Bo Xilai niega haber encubierto el crimen de su socio británico a manos de su mujer

Para responder a dicha cuestión fue citado como testigo Wang Lijun , quien fue la mano derecha de Bo Xilai como jefe de Policía de Chongqing , la megalópolis del suroeste de China que éste dirigió entre finales de 2007 y principios de 2012. Gracias a la campaña anticriminal y anticorrupción que pusieron en marcha, ambos eran en esa época los más famosos defensores de la ley y el orden en China . Pero hoy comparecen ante el juez por el peor escándalo político que ha sacudido a este país en las últimas décadas.

Según las transcripciones difundidas en internet por el Tribunal Popular Intermedio de Jinan , Wang Lijun informó el pasado 28 de enero a Bo Xilai de que la investigación por la muerte de Heywood, que acaeció el 14 de noviembre de 2011, apuntaba a su esposa, Gu Kailai . Al día siguiente, después de que ella le mostrara el certificado de defunción atribuyendo la causa a una monumental borrachera, Bo Xilai abofeteó a Wang Lijun delante de otros subordinados y lo reveló del cargo. «Gu me convenció de que no había matado a Heywood» , manifestó el acusado, mientras que el testigo aseguró que en lugar de una bofetada, Bo Xilai le había propinado un fuerte puñetazo en el oído que hasta le hizo sangrar.

«Aquellos momentos eran muy peligrosos. Primero sufrí violencia física y luego desaparecieron mis colaboradores y los investigadores del crimen», explicó Wang Lijun, quien, según el diario de Hong Kong «South China Morning Post» , compareció en una silla de ruedas por haber sufrido un infarto meses atrás.

Su destitución oficial como jefe de Policía tuvo lugar el 2 de febrero. Temiendo por su vida, cuatro días después huyó de Chongqing para pedir asilo político en el Consulado de Estados Unidos en la cercana ciudad de Chengdu . Allí desveló que la esposa de su superior, Gu Kailai, había envenenado a Neil Heywood, el socio británico que estaba ayudando a la pareja a evadir de China la fortuna que habían amasado ilegalmente y con el que poseían una mansión en la Costa Azul francesa. En un principio, Wang Lijun encubrió el crimen, pero luego tiró de la manta al entregarse a un alto cargo del Ministerio de Seguridad Pública que voló desde Pekín para detenerlo y, de paso, rescatarlo de los secuaces de Bo Xilai que le pisaban los talones.

Intento de deserción

Por intento de deserción, abuso de poder y corrupción, el otrora «superpolicía» que había inspirado libros y películas propagandísticas fue condenado a 15 años de prisión en septiembre del año pasado. Como testigo de cargo, su declaración puede ser decisiva para condenar a Bo Xilai por abuso de poder , el último delito que se le imputa tras los de haber aceptado sobornos por valor de 21,8 millones de yuanes (2,67 millones de euros) y malversado otros cinco millones de yuanes (621.000 euros) de una obra pública durante su época como alcalde de Dalian . Además de refutar ambos cargos, Bo Xilai negó que obstruyera la investigación por el crimen de Heywood y acusó a Wang Lijun de «mentir y ofrecer un testimonio lleno de falsedades».

Para desprestigiarlo, dijo que está «por debajo de la credibilidad legal presentar a una persona así como testigo clave». Retomando la combativa defensa de la que ha hecho gala estos días, Bo Xilai tuvo un careo con su exjefe de Policía donde le obligó a reconocer que su esposa le había informado de sus planes para asesinar a Heywood el 14 de noviembre , el mismo día de su muerte. Pero su cadáver no fue hallado en su hotel de Chongqing hasta 26 horas después y Wang Lijun no informó a Bo Xilai de sus averiguaciones hasta finales de enero. Recurriendo a la ironía, Bo Xilai volvió a atacar a Wang Lijun, esta vez verbalmente. «Dijo que le había golpeado con el puño en lugar de darle una bofetada en la cara. Pero la verdad es que nunca he aprendido las técnicas del boxeo chino y no sería capaz de tener ese poder».

Tras la presentación de todas las pruebas por parte de la Fiscalía y la defensa, el juicio continuará mañana para que presenten sus conclusiones y, probablemente, quede visto para sentencia.