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La alcaldesa ofrece Córdoba al Rey para
«acercar Europa y los países árabes»
CÓRDOBA. Antonio Muñoz
La visita de Sus Majestades al Consistorio cordobés también sirvió para
que su máxima representante, Rosa Aguilar, brindara la ciudad de Córdoba al Rey «para
acompañarle en esa labor que desde una especial sensibilidad realiza para que España
juegue un papel determinante como puente entre Oriente y Occidente». La primera autoridad
de la ciudad enmarcó este ofrecimiento en un breve discurso de bienvenida a Sus
Majestades los Reyes de España, que aprovechó para sacar a relucir las potencialidades
de una ciudad milenaria con «un pasado lleno de esplendor, un presente intenso cargado de
futuro, un futuro que nos obliga a intensificar los esfuerzos por preservar el legado
histórico, cultural, de nuestra ciudad, Patrimonio de la Humanidad». «Un futuro
añadió Rosa Aguilar que estamos decididos a construir desde el respeto, la
tolerancia, el diálogo, la generosidad y la hospitalidad». Papel en el que la regidora
cordobesa incluyó el deseo del municipio de formar parte del acercamiento entre el viejo
continente europeo y los países árabes, «porque es común el empeño» de fortalecer
los lazos que los unen.
ESPACIO DE ENCUENTRO
Dirigiéndose a Don Juan Carlos,
Rosa Aguilar definió a Córdoba como «esta ciudad en la que se intuye en cada paso algo
distinto, profundo y eterno, y en la que los silencios se oyen». Cualidades que, a su
juicio, merecen que la capital de la Mezquita asuma el «espacio de encuentro entre
distintas culturas, religiones y pensamiento, que durante siglos convivieron en nuestra
ciudad y la marcaron como punto de referencia internacional», exactamente el mismo reto
que la alcaldesa afirmó estar dispuesta a asumir en los albores del siglo XXI. Sin perder
de vista el rastro dejado por Claudio Marcelo, que marcó el inicio de la nueva Córdoba,
fundada «como capital de la Bética Romana», y con la obligada referencia al esplendor
político, cultural y artístico que nació a los pies de la dinastía Omeya, la regidora
afirmó que la ciudad y los ciudadanos cordobeses conservan esa misma vocación de
«integración, mestizaje y concordia», que recibieron en herencia de las civilizaciones
judía, árabe y cristiana.
UN DESAFÍO
«Queremos seguir trabajando»,
añadió Rosa Aguilar, «en la tarea de la búsqueda del entendimiento y la
paz entre los pueblos, porque eso es construir futuro para el conjunto de la Humanidad».
Un desafío escrito en mayúsculas, aunque para la primera autoridad municipal no guarde
secreto alguno en «una ciudad en la que se escucha el alma de las cosas, como decía
Azorín» y que pese a esculpirse «a fuerza de superposiciones, conquistas y renglones
torcidos», también «construye milagros». No fueron las únicas citas literarias que la
alcaldesa de la ciudad empleó en un discurso plagado de continuas referencias al legado
que dejaron a su paso filósofos, artistas, científicos y urbanistas, que aún hoy siguen
siendo referente obligado para los habitantes del antiguo califato independiente, los
cordobeses, «lo mejor», a su entender, «que tiene Córdoba, esta tierra donde, como
dijo el poeta, uno comprende que se le hayan enredado para siempre el corazón y la
memoria».
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