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JORNADA 9

1-1: Demostración de ineficacia del Sevilla ante el gol

JOSÉ MARÍA IGEÑO

El equipo de Caparrós falla primero clarísimas ocasiones para golear, producto de un gran fútbol de ataque, y se rompe después del empate vallisoletano. Una autoexpulsión de Darío Silva terminó de desquiciar al conjunto sevillista

SEVILLA. Otro empate más al que resulta difícil aplicarle aquello del «mal menor». Como muchos de los anteriores, pero esta vez con más razones que en todos ellos, el de ayer también fue de los que restan, de los que quitan dos puntos que se han tenido en la mano y que se han dejado ir por fallos propios. En este caso por desperdiciar ocasiones de gol de las que no se puede fallar en Primera división. Después de llegar a puerta con la claridad que lo hizo ayer el Sevilla frente al Valladolid, no sólo en una primera parte de fútbol espectacular, sino también en momentos aislados de la segunda, quedarse en el marcador con un solo gol y a balón parado es toda una demostración de ineficacia. Y si después de fallar lo infallable va Darío Silva y se autoexpulsa por no saber contenerse justo al lado de un linier que estaba siendo especialmente quisquilloso con el Sevilla, entonces lo de ganar se convierte ya en un empeño casi imposible.

Es este Sevilla, no hay duda, un equipo mejor armado ofensivamente que el de temporadas anteriores. Produce más y mejor fútbol de ataque, aun a costa de asumir mayores riesgos atrás y perder algo de esa consistencia defensiva que caracterizaba al equipo. Frente al Valladolid, y después de haber sumado cinco escuálidos empates en los ocho partidos precedentes, el equipo de Caparrós salió a jugar con el empeño de la victoria entre ceja y ceja, dispuesto a todo por sumar tres puntos de una sola vez. Y buscó el gol con un fútbol agresivo, vertical, profundo, con una enorme claridad en el pase y peligro continuo arriba, donde Antoñito y Darío sacaban continuamente de sitio a la defensa vallisoletana. Un minuto, sólo un minuto tardó el equipo de Caparrós en perder su primera gran ocasión de gol. La fabricó Antoñito, el mejor jugador blanco de la noche, y la falló ante Bizarri Reyes, nublado todo el partido a la hora de rematar a puerta.

El fútbol alegre del Sevilla daba lugar a algunas contras en las que Fernando Sales avisaba del peligro del Valladolid, pero sobre todo producía continuas llegadas a la puerta visitante. Y no sólo mediante los balones largos a los que tanto provecho sabe sacar el equipo blanco, sino también con jugadas combinadas, paredes, apoyos en corto y pases medidos al hueco. Reyes, Antoñito y Darío daban continuos dolores de cabeza al rival con este tipo de juego, pero para hacer daño tuvieron que esperar a disponer de una ocasión a balón parado. Fue una falta al borde del área que se fabricó al cuarto de hora Antoñito y cuyo saque directo, salvando de rosca la barrera, lo convirtió Darío Silva en el único gol sevillista de la noche. Abierta la lata, no debía importar demasiado que antes hubieran fallado Reyes, Antoñito, Casquero, Gallardo..., porque el Sevilla no bajó un ápice la intensidad de su fútbol de ataque. Antoñito sí acertó con la red de un cabezazo en el minuto 25, pero su pasador, Darío, estaba por unos centímetros en fuera de juego cuando le cedió el balón.

También pudo haberse puesto el partido mucho más claro para el Sevilla en una escapada en solitario de Darío Silva con caída de éste al entrarle por detrás Julio César, pero Puentes Leira no señaló nada. Mucha menos confusión iba a deparar la siguiente ocasión sevillista, en la que el árbitro señaló un inexistente fuera de juego del uruguayo cuando éste encaraba completamente solo el portal de Bizarri.

Con su corta ventaja, el Sevilla cedió algo más de posesión del balón al Valladolid en la segunda parte, que arrancó con un nuevo fallo de Reyes en la culminación de un rapidísimo contragolpe. Quiso colocar el balón y se lo regaló a Bizarri. Y justo después de esa jugada, balón colgado de Torres Gómez al área sevillista y cabezazo del «gigante» Makukula -le ganó el salto a Javi Navarro- que se le cuela a Notario por la misma escuadra.

Cuando el Sevilla quiso tomar de nuevo el mando ya no encontró las facilidades ni la inspiración de la primera parte. Pero todos estaban metidos en el empeño de ganar. Bueno, hubo uno que lo mostró de una forma bastante extraña. Darío Silva lanzó un insulto en la banda, el linier llamó a Puentes Leira y el uruguayo se fue a la ducha en medio de una fuerte bronca.

La expulsión, por mucho que los dos equipos quedaran equilibrados por la posterior roja al defensa Marcos -hizo falta a Gallardo cuando éste se dirigía solo a portería- , desquició al Sevilla. Los pases con sentido escasearon cada vez más, pero aun así se le iba a presentar a este desordenado equipo una nueva ocasión, quizá la más clara de todo el partido, y nuevamente a pase de Antoñito. Pero ahí estaba Reyes para no ver más que portero, estrellar el balón contra Bizarri con toda la portería a su disposición y dejar en mal lugar a quienes ya lo consideran un crack.

Ficha técnica

Sevilla FC: Notario; Redondo, Javi Navarro, Pablo Alfaro, David; Gallardo (Carlitos, m.75), Javi Casquero (Marcos Vales, m.72), Martí, Reyes; Antoñito y Darío Silva.

Real Valladolid: Bizarri; Torres Gómez, Caminero, Julio César, Marcos; Fernando Sales, Jesús, Oscar, Chema (Zapata, m.50); Sousa (Jonathan, m.71) y Makukula (Losada, m.80).

Goles: 1-0, M.16: Darío Silva. 1-1, M.51: Makukula.

Árbitro: Evaristo Puentes Leira (Comité gallego). Expulsó con roja directa a Darío Silva (m.59) por dirigirse a un juez asistente y al visitante Marcos (m.66) por hacer falta en jugada manifiesta de gol. Además, amonestó a los locales Redondo (m.27), Gallardo (m.59) y Luis Gil (m.60, en el banquillo) y a los visitantes Caminero (m.63) y Fernando Sales (m.75).


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