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Cuando el 23 de abril se abra de nuevo la puerta del Perdón,
en el Monasterio del santo Toribio, Liébana enlaza con una
tradición que se remonta a 1512, cuando el papa Julio II
le concedió el carácter de lugar santo de la cristiandad,
una cualidad de la que sólo pueden presumir Roma, Jerusalén
y Compostela.
La pequeña localidad cántabra, situada en uno de los lugares más
agrestes de la geografía hispana, acogerá este año miles
de peregrinos, que podrán venerar el fragmento más grande conocido
de la cruz de la Pasión de Cristo, traída por el Obispo de Astorga,
Santo Toribio, desde Tierra Santa ante el peligro de invasión árabe.
El monasterio de Liébana acoge esta reliquia desde el s. VIII.
El acceso a Liébana a través del desfiladero de
La Hermida, al pie del Parque Nacional de los Picos de Europa,
abre a un enclave tradicional del turismo rural, donde se combina
la religiosidad que envuelve el trasiego de fieles con la suntuosidad
y belleza de los paisajes del alta montaña.
La comarca cuenta con un nutrido número de alojamientos
turísticos de gran calidad en casas características
de la zona, que complementan el rico patrimonio cultural y una
notable gastronomía favorecida por un microclima especial.
Potes es el núcleo de población más importante,
su casco antiguo posee merecidamente la denominación de
Conjunto Histórico Artístico y hoy se puede disfrutar
de sus bien conservados antiguos puentes, casonas y monumentos,
entre los que destaca la Torre del Infantado, el más característico
de la localidad.
Para los visitantes de la comarca, la estación de montaña
de Fuente Dé constituye una cita ineludible. Allí un
teleférico salva casi mil metros de desnivel hasta el mirador
del Cable, paraje inigualable donde sentir de cerca la grandiosidad
de los Picos de Europa.
El Monasterio
Escondido entre los pliegues del monte de La Viorna, encontramos
el lugar escogido por el obispo de Astorga, Santo Toribio y sus
compañeros, en los albores del cristianismo en la región,
para retirarse del mundo y vivir según la regla benedictina.
Las primitivas construcciones que formaron el monasterio eran
sencillas, dentro del estilo prerrománico, quizás
del tipo' asturiano o mozárabe.
Durante los siglos X y XI se produjo una gran expansión
del monasterio por los valles de Liébana. En el año
1256, se construye la actual iglesia, con el apoyo económico
de los fieles. El templo sigue las directrices del gótico
monástico de influencia cisterciense. Posee una cabecera
de tres ábsides poligonales y un cuerpo de tres naves de
similar altura.
No es, con todo, su único atractivo: el entorno del Monasterio
de Santo Toribio oculta entre sus valles y montañas un conjunto
de ermitas que sirvieron a lo largo de la historia de lugar de
retiro y oración para monjes y peregrinos.
La Cueva Santa, la Ermita de San Miguel, la Ermita de Santa Catalina,
la Ermita de San Juan de la Casería, la Ermita de San Tirso
y el Templo de San Sebastián de Ojedo. Santa María
de Lebeña y Santa María la Real de Piasca.
Arquitectura mozárabe
En pleno desf1ladero de La Hermida, Santa María de Lebeña
es el mejor ejemplo de arquitectura mozárabe de Cantabria.
Rodeada de un entorno privilegiado, fue edificada, según
la leyenda por el conde Alfonso en el año 925. El pórtico
es barroco y la torre, de finales de siglo XIX, cuando fue declarada
Monumento Nacional. El retablo barroco (mediados del XVIII) posee
en el centro una Virgen de Belén, gótica, del siglo
XV. El frontal del altar está labrado con motivos cosmológicos
cristianos.
Santa María la Real de Piasca, en Cabezón de Liébana,
a unos 12 kilómetros al este de Potes, posee una espectacular
decoración escultórica con iconografía y temas
simbólicos del románico (dragones alados, caballeros
que van a la guerra, leo
nes, todo tipo de monstruos, los oficios del siglo XII: herreros,
caligrafistas, sastres, celestinas...).
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