El Tea Party busca renovarse para no morir

La estrategia que este movimiento político ultraconservador planea aplicar a partir de ahora es que, para imponerse a los demócratas, nunca se es suficientemente conservador . A partir de esa base, los valedores de esta concepción han comenzado ya a cribar candidatos de cara a las elecciones al Congreso que se celebrarán en 2014 y que renovarán parte del Senado y parte de la Cámara de Representantes.

Fue hace cuatro años -la última ocasión en que se celebraron ese tipo de comicios- cuando el Tea Party se mostró más fuerte. Habían pasado dos años de la primera legislatura de Barack Obama y el descontento crecía entre los defensores a ultranza del liberalismo económico, la reducción de los impuestos y del tamaño del Gobierno y su gasto. Tras esas elecciones, los demócratas perdieron la mayoría en el Congreso, un varapalo que ha mermado la capacidad de maniobra de la Administración Obama desde entonces.

Quienes seguro que no van a contar con el apoyo del Tea Party en 2014 serán aquellos que hayan dado muestras de centrismo y los que hayan apoyado alguna iniciativa del presidente Obama.

«Es muy cercano a los demócratas» , explicó al «Wall Street Journal» la activista del Tea Party Katherine Hudgins sobre el senador por el Estado de Tennessee Lamar Alexander. «Creemos que es un ecologista de corazón. Se ha pasado al lado oscuro», añadió.

En una posición similar a Alexander se encuentra la senadora por Carolina del Sur Lindsey Graham , quien votó a favor de las dos candidatas presentadas por Obama en el Tribunal Supremo.

«Si la finalidad es construir un partido más unido ideológicamente, esta inversión podría tener dividendos», explicó el analista político Greg Sargent en el «Washington Post».

Hasta entonces, una de las misiones más difíciles para el Tea Party será pulir su postura sobre temas no intrínsecamente relacionados con su programa de acción, pero en los que siempre acaban metiendo la pata.

Uno de ellos es el aborto. El debate en torno a los casos en los que es aceptable ha causado una retahíla de desafortunadas declaraciones que, en última instancia, supusieron la guillotina para varios candidatos a renovar su puesto como congresistas.

Todd Akin , el representante republicano del Estado de Misuri, fue el que más revuelo causó cuando habló de «violación legítima». Aunque no el único. Otro es el de Paul Ryan . El reciente candidato republicano a la Vicepresidencia de EE.UU. y favorito del Tea Party equiparó la violación a un «método de concepción».