La oposición no islamista egipcia decide boicotear las elecciones legislativas

“No puede haber elecciones sin una ley que garantice la legitimidad del proceso electoral y un gobierno que pueda poner en marcha esa ley y en que el pueblo confíe”, ha dicho hoy el portavoz del FSN, Sameh Ashur, en una multitudinaria rueda de prensa en El Cairo. El presidente egipcio, Mohamed Mursi, convocó el pasado fin de semana las segundas elecciones legislativas desde la caída de Hosni Mubarak –el primer parlamento fue anulado por un tribunal-, que comenzarán el próximo 22 de abril y que durarán dos meses, ya que se celebrarán en cuatro fases.

El FSN tampoco participará en el diálogo nacional convocado para hoy por Mursi para tratar sobre las dudas y las preocupaciones sobre los comicios. El Tribunal Constitucional dictó el pasado 18 de febrero que hasta diez de los artículos de la nueva ley electoral violaban la Constitución aprobada a finales del año pasado, una controvertida Carta Magna impulsada por los islamistas. La nueva ley había sido redactada por el Consejo de la Shura, la cámara alta del Parlamento que ejerce actualmente las funciones legislativas y que está dominada por los partidos confesionales, que ignoró lo dictado por el tribunal y aprobó igualmente la ley. La oposición secular asegura que la norma divide los distritos electorales de manera que beneficia a los Hermanos Musulmanes y su brazo político, el Partido Libertad y Justicia (PLJ).

El Frente de Salvación Nacional surgió en diciembre del año pasado para aunar las fuerzas de la oposición no islamista y protestar contra la nueva Constitución y lo que consideran como una acaparación de poderes del presidente Mursi y los islamistas que lo apoyan. Entre los grupos que engloba el FSN se encuentra la Corriente Popular, liderada por Hamdin Sabahi, que quedó tercero en las elecciones presidenciales, y el Partido de la Constitución (Dustur), fundado por el Nobel de la Paz Mohamed el Baradei.

El FSN ya optó por el boicot para el referéndum que sometió al voto de los egipcios la nueva Carta Magna, pero los Hermanos Musulmanes, que no han perdido ni una de los comicios a los que se han presentado o han apoyado desde la revolución, volvieron a ganar y el documento fue aprobado. Teniendo en cuenta el pasado reciente, todo hace pensar que el gobierno no cederá a la presión de la oposición y seguirá adelante con las elecciones, que se disputarían entre el PLJ y formaciones salafistas –que defienden una versión ultraconservadora del islam- como Al Nur.

La popularidad de Mursi se encuentra en su momento más bajo desde que fuera elegido presidente en junio de año pasado. Sólo un 49% de los egipcios aprueba su gestión, cuatro puntos que en enero y muy por debajo del 78% que apoyaba al presidente tras los primeros 100 días de su mandato, según una encuesta del Centro Egipcio de Investigación de la Opinión Pública. Entre los universitarios, las cifras caen hasta el 35%. Si se convocaran elecciones ahora mismo, sólo un 35% estaría dispuesto a votar por el presidente. La oposición no islamista tampoco sale muy bien parada: un 35% de los encuestados jamás ha escuchado hablar del Frente de Salvación Nacional, y de los que sí, un 53% desaprueba sus políticas.