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JOSÉ MARÍA MANZANARES
« Lo más valioso es que la gente recuerde mis faenasr»
—¿Cómo
le gustaría que se le recordase tras su paso por Madrid?
—Deseo dejar una buena sensación, que la gente recuerde mis
faenas. Eso es lo más valioso.
—¿Y la Puerta Grande?
—Ésa es la prioridad, aunque se tienen que reunir muchas
cosas para abrirla. Ojalá el 17 y el 20 de mayo se junten para
mí.
—¿Cómo transcurren los días previos
a la cita?
— Estoy metido en el campo. También cuido la alimentación:
tomo mucha fruta y verdura para estar sano. Intento ir lo más preparado
posible, aunque los miedos y los nervios no me abandonan.
—¿Qué impone más?
—El miedo a no estar bien. Madrid es de las plazas donde uno quiere
hacerlo todo perfecto, aunque eso es imposible, por el toro, el viento,
el público. Son tantas cosas..
.
—Su padre tiene un importante cartel en Madrid. ¿Le
preocupan las posibles comparaciones?
—Llevo sufriéndolas desde que empecé de novillero.
Al principio sí me afectaban, pero ya prácticamente nada.
Mucha gente nos dice que nos parecemos en los gestos, en la forma de torear.
Y me enorgullece que lo digan. Pero mi padre es mi padre y yo soy su hijo,
dos toreros con personalidades distintas.
—¿Le hubiese gustado que ejerciese de padrino de
la ceremonia?
—Por supuesto, y también que me diese la alternativa.
—¿Qué consejos le da con vistas al compromiso?
—La disciplina a la hora del entrenamiento es el mejor consejo que
recibo.
—¿Cómo ha vivido los primeros paseíllos
junto a su progenitor?
—Bien, pero son tardes en las que se pasa un doble miedo, por mi
padre y por mí. Son tardes muy intensas, en las que me cuesta concentrarme.
—¿Qué balance hace de lo que lleva de temporada?
—Aunque no haya tenido triunfos clamorosos, noto la progresión.
La pena es que en Valencia y Sevilla no tuve suerte con los lotes. Debo
de haber heredado de mi padre esa mala suerte . Y aunque no todo puede
achacarse a ello, influye muchísimo. Lo malo es que, si te hartas
de esa mala suerte, puede llegar el día que te salga el toro y
no estés en condiciones.
—Para desplazar la montaña hay que empezar por quitar
las primeras piedras...
—Esta profesión es dura y el camino se hace poquito a poco.
Hay que ganarse el pan cada día. Además de jugarte la vida,
exige paciencia y sacrificio.
—¿Y merece la pena tanta lucha?
—Sí. Ojalá, en Madrid, pueda interpretar el toreo
clásico que siento y sueño.
—Si hiciésemos una quiniela, ¿a qué
confirmante colocaría a la cabeza?
—¿Yo? Apuesto por mí.
—Convénzanos.
—Soy un torero que no sólo interpreta el toreo de forma clásica,
sino que considero que tengo bastante valor para torear al medio toro,
que es el que realmente te pone en figura del toreo. Al bueno lo torea
casi todo el mundo y con el malo no torea casi nadie. De todas maneras,
al final decidirá el público, que es quien pone a un torero
arriba.
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