Otros herederos europeos
Herederos

Carlos de Inglaterra
«Cuando la Reina muera, la Corona pasará al Príncipe de Gales». Punto. Así de lacónico se pronuncia el Palacio de Buckingham ante la pregunta de si, dado el tiempo que aún puede reinar Isabel II, el próximo rey no sería Carlos de Inglaterra sino su hijo Guillermo. Quienes en el Reino Unido apuestan por un salto en la sucesión aducen, además del argumento de la edad –Isabel II tiene sólo 77 años y el Príncipe de Gales cuenta ya con 55–, el de la conveniencia, ya que la complicada personalidad del heredero y la vulnerabilidad que ha venido ofreciendo su vida privada quedarían superadas con la modernidad y el atractivo del Príncipe Guillermo. 

Asimismo, con la entronización del hijo mayor de Carlos y Diana de Inglaterra concluiría el desgarro social que provocaron las desaveniencias entre la pareja y el pueblo podría expresar la fascinación que aún siente por Lady Spencer sin tener que verse enfrentado a la Familia Real.

Felipe de Bélgica
El Príncipe Felipe, heredero del trono de Bélgica, está casado con Matilde d’Udekem d’Acoz desde noviembre de 1999.
El esperado vástago llegó dos años después de un enlace que suscitó un gran entusiasmo de los belgas, en parte gracias a la simpatía de la princesa Matilde, joven aristócrata de finos rasgos y sonrisa permanente.

Guillermo Alejandro de Holanda
El Príncipe Guillermo Alejandro de Orange, heredero del Trono de los Países Bajos, de 36 años, se casó con la argentina Máxima Zorreguieta. 

La boda del Príncipe con la hija de un antiguo ministro de la dictadura militar en Argentina, Jorge Zorreguieta, provocó un enorme escándalo que la Reina Beatriz pero sobre todo la voluntariosa e inteligente Máxima no sólo consiguieron contener sino que invirtieron esos sentimientos. La Princesa Máxima es hoy un personaje querido de los holandeses, que aprecian su simpatía, su don de gentes y el impresionante esfuerzo realizado para hablar con fluidez en apenas un año el neerlandés.


Federico de Dinamarca
Detrás de la pulida fachada de Federico de Dinamarca, un dandy bien vestido con sonrientes ojos azules, tan popular como su augusta madre, se esconde un alma rebelde y un arriesgado aventurero. 
Hasta hace muy poco era uno de los solteros de oro del mundo. Conocido como el «Turboprinsen» por su afición a los coches y barcos veloces, es también un conquistador nato. Según sus palabras experimentó las primeras mieles del amor a los ocho años y desde entonces no ha pasado una sóla época de su vida «sin mantener algún romance». Caprichoso, enamoradizo y aferrado a su soltería, «estado ideal para los hombres», tras un inumerable número de «novias» de todas las esferas sociales, que tenían en común sus espectaculares cuerpos y su carácter alegre, se casó con Mary Donaldson, a quien calificó como «su verdadero amor». 

Haakon Magnus de Noruega
Descendiente de la dinastía de los Glucksburg, Schleswig-Holstein, cuarta generación de la Monarquía noruega tras su bisabuelo Haakon VII, Haakon el Heredero, aunque ha sido calificado como el príncipe más moderno de Europa, no es un joven de su tiempo. Su forma de ser y de actuar se ha comparado con la de un caballero medieval capaz de dar la vida por su dama y de defenderla a capa y espada. Segundo hijo del Rey Harald y de su augusta esposa Sonja, romántico, buen deportista y algo tímido, este joven responsable, de quien no se conocieron romances o mucho menos escándalos, se topó con su destino hace cinco años en un concierto de rock. Fue entonces cuando conoció a Mette-Marit Tjessem-Höiby, una joven de aspecto dulce, pelo color trigo, bellos ojos azules y un pasado más que turbulento. Nunca sabremos qué pócima de amor ofreció la variopinta Mette-Marit al Príncipe Haakon pero sí que tras ese encuentro la vida del Heredero, bajo los efectos de una pasión, cambió radicalmente.


Alberto de Mónaco
Alberto de Mónaco está al frente del Principado que su familia, la dinastía de los Grimaldi, ha conseguido preservar independiente desde hace siglos, ante las tentaciones predadoras de dos grandes potencias, como Francia e Italia. Con mano de hierro y un talento excepcional, los Grimaldi no sólo preservaron su independencia con respecto a las ambiciones hegemónicas de París y Roma. Instalados durante siglos en un pedazo de tierra sin agricultura, sin los recursos marineros de las grandes potencias vecinas (Marsella, Génova), sin los recursos de las grandes metrópolis (Berlín, Londres, París, San Petersburgo, Nueva York), los Grimaldi consiguieron transformar su principado en un viaje casi obligado para los grandes aristócratas rusos, ingleses, alemanes y franceses «cansados» de los grandes centros de recreo continentales.

Victoria de Suecia
Victoria Ingrid Alicia Desirée, Princesa de Suecia y Duquesa de Västergötland, por cuyas venas corre sangre española (su abuela materna procede de Toledo), por expreso deseo de sus padres vivió hasta que tuvo dieciocho años una existencia sin excesos protocolarios. La prensa ha seguido todos y cada uno de sus pasos y muchas revistas del corazón le han adjudicado romances. Casarse no será una cuestión fácil. El día que Victoria se enamore de verdad tendrá que obtener, según la Ley, el visto bueno del Rey y del Parlamento.
De no ser así el Trono pasará a su hermano, el príncipe Carl Philip. 

 


Publicado en ABC con motivo del enlace de SS.MM los Príncipes de Asturias