Análisis del sumario
Las luces y las sobras del sumario del 11-M

Los análisis sobre las motivaciones políticas, la determinación de los responsables y el conocimiento de los actos ejecutivos de los atentados del 11-M persiguen discernir, sin carácter exhaustivo, los aspectos que, aparentemente, están acreditados y aquellos otros que no lo están, bien porque no han sido suficientemente investigados, bien porque el instructor no ha dispuesto de fuentes de prueba para lograrlo. Para ABC el respeto a las instituciones del Estado es un signo distintivo de su línea editorial, especialmente cuidado en la valoración de las resoluciones judiciales, que materializan los principios del Estado de Derecho. El respeto que proclamamos para los Tribunales de Justicia no significa, en ningún caso, inmunidad de crítica a aquellas resoluciones que la merezcan. Respeto y crítica son compatibles y se refuerzan cuando se expresan con valoraciones exentas de diatribas e invectivas que nada aportan a la información del lector, porque éstas acaban imponiéndose a lo que realmente importa, que es el conocimiento de los hechos.

Con estas premisas, ABC analiza los resultados de la investigación sumarial y llega a conclusiones de diferente sentido, según los capítulos. Es evidente que el 11-M estuvo motivado por la voluntad de forzar un cambio político en España, y eso explica la comisión de los atentados tres días antes de las elecciones generales del 14-M. Si los terroristas islamistas sólo hubieran querido castigar al Gobierno de Aznar por su apoyo a la coalición aliada que derrocó a Sadam, el atentado podría haberse perpetrado en cualquier otro momento. Pero se quiso dar a la matanza un sentido estratégico, como el que proponían algunos documentos elaborados por Al Qaida y conocidos por los autores del atentado a través de internet: evitar a toda costa que ganara el Partido Popular.

En cuanto a la delimitación de los responsables, los autos finales del instructor reconocen que hay tres o más personas desconocidas que estuvieron en la planificación o ejecución de los atentados y cuya identidad se desconoce. El sumario refleja con profusión de detalles la formación del grupo ejecutor, desde 2001, y su relación con la trama «asturiana» de explosivos, a partir del verano de 2003, así como las conexiones internacionales de los terroristas, especialmente con el Grupo Islámico Combatiente Marroquí. No obstante, el reconocimiento de que faltan responsables por identificar (pese a que de ellos se tienen datos genéticos), así como la imprecisión sobre la organización interna del grupo terrorista y el proceso de decisión sobre modus operandi y objetivos, es un resultado negativo que lastrará las próximas fases del proceso.

La investigación de la ejecución material de los atentados es el apartado más polémico. Nada se sabe concretamente de lo que sucede en las 24 horas anteriores a las deflagraciones en los trenes. Los autos finales del sumario lo reconocen en parte, pero es notoria la falta de resultados sobre extremos tan relevantes como la preparación de los artefactos, su transporte (salvo en el caso de la furgoneta hallada junto a la estación de Alcalá) y su colocación, con la identificación de quienes intervinieron en cada paso. Igualmente, y sin voluntad alguna de construir una teoría alternativa, el sumario ha finalizado con dudas alrededor del explosivo utilizado. No obstante, en la sentencia contra «El gitanillo» se considera como hecho probado que la dinamita que este muchacho trasladó desde Asturias era Goma-2 Eco, y ésta aparece en todos los escenarios de la matanza, así como en la mochila número 13, recogida en la estación de El Pozo y desactivada posteriormente. Este periódico ya habló en su editorial del 12 de abril de 2006 de este era un asunto controvertido de la investigación, que quizá sea subsanado por la Fiscalía y, en su caso, el Tribunal mediante un juicio indiciario.

El 11-M fue una masacre que marcó la vida social y política de los españoles y, sobre todo, destrozó la de las familias de las 192 víctimas (incluido, por supuesto, el GEO asesinado en Leganés). La verdad siempre es necesaria cuando se trata de esclarecer un crimen. Más aún cuando de ella dependen respuestas a muchas preguntas que todavía están presentes en la sociedad española. El sumario ha sido complejo. Técnicamente, sus resultados no son enteramente satisfactorios y será difícil que el juicio oral los enmiende. El riesgo de una sentencia decepcionante ha de estar asumido de antemano, como vacuna aprendida en otros macroprocesos (por ejemplo, el de la célula de Al Qaida recientemente juzgada), aunque la confianza en la Justicia debe animar a esperar una resolución que satisfaga a las víctimas y arroje definitivamente luz sobre un atentado que cambió -porque así lo querían sus autores- el curso de la historia de España