Las generaciones perdidas de Siria
Dos años después de que se iniciara el conflicto sirio, cerca de dos millones de niños ven a diario cómo se diluye toda probabilidad de desarrollar un futuro digno
laura riestra
El 15 de marzo de 2011 prendió en Siria la mecha de las protestas contra el régimen de Bachar Al Assad. Fue poco antes de que estallara la guerra en Libia y se produjo bajo la euforia e inspiración de las recientes salidas del poder ... de los presidentes Zine el Abidine Ben Alí y Hosni Mubarak. Desde entonces han pasado ya dos años, más de 70.000 personas han muerto y el conflicto se encuentra en un punto de no retorno que mantiene paralizado al país. Las nefastas consecuencias son evidentes y, en este caso, destacamos una de ellas: sus generaciones perdidas.
Son muchas las noticias que conocemos a diario sobre el conflicto, la mayoría centradas en los aspectos militares y en la parálisis internacional en lo que a una solución a la crisis se refiere. Mientras, el riesgo de que cada vez más sirios pierdan toda probabilidad de un futuro, no hace sino incrementar. Dentro del país 1.840.000 niños se ven afectados por la situación actual siria que, además, deja 800.000 menores refugiados, según el último informe de Unicef .
«Los más pequeños están pagando el precio más elevado. Sus sueños y oportunidades de futuro se están perdiendo. A medida que se les roba su niñez, se les niega su derecho a ser niños... se pierden las generaciones del futuro, con todo lo que ello implica tanto para el país como para la región como conjunto», asegura Anthony Lake, director ejectutivo de Unicef.
Pese al heremtismo informativo que rodea al conflicto -la prensa en contadas ocasiones puede contrastar lo que ocurre en el interior de Siria- fotografías como la que difundió la agencia AFP ponen de manifiesto hasta qué punto las palabras de Lake son ciertas. En aquella imagen pudimos ver a un adolescente obligado a combatir del lado de los rebeldes con un Kalashnikov en mano. Fue la prueba de lo que las ONGs desplazadas a la región llevaban meses denunciando: el uso de niños soldados para combatir.
Recuperar el futuro
A esto hay que sumarle que en el país las infraestructuras más básicas y los servicios públicos son sistemáticamente destrozados. Una de cada cinco escuelas sirias ha sido destruida, dañada o reconvertida en un centro para familias que lo han perdido todo. Es más, algunas también son empleadas como centros de torturas. Esto dificulta el acceso a la educación y convierte a los más pequeños en testigos directos de un conflicto bélico que les deja absolutamente traumatizados.
«Nunca un niño debería ver los horrores que se describe a nuestro personal que está sobre el terreno, hay relatos de torturas, asesinatos y terror», señala el director de la organización humanitaria «Save the Children», Justin Forsyht. Se refiere a los testimonios de los pequeños refugiados, muchos de ellos recopilados en el informe « Atrocidades no contadas ».
El de Hassan, de 14 años, es uno de ellos. «Estaba en un funeral cuando escuché una tremenda explosión que causó una masacre. Mi primo y mi tío murieron en ella. Vi muchísimos cadávares, partes de cuerpos... Dos días después, los perros se comían los restos humanos que seguían por las calles (...) Odio mi vida, me odio a mí mismo. Quiero salir corriendo pero no puedo. Echo de menos jugar al fútbol, todo niño debería jugar y ser feliz. Estoy preocupado sobre el futuro. ¿Qué va a pasar con nosotros? ¿A dónde iremos?». Wael, de 16 años, muestra las cicatrices de las torturas que ha padecido en la que fuera su escuela: «¿Ve estas marcas? Mis manos estaban atadas con una cuerda de plástico (...) Sobre mí apagaban también sus cigarrillos».
La comunidad internacional es consciente de que esto está pasando: «Los niños están entre los que más sufren. Algunos han sido asesinados, torturados y sujetos a violencia sexual. Muchos no tienen suficiente alimento. Millones fueron traumatizados por los horrores. Este conflicto brutal no sólo está destrozando el presente de Siria, está destruyendo su fututo», aseguró a la cadena BBC la secretaria general adjunta para Asuntos Humanitarios de la ONU, Valerie Amos.
De momento, a día de hoy, Siria sigue inmersa en un conflicto que no parece que vaya a tener un final, al menos inmediato. Prueba de ello son las recientes palabras de Assad en una entrevista televisada: «Si no ganamos, Siria será eliminada y no creo que esto sea una opción para ningún ciudadano».
Con todo, lo que está en juego son miles de vidas y el futuro de varias generaciones entre las que, por cierto, se encuentran los jóvenes que aquel 15 de marzo predieron esa mecha por el futuro de su país. Recordemos que fue la detención de varios menores por sus pintadas en las que pedían el final del régimen las que impulsaron definitivamente la revolución en Siria.
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