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JORNADA 3


Hace falta un salto más grande para vencer al Deportivo



JUAN MANUEL ÁVILA

El golazo de Darío Silva no dio punto alguno al Sevilla ante los de Irureta, que se llevaron el triunfo gracias al acierto de Pandiani y Tristán. Los de Caparrós ofrecieron una mejor cara en la segunda mitad, pero Antoñito y Víctor desperdiciaron dos ocasiones clarísimas de gol

SEVILLA. El sangrante registro, más de treinta años sin derrotar al equipo coruñés, sigue vigente, y por lo visto ayer en el Sánchez-Pizjuán difícilmente se romperá en la segunda vuelta. Y es que el Sevilla de ayer, aunque tuvo a mano al menos el empate -Víctor careció de acierto y recursos para batir a Molina en el minuto 90-, dio la impresión de seguir varios escalones por debajo del poderoso conjunto amasado durante años por Augusto César Lendoiro y que tan sabiamente dirige desde el banquillo Javier Irureta. Esa superioridad, bien es cierto que no quedó tan patente en el marcador, pero sí como lectura global del partido.

Ya en el primer tiempo resultó evidente que fue mucho más equipo el Deportivo y la prueba es que no necesitó mucho tiempo para meterle el miedo en el cuerpo al sevillismo y a un rival que salió demasiado cohibido ante los de Javier Irureta.

Los sustos para la parroquia nervionense comenzaron antes de cumplirse los cinco minutos de juego y si el once gallego no se puso por delante en el marcador fue por la felina reacción que tuvo Notario tras un error suyo al golpear con los pies ante Pandiani. Se adelantó a éste con una rápida estirada y luego metió una mano salvadora al disparo posterior de Valerón a puerta vacía. Quizás esa acción fuera la que hiciera que el Sevilla se comenzara a descomponer pronto, pero lo cierto es que el dominio del Deportivo fue total en el primer cuarto de hora y ello llevó a que Notario tuviera que salvar dos minutos después a los suyos en un cabezazo de Scaloni que cazó sobre la línea tras un servicio medido de Luque y el «12» albiazul envió el rechace alto estorbado por David.

Mientras tanto, en la escuadra sevillista Reyes andaba perdido, Julio Baptista perdía todos los balones divididos y en especial en los que colisionaba con su compatriota Mauro Silva, quien, para los amantes de las comparaciones, dejó bien claro que para portento físico el suyo, por no hablar de lo futbolístico. Sólo el bullicioso Gallardo inquietaba algo, seguido por el voluntarioso Darío Silva. Llegaron un par de contras mal resueltas y después una jugada que pudo servir para cambiar el signo del encuentro, pero el penalti decretado en principio por Rubinos Pérez -tras una entrada con todo de Naybet sobre Darío en la que toca balón y también arrastra al uruguayo-quedó en un simple y estéril córner tras consulta con su asistente.

El Sevilla se había sacudido algo el dominio, pero siempre daba la sensación de que el Dépor tenía más argumentos para hacer daño en ataque, sobre todo cuando el balón circulaba por la izquierda y Luque encaraba al frágil Daniel Alves. Así, a seis para el descanso el delantero catalán se iba en velocidad y servía al centro, donde Pandiani, entre Alfaro y David, acertaba a batir desde cerca a Notario.

En ese momento ya parecía toda una proeza herculina el darle la vuelta al marcador e incluso el hacerle un gol al sólido equipo de Irureta. Lo cierto es que al comienzo de la segunda parte el panorama cambió para mejor en el Sevilla con la variación efectuada por Caparrós, que retiró a un desafortunado Casquero -apenas había entrado en juego desbordado por el poderío de Mauro Silva y Sergio- y dio entrada a Carlitos, retrasando la posición de Julio Baptista. El brasileño anduvo menos perdido en esa posición, la suya natural, y la salida del mairenero le dio más dinamismo y recursos al ataque sevillista. A ello se unió el «despertar» de Reyes, quien apenas había aparecido en el primer tiempo y que hasta el segundo período no había logrado desbordar a Héctor ni un sola vez. El utrerano logró conectar en un par de ocasiones con Darío y a la segunda éste se sacó de la chistera un disparo potente sin ángulo apenas que se coló por la escuadra que defendía Molina. El tanto hizo crecer la ilusión de la animosa afición sevillista, que en un buen número había acudido a Nervión. De hecho el Sevilla se creció, la movilidad de los puntas sevillistas creó cierto desbarajuste en el entramado deportivista y David, Reyes y, sobre todo, Antoñito tuvieron en sus botas la opción de poner el 2-1 en el marcador.

Pero Irureta tenía arsenal reservado y puso en liza a Diego Tristán y Fran. El gallego conectó con el algabeño a doce para el final y la desesperada salida de Notario no consiguió evitar el 1-2 definitivo. Lo que vino después fue un querer y no poder sevillista, pese a que Víctor tuvo en sus botas el empate antes del descuento.

Ficha técnica

Sevilla F.C: Notario, Daniel, Javi Navarro, Pablo Alfaro, David; Gallardo (Víctor Salas, m.71), Martí, Baptista (Antoñito, m.68), Casquero (Carlos, m.46); Darío Silva y Reyes.

Deportivo de la Coruña: Molina; Héctor, Andrade, Naybet, Romero; Sergio, Mauro Silva; Scaloni (Diego Tristán, m.66), Valerón, Pandiani (Duscher, m.73); Luque (Fran, m.68).

Árbitro: Antonio Rubinos Pérez (c.madrileño). Expulsó a Héctor (m.86) por entrada por detrás a Reyes, además mostró tarjeta amarilla a Pablo Alfaro (m.28), Daniel (m.45), Baptista (m.49), Scaloni (m.53), Duscher (m.79), Molina (m.88) .

Goles: 0-1, m. 39: Pandiani. 1-1, m. 51: Darío Silva. 1-2, m.72: Diego Tristán.

 


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