Los italianos, hartos de los privilegios de la casta política

Para dar una imagen de cambio que ale en la opinión pública, Enrico Letta, encargado por el presidente Giorgio napolitano de formar gobierno, está obligado a cambiar de inmediato este modelo de parlamento italiano y sus costes de escándalo, porque los sueldos de los parlamentarios italianos son los más altos de Europa.

Un diputado italiano percibe un salario mensual de 11.500 euros, al que se añaden las siguientes cantidades mensuales: plus de residencia 3500; transporte 1317 euros; gastos de secretaria y representación 3690 euros; teléfono y dotación informática 300 euros, más libre circulación en transporte aéreo, ferrocarril y marítimo. Tienen además una dieta por cada día que asisten a un pleno, lo que puede sumar hasta unos 6.000 euros al mes.

No acaban ahí los privilegios. Cuando se abandona el Parlamento, la casa goza de pensiones de oro: Cada uno se mete en el bolsillo al menos 4.700 euros al mes, pensiones que pueden compatibilizar con otras pensiones o salarios. Los parlamentarios no van en pensión a los 65 años. Pecorario Scanio (Verdes), después de 5 legislaturas abandonó el Parlamento con 49 años con más de 5.000 euros netos al mes.

Lo mismo el «comunista» Oliviero Diliberto: 5.000 euros netos desde que tenía 55 años. Hay casos extraordinarios, como el del exprimer ministro Giuliano Amato: Acumula pensiones por valor de 31.000 euros. Para justificarse, Amato ha declarado que la pensión de parlamentario (unos 9.000 euros brutos), la da en beneficencia.

En las vísperas de las elecciones del 25 de febrero, Enrico Letta adelantaba a ABC lo que sería una parte sustancial de programa referido a la reforma política: «Queremos cambiar de inmediato la ley electoral y reducir el número de parlamentarios. Hay 945 parlamentaros entre las dos Cámaras, son demasiados».

El sistema parlamentario se caracteriza por el bicameralismo perfecto, es decir, las dos cámaras tienen la misma competencia, y las dos deben aprobar cualquier ley que mande el gobierno, lo que supone un largo proceso legislativo. La reforma que propone Enrico Letta es cambiar las atribuciones del Senado, que se convertiría en una Cámara de las regiones.

El número de parlamentarios está fijado por la Constitución, que deberá reformarse para reducirlos prácticamente a la mitad. Hasta ahora, ha sido una reforma imposible, porque diputados y senadores rechazaban hacerse el «haraquiri».

Ahora no les quedará más remedio que aprobar una reforma exigida a gritos en la calle. El malestar de muchos ciudadanos se reflejó especialmente durante la elección del presidente de la República. La protesta de la izquierda y de simpatizantes del Movimiento 5 Estrellas del cómico Grillo frente al Parlamento, obligó a muchos parlamentarios a abandonar el edificio por la puerta trasera.

Quien no lo hizo, como el diputado Stefano Fassina, responsable de Economía del Partido Democrático y brazo derecho de su líder Pier Luigi Bersani, quiso dar la cara, estuvo a punto de ser linchado por una multitud enfurecida que le gritaba «traidor» y le lanzaba monedas entre gritos de «Rodotá, Rodotá» (el nombre del candidato del Movimiento 5 Estrellas a presidente de la República).

Fassina tuvo que ser alejado del lugar por numerosos policías, como se ha recogido en dramáticas imágenes . El malestar de la gente contra la casta está a flor de piel. El nuevo gobierno tiene como prioridad intentar cambiar la imagen de la clase política con una profunda reforma.