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Casi la mitad de los fumadores, el
46,8% según una reciente encuesta del Centro de Investigaciones
Sociológicas, ha intentado dejar el tabaco más
de una vez. Año Nuevo es la fecha en que la más
intentos se registran y más este, cuando desde mañana
se prohíbe el consumo en centros de trabajo y en espacios
públicos. Por este motivo, desde hace un mes los servicios
de salud se han llenado de ciudadanos dispuestos a abandonar
el tabaco.
Para dejar el tabaco hace falta estar concienciado, «voluntad», dicen
en el Ministerio de Sanidad. Pero en la mayor parte de los casos no sólo
eso. El tabaquismo es una adicción, como el alcohol u otras drogas ilegales,
y para su deshabituación necesita consejo y diagnóstico médico.
Lo dice el Foro Español de Pacientes, cuyo presidente, Albert Jovell,
cree que «si el tabaco es una adicción, el Gobierno debería
haber contemplado el tema de la financiación de la deshabituación
dentro de la ley». E igual de contundente es el neumólogo Carlos
Jiménez: «La ayuda para la prevención del tabaquismo de la
ministra Salgado no tiene pago, pero ha hecho un flaco favor cuando ha dicho
que no existen tratamientos eficaces. Eso es mandar un mensaje equivocado en
un momento en el que con la entrada en vigor de la ley habrá mucha gente
que quiera dejar el tabaco».
Los métodos
Para abandonar el tabaco hay muchos métodos pero sólo las terapias
sustitutivas de la nicotina y un medicamento están contrastados científicamente.
Parches, chicles y el fármaco bupropión están respaldados
por estudios científicos. Con ellos, las posibilidades de dejar el tabaco,
una vez que el fumador está concienciado, se multiplican por tres y cuatro,
y se incrementan si se cuenta con respaldo de un facultativo.
Sin ayuda, las posibilidades de éxito para abandonarlo se reducen a entre
un 5 y un 10%. Dejar de fumar es difícil, pero necesario. No sólo
porque ser inductor directo de más de 25 enfermedades sino porque consiguiéndolo
se gana calidad de vida. Muchas personas acuden a las farmacias para comprar
los tratamientos -parches y chicles, principalmente- pero lo hacen sin seguir
un consejo médico.
Con esa postura rebajan las posibilidades efectivas de dejar el tabaco. Por ejemplo,
señala Carlos Jiménez, «el fumador siempre tiende a infrautilizar» los
medicamentos, es decir, adquirirá
aquellos parches o chicles con menor cantidad de nicotina. «A
la gente le da miedo la terapia sustitutiva de nicotina, siente cierta
prevención cuando sólo dan nicotina, no monóxido
de carbono o alquitrán, como los cigarrillos, que son los
responsables de los efectos adversos en la salud». La capacidad
adictiva de la nicotina radica en su forma de administración,
con un alto poder de dependencia en el tabaco pero no en un parche
o chicle.
Tampoco es cierto, dice el neumólogo, que generen problemas cardiovasculares
como lo demuestran estudios con personas que tomaron chicles de nicotina durante
cinco años. Los resultados demostraban que estos pacientes tenían
los mismos problemas cardiovasculares que las personas sanas. Estos tratamientos
deben ser seguidos durante un periodo de entre 8 y 12 semanas.
Las terapias con bupropión necesitan, obligatoriamente, diagnóstico
y receta médica. Se trata de un antidepresivo que inhibe las ganas de
fumar. «En las primeras semanas ayuda a combatir toda la sintomatología
y momentos puntuales en los que el fumador tiene muchas ganas de fumar»,
matiene Carlos Jiménez. Pero también hay casos en los que este
fármaco no es suficiente, por lo que en esos momentos, cuando el cerebro
exige su dosis de nicotina inhalada, puede tomarse un chicle de 4 miligramos.
Si la necesidad se reproduce más ocasiones es pertinente, bajo control
médico, vigilar la tensión, porque podría aumentar.
Otras terapias
Pero no sólo existen estas terapias. El mercado y la publicidad están
llenos de ofertas para dejar de fumar a través de la acupuntura, la hipnosis
o la auriculomedicina (estimulación de determinadas terminaciones nerviosas
de las orejas mediante láser o microagujas). A todos ellos se suman métodos
por correo, internet o con libros de autoayuda. Ninguno de ellos cuenta con respaldo
médico, aunque muchas personas lo han logrado con ellos. Carlos Jiménez
señala que los estudios científicos demuestran para estos tratamientos
una eficacia similar a la de un placebo.
En España existen centros donde se ofrece ayuda telefónica. Es
el caso del Hospital Carlos III de Madrid (901120239), donde se da trato personalizado
para resolver todas las dudas de aquel fumador que tenga decidido dejar de fumar
o lo esté intentando. Recaídas, situaciones difíciles como
salir con fumadores y poco convencimiento son los principales lastres de aquellos
que quieren dejar de fumar. Por ello, los especialistas recomiendan evitar el
alcohol y no rodearse de fumadores, sobre todo los dos primeros meses. Todos
los tratamientos para dejar de fumar tienen en el deporte y la actividad física
excelentes aliados, al igual que en una alimentación sana.
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