| |
MIGUEL ÁNGEL PERERA
« Me llena de orgullo ser centro de miradas»
—¿Qué
ha sentido al ver anunciada su confirmación de alternativa en los
carteles de San Isidro?
—Un cúmulo de sensaciones, pero sobre todo ilusión
y responsabilidad por cumplir las expectativas que se han creado. Luego,
la suerte y el destino dirán qué ocurre.
—¿Tiene miedo al qué ocurrirá?
—Temo desagradar a los que han depositado su confianza en mí.
El miedo al fracaso está presente todas las tardes.
—El cartel de su confirmación tardó en «parirse».
—Sí, se ha hablado mucho. Y el que ha quedado me encanta:
Rincón, triunfador en San Isidro varios años, y Tejela,
triunfador de la edición anterior. Son dos figuras del toreo que
saben lo que es salir a hombros de Las Ventas.
—Usted también conoce el sabor del éxito en
Madrid. ¿Le exigirán más por ello?
—Madrid siempre es exigente. Todo lo que ocurre en esta plaza, sea
bueno o malo, tiene una gran trascendencia.
<
—Ratificará el doctorado en la Corrida de la Prensa.
¿Le importa que sea fuera de abono?
—Nada. Lo que me preocupaba era que el cartel estuviese rematado,
y lo está.
—¿Con qué armas llega a San Isidro?
—Con las de siempre, con las que la gente conoce. No me gusta definirme.
El aficionado sabe cuál es mi concepto y lo entregado que salgo
a la plaza. El año pasado, en mi debut de novillero, dio buen resultado.
Por fortuna, no tengo que salirme de mi línea para transmitir al
público cómo siento el toreo.
—Se habla de un San Isidro histórico por sus seis
confirmaciones de alternativa.
Tal vez al final de la Feria se diga que un extremeño conquistó
Madrid.
—Ojalá. Por mi parte, no va a quedar. Claro que, en los tiempos
que vivimos, la carrera de un matador no depende sólo de Las Ventas,
sino que hay que ratificarlo día a día, en cada plaza. Hoy
los toreros son figuras porque mantienen una regularidad en sus triunfos.
Me alegraría que hubiese muchísimos éxitos en San
Isidro porque, al fin y al cabo, eso sería extraordinario para
la Fiesta. Considero que el triunfo de uno mismo no tiene por qué
estar reñido con el de los demás. Si uno espera el fracaso
de los demás para triunfar, mal camino lleva. Después, cada
uno saldrá a la plaza como tenga que salir. Pero ante todo soy
aficionado, un apasionado y un loco por el mundo de los toros.
—Muchos aficionados apuestan por Perera. ¿Supone
mayor presión?
—Me llena de orgullo ser centro de miradas, pero lo que tenga que
ocurrir se sabrá los días 26 y 29 de mayo. Tengo los pies
en la tierra y soy realista.
—La carrera del torero está plagada de momentos
amargos. ¿Qué es imprescindible para seguir en la brecha?
—Amar la profesión. Yo no vivo más que para el toro.
También es cierto que me he encontrado muchas cosas de cara y gente
que me ha ayudado desinteresadamente.
—¿Da la lana ya para algún capricho?
—Para más de uno, aunque no me considero un hombre caprichoso.
La mayor satisfacción, más que la cosa material, sería
abrir la Puerta Grande. Ése es el gran capricho. Y protagonizar
muchas tardes buenas, sobre todo ahora que la Fiesta tanto necesita que
se hable de asuntos positivos.
—¿Le preocupan los continuos ataques a la Fiesta?
—Claro que sí. En estos momentos tan delicados, deberíamos
estar más unidos que nunca. Deberíamos resaltar las cosas
buenas, que son muchas, que para lo malo ya hay otros que se están
encargando de sacarlas a la luz.
|
|