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EDUARDO GALLO
« Yo voy con mis armas y ellos con las suyas»
—Vuelve
al lugar de donde salió lanzado como novillero la temporada última.
¿Qué sensaciones tiene?
—Unas sensaciones muy bonitas. A ver si se puede repetir el triunfo
del año pasado. Bueno, repetirlo y, sin duda alguna, superarlo.
Voy muy seguro de mi mismo, muy convencido y sabiendo que el público
exigirá, pero creo que me va a apoyar.
—Vaya cartel de lujo para confirmar la alternativa...
—Los dos son de lujo. Pero la primera tarde con el maestro Rincón
y El Cid es un cartelazo.
—Y además imagino que no deja de ser una presión
más torear al lado de estos pedazos de toreros.
—No, presión tampoco. La verdad es que yo voy con mis armas
y ellos con las suyas. Al revés, me motiva. Es todo lo contrario.
—El éxito de San Isidro dio la sensación
de que precipitó un tanto su alternativa en 2004, ¿en qué
momento se encuentra?
—Se precipitó, pero se comprobó que no estaba precipitada.
Tomé la alternativa y quitando en tres o cuatro sitios siempre
ha habido un triunfo. Simplemente se adelantó, pero quizá
fue en el momento oportuno. El paso por el escalafón de novilleros
fue rápido. Tampoco es bueno tirarse tanto tiempo de novillero.
Se aprenden demasiadas cosas. La técnica es importante aunque no
lo básico. Lo básico es transmitir.
—¿Entonces no echó en falta un mayor rodaje?
—Todo se puede mejorar. Pero los momentos hay que aprovecharlos.
Si me hubiese tirado todo el año de novillero, a lo mejor ahora
mismo las cosas no estarían así, sino mucho más difíciles.
—¿En qué línea se define como torero?
—Distinto. Intento luego buscar las pureza. Y el valor también
lo destacaría.
—¿Y el concepto del temple que tanto se le ha subrayado
desde que se inició?
—Es algo que siempre he llevado dentro y que también me preocupa.
—Dicen que es la madre y el padre del toreo.
—Te ayuda a hacer romper a muchos toros que nadie piensa que puedan
llegar a embestir.
—Dentro de su concepto, ¿se encuentra más
a gusto pisando los terrenos de cercanías de los toros, con el
toreo en corto?
—Quizá es eso lo que más me ha marcado la gente. Pero
cuando ha salido un toro que ha habido que torearlo, lo he toreado. Tampoco
sale ese toro todos los días. En la distancia larga, el toro pasa
por la inercia; el realmente bravo es el que en la corta distancia embiste,
el que responde cuando le exiges.
—¿Se siente uno más respaldado cuando se está
en una casa fuerte como lo es la casa Chopera?
—Da un poco igual, porque si uno no da la cara, da igual que te
apodere quien te apodere.
—¿Es usted el torero de Salamanca?
—No. Ahora mismo hay otros matadores de Salamanca que tambien tienen
condiciones.
—¿Cuál ha sido su espejo?
—Mis maestros de la Escuela. Pero El Viti ha sido uno de los toreros
que más me ha gustado.
—Se nota la admiración.
—No le llego ni a la suela de los zapatos.
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