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Esta temporada el blanco no tiene rival en una luminosa gama que va del blanco roto al marfil. Cada vez se llevan menos los champanes y oros viejos, pero el color se abre paso.
El talle alto define a la novia 2007. Jesús del Pozo lo marca ligeramente y Rosa Clará, que esta vez hace guiños a los clásicos modistos del siglo XX, no ha dudado en inspirarse en Pioret a tal fin. Lo suyo es el estilo "Directorio" de talles altos y corte imperio, mangas globo, escotes rectos, faldas corola... Josechu Santana vuelve su mirada a los locos años 20 con su colección "En blanco y negro", incorporando a su ya clásico estilo sirena talles de corte imperio muy abundantes en organzas y gasas naturales. En Jesús del Pozo, mikados y organzas contrastan con telas rústicas y Raimon Bundó mezcla el brocado en hilos de seda con organza, chantilly, tul y tarlatana. Valentino también rubrica sus trajes para Alberto Palatchy con drapeados y superposiciones de macramé.
Brillos y plisados
Los cuerpos enriquecidos con pedrería e hilos metálicos son el no va más. Algunos diseñadores cultivan el vestido-joya, como Lacroix bajo la firma Rosa Clará con trajes de corte imperio muy en la onda de Josefina Bonaparte y Hannibal Laguna, que evoca el esplendor de Bizancio con aguamarinas o topacios, chantilly bordado en plata y cristal de Swarovski.
Los plisados causan furor en forma de faldas de volantes de organza plisada (Cymbeline), serenos vestidos-túnica plisados que recuerdan a las vestales (Karl Lagerfeld para Rosa Clará) o faldas corola creadas a partir de capas irregulares de glacé de seda plisado (Hanníbal Laguna). Pepe Botella, que esta vez también exalta a la alta costura, no duda en utilizar tules, encajes y sedas salvajes plisadas.
El toque maestro
Brillar con luz propia ese día queda en manos de estilistas y centros de belleza. La
clave de éxito es un maquillaje muy elaborado que luzca natural, juvenil y fresco. Ahora priman las caras ligeramente bronceadas sobre las que se perfilan en tonos claros y suaves los ojos y los labios. Los recogidos despeinados han pasado a mejor gloria y junto al clásico moño en sus múltiples versiones y adornado ahora con pequeños accesorios, hoy cobra gran fuerza la melena suelta y ondulada donde posa un broche
en forma de flor o mariposa. Esta temporada los complementos del pelo derrochan glamour. Tocados y diademas con plumas marcan estilo y las flores continúan dando mucho juego.
Prestadas o compradas, las joyas ensalzan a la que ejerce de reina por un día. Las propuestas son muchas.
En zapatería nupcial triunfa este año la puntera redonda, al igual las tiras de cuero atadas al tobillo, las sandalias sin tacón y las cuñas. Pepe Botella remata sus diseños con lazos y aplicaciones de pedrería. Rosa Clará también insiste en los adornos florales.
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