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Un socialismo de recetas improvisadas en el plató televisivo
La inflación galopante y la incompetencia industrial amortizan el futuro de Venezuela
Un socialismo de recetas improvisadas en el plató televisivo
En una entrevista concedida al periódico «Tal Cual» el pasado mes de diciembre, el doctor Rafael Marquina, el primero que alertó de la gravedad del cáncer del líder bolivariano , hizo una comparación feliz: «Chávez está llevando su enfermedad del mismo modo en que ha ... llevado el país: a golpe de improvisación».
El programa económico y social para Venezuela que, tras su penúltima reelección, Hugo Chávez denominó como el Socialismo del Siglo XXI, debería ser rebautizado como el «Prontismo». Una y otra vez, el presidente dio durante años la impresión de que muchas de sus decisiones económicas se producían de modo instantáneo, por prontos o golpes emocionales, en sus largas alocuciones semanales por televisión en el programa «Aló Presidente».
Allí se fraguaban y lanzaban devaluaciones de la moneda nacional, expropiaciones de firmas privadas (1.100 empresas en sus catorce años de mandato pasaron así a manos del Estado), o súbitas subidas de sueldo de empleados públicos, que a su vez arrastraban tirones inflacionarios que acababan pagando todos.
En el haber de catorce años de socialismo chavista figura, sin duda, la preocupación por las clases pobres, olvidadas durante décadas de sistema bipartidista caído en absoluto descrédito. Los programas de ayudas económicas directas, de viviendas sociales y de salud han contribuido a una reducción importante de los niveles de pobreza en Venezuela. No obstante, la pregunta del millón es saber cuántos réditos del petróleo venezolano se perdieron en los pasillos de la corrupción, la incompetencia, y la ayuda a otros regímenes socialistas iberoamericanos -en particular el cubano- para colmar la ambición y el culto al liderazgo continental de Chávez.
Sobre un barril de petróleo
De entrada, la producción de barriles de petróleo en Venezuela, el país con más reservas del mundo, cayó significativamente en los 14 años de Hugo Chávez. Según los analistas, la razón hay que buscarla en la falta de inversión en nuevas tecnologías. La indigencia en el sector del petróleo es común a todos los sectores de un tejido industrial estatalizado, mínimo -no se ha producido ninguna diversificación- e incompetente.
El gran desafío inmediato del nuevo Gobierno de Maduro es, no obstante, poner freno a una inflación galopante, que supera el 20 por ciento anual. La primera medida de Maduro, tomada en febrero, no augura nada bueno. La devaluación del bolívar un 32 por ciento respecto al dólar -en un país con control cambiario desde hace diez años- producirá a corto plazo un mayor volumen de liquidez para el Estado dado que el petróleo cotiza con la moneda norteamericana, pero a largo tendrá un nuevo efecto inflacionario. Las expectativas del Banco Mundial, llevan a los analistas a presagiar que Venezuela puede entrar este año en recesión.
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