ella, todo habrá de complicarse un poco antes de que se llegue a un acuerdo de gobierno para Alemania.

El bávaro Horst Seehofer , el triunfante jefe de la CSU, ya le ha dicho a Merkel que se olvide de un pacto con los Verdes. Algo que la canciller no quiere hacer, precisamente para no subir el precio que indudablemente pondrán los socialdemócratas.

Giro al centro

En los Verdes habrá una revisión total también de objetivos. Ya se está acusando a la dirección cesante de un exceso de celo izquierdista. Y algunos ya anuncian un giro al centro que pudiera mover a Merkel a hacerles una oferta a ellos. Los Verdes han percibido que, si no reaccionan con éxito, se podrían ver en una deriva existencial parecida a la de los liberales . Merkel les ha arrebatado la bandera antinuclear. La bandera ecológica ya la enarbolan todos los partidos. Y sus manías regulatorias, hasta la grotesca propuesta electoral de imposición de un día vegetariano, los han dejado, igual que a Die Linke, en un exiguo 8%.

Merkel tiene ahora la tarea de hacer que espera a que el SPD adopte una postura mientras toma las primeras medidas para hacer más fácil a los socialdemócratas entrar en la alianza. O lo que es lo mismo, hacerles más difícil negarse. En la CDU ya han aparecido los barones partidarios de un acuerdo con los Verdes para dejarle claro al SPD que no es la única novia. Van a ser jornadas muy interesantes. Pero Merkel ya ha dicho que quiere un Gobierno estable. Pero además, que lo quiere pronto.

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