Uno de los dos españoles asesinados en México tenía una denuncia por robo

Aunque los familiares de las víctimas “en todo momento refirieron que su ingreso en (el país fue) como turistas (...), en su segunda declaración reconocen que su estancia en Sinaloa era de comerciantes de chamarras”. Los fallecidos estuvieron del 28 al 30 de abril en Mazatlán y el 1 de mayo llegaron a Culiacán, donde tres días más tarde se les pierde la pista tras realizar una llamada a las dos de la tarde. Según las investigaciones, ese mismo día encontraron la muerte y sus cadáveres fueron abandonados en el interior de un vehículo y arrojados a un canal de riego. “En ningún momento hubo comunicación para pedir algún rescate o cantidad de dinero. Descartamos la situación del secuestro ”.

Las autoridades han pedido ayuda a Interpol “para que coadyuven en las indagatorias”, dijo el subprocurador estatal, Martín Robles Armenta. El funcionario no deshecha la posibilidad de que el móvil del crimen fuera el robo , ya que las carteras de las víctimas, en las que “traían una cantidad de dinero mínima”, no fueron encontradas junto a los cuerpos.

Mientras, Amador Montoya , hijo del fallecido, reprochaba este lunes al Gobierno español y a las autoridades mexicanas no haber recibido ayuda alguna para repatriar los cuerpos de sus familiares, cuyos trámites han costeado con el dinero de amigos. “Nadie nos ha ayudado, ni siquiera nos informaron de la muerte de mi padre. Todo lo hemos tenido que pagar nosotros con aportaciones de amigos y de la iglesia evangelista”, declaró a Efe. José Montoya, de 58 años, fue hallado muerto junto a Fernando Carmona, de 57, con varios disparos en el cuerpo . Aunque empadronados en Madrid, ambos residían en la barriada sevillana de Las 3.000 Viviendas.

Amador Montoya señala que no hay ningún avance en las investigaciones, aunque su padre “ni era narcotraficante ni ha sido asesinado por un ajuste de cuentas. Era un simple vendedor ambulante de chaquetas y cuadros. No tenía dinero ni para volverse a España”. Considera “extraño” el crimen y cree, sin prueba alguna para sostenerlo, que la policía mexicana pueda estar detrás del mismo.