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China, cada vez más harta de las bravuconadas de Kim Jong-un

Pekín es el único aliado que le queda a Corea del Norte, un vecino incómodo pero útil

China, cada vez más harta de las bravuconadas de Kim Jong-un reuters

pablo m. díez

Corea del Norte es un incómodo pero útil vecino para China, su histórico aliado comunista desde que Mao Zedong enviara a su Ejército para ayudar a Kim Il-sung, abuelo del actual dictador, a combatir contra Estados Unidos hace seis décadas.

Motivos ideológicos aparte, a China le interesa mantener al régimen estalinista de Pyongyang porque supone un colchón de seguridad con los 28.000 «marines» estadounidenses acantonados en la frontera del Paralelo 38 desde el final de la guerra de Corea. Además, tampoco desea el colapso del régimen para no sufrir una avalancha de hambrientos refugiados norcoreanos en la larga frontera que ambos países comparten.

Pero el régimen chino está cada vez más harto de las bravuconadas del joven Kim Jong-un, como demuestra su apoyo a las sanciones de la ONU contra su último ensayo nuclear. Aunque China ha aprovechado el desafío militar norcoreano para reforzar su papel mediador ante EE.UU., impulsando las estancadas conversaciones a seis bandas de Pekín, su influencia sobre el régimen de Pyongyang nunca ha sido determinante para lograr su desarme. Según las revelaciones de Wikileaks, así se lo confió el viceministro de Asuntos Exteriores surcoreano, Chun Yung-woo, a la embajadora estadounidense en Seúl, Kathleen Stephens, en febrero de 2010, cuando el «Querido Líder» estaba todavía vivo.

«niño malcriado»

A tenor de otro cable desvelado por la red de Julian Assange, Pekín veía a Kim Jong-il como un «niño malcriado», como le confesó el entonces viceministro de Exteriores chino, He Yafei, a un diplomático estadounidense cuando Corea del Norte lanzó en abril de 2009 varios misiles para forzar las negociaciones con la Casa Blanca.

A pesar de estas críticas, China es el único valedor que le queda a Corea del Norte y su principal socio económico, ya que el comercio entre ambos países ha crecido hasta rozar el año pasado los 6.000 millones de dólares (4.671 millones de euros).

Pekín permite la supervivencia del régimen norcoreano pero, como agradecimiento, se encuentra con un constante foco de tensión bélica y hasta nuclear, lo que provoca una movilización militar de EE.UU. que contempla con preocupación cada vez que sus portaaviones, cazas y bombarderos se acercan demasiado a sus fronteras.

A pesar de la tensión creciente, expertos como Park Young-hoo, del Instituto de Corea para la Unificación Nacional (KINU), vaticinan que «Pyongyang no llevará a cabo ninguna acción militar porque China se ha involucrado para rebajar la actual crisis».

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