Crisis de gobierno en Bulgaria tras 40 días de protestas

Las concentraciones pacíficas de anteriores días se transformaron en duros enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, que se saldaron con una treintena de herido.

Durante el martes los diputados debatieron la propuesta del ejecutivo para revisar los presupuestos del presente año y acordar la emisión de deuda, que deberá cubrir un déficit presupuestario que asciende a 500 millones de euros, extremo que muchos analistas y expertos en finanzas consideran innecesario, por excesivo.

Al término de la sesión parlamentaria, los asistentes continuaron debatiendo detalles técnicos, pero al intentar abandonar el recinto la multitud impidió su salida, al grito de «mafia» y «rojos basura». Poco antes medianoche, por orden del ministro del Interior, furgones blindados de la gendarmería intentaron abrir el paso a un autocar para evacuar a los ministros y a los diputados que permanecían en el interior del edificio. Los manifestantes obstruyeron el paso de los vehículos, mientras la policía repartía arremetía contra la multitud en un intento fallido de lograr dispersar la concentración.

Se registraron también lanzamientos de piedras y otros objetos, que rompieron los cristales del autocar e hirieron a varios de los ocupantes. Finalmente, de madrugada, los retenidos lograron abandonar el Parlamento, escoltados por policías de paisano. Horas antes, el Presidente de la Cámara comunicaba por teléfono a los diputados que la sesión parlamentaria del día siguiente quedaba suspendida.

Las reacciones no se hicieron esperar. El Fiscal General calificó de «grave error» la orden del ministro del Interior de tratar de evacuar a los retenidos, y afirmó que ninguna comisión debía haber permanecido en el hemiciclo hasta tan entrada la noche. La oposición exigía, a su vez, la dimisión del Presidente del Parlamento por cancelar un pleno del Congreso por teléfono y sin votación.

En una rueda de prensa, Plamen Oresharski, líder de los socialistas, que se encuentran actualmente en el Gobierno, afirmaba que entre los manifestantes había «provocadores implantados» que arrojaban piedras y adoquines contra las fuerzas del orden, y responsabilizó a la oposición de lo ocurrido.

Por su parte, el centroderechista partido GERB volvió a exigir elecciones anticipadas de inmediato, mientras que el Presidente de la República, Rosen Plevneliev, declaró que estaba dispuesto a convocar al Consejo para la Seguridad Nacional para debatir la convocatoria de comicios, siempre y cuando «no sirva para intensificar la confrontación política».

Anoche, la cúpula socialista convocó una reunión extraordinaria, tras la cual algunos de sus miembros anticiparon que podrían finalmente acceder a convocar elecciones anticipadas. Sería, en todo caso, en mayo próximo, coincidiendo con las del Parlamento Europeo.