JORNADA 1
Muerde igual y tiene la pegada de
Baptista
JOSÉ MARÍA IGEÑO
SEVILLA. El primer partido del Sevilla no rompió la ilusionante dinámica de la
pretemporada -fichajes de cierto fuste, varios miles de abonados más- y acabó con una
trabajada y sufrida victoria sobre el Atlético de Madrid, un triunfo forjado sobre las
virtudes que ya tenía el equipo -su agresividad sigue en perfecto estado de revista, lo
mismo que su irrenunciable espíritu de bloque- y otra que no le sobraba precisamente: la
pegada que aporta ese atípico jugador llamado Julio Baptista, que llegó con la etiqueta
de medio centro y que en su primer partido oficial confirmó las condiciones de atacante
que había demostrado en los bolos veraniegos.
El brasileño, con libertad de acción por delante
de los dos medios centros, fue pieza clave en la victoria porque estuvo en la práctica
totalidad de las jugadas de peligro del equipo y porque, con la heterodoxia de ese físico
por el que le llaman «la Bestia» y de esas maneras algo toscas de moverse -no confundir
con limitaciones técnicas-, no sólo marcó el gol sino que llevó a la red otro remate
que invalidó el árbitro por fuera de juego de Darío Silva y rompió la defensa del
Atlético cada vez que se dio la vuelta con el balón controlado, especialmente en el
primer tiempo.
Claro que la inclusión de Baptista en el equipo,
formando línea entre los dos pivotes y el punta con Gallardo y Reyes, desplazó a éste a
la banda izquierda, donde puede que deslumbrara en el reciente ensayo de la selección
pero donde aún no ha rendido en el Sevilla. Pese al mal partido de Reyes, subsanado en
parte con el magnífico centro que Baptista aprovechó para marcar el gol, el cuadro de
Caparrós salió numerosas veces en velocidad aprovechando las prisas e imprecisiones del
Atlético, que confió a Simeone una zona y un trabajo -barrer por delante de la defensa-
que le viene ya manifiestamente grande al otrora formidable futbolista argentino.
A la contra y con pocos toques, esperando en campo propio
al Atlético cuando éste iba ya en desventaja, sí logró llegar una y otra vez el
Sevilla. Pero en jugadas combinadas, el equipo sigue teniendo las enormes dificultades del
ejercicio anterior para llevar el balón arriba. El retoque del esquema para formar la
línea Gallardo-Baptista-Reyes confía el trabajo defensivo de medio campo y el arranque
de la jugada a los muy disciplinados Casquero y Martí, cuyas prestaciones tácticas
admiten pocas dudas pero que sufren evidentes contratiempos, al menos por lo visto ayer, a
la hora de hacer que el balón circule hacia las zonas y compañeros deseados.
El partido fue de más a menos en cuanto a ritmo. El
comienzo mostró a dos equipos decididos a ganar, con gente arriba y chispa en una
continua sucesión de jugadas de ataque por parte y parte. Si Darío falló ante el
«Mono» Burgos al írsele el balón demasiado largo y no ver a Reyes, Notario salvó al
Sevilla a las primeras de cambio con una parada a Fernando Torres. Vaya incordio, por
cierto, el joven talento rojiblanco, que se las tuvo tiesas con Pablo Alfaro, Javi Navarro
y todo aquel de blanco que acudía en ayuda de los defensas cada vez que el «nueve» del
Atlético intentaba una de las suyas.
El que pegó de verdad, gracias a Baptista, fue el equipo
de Caparrós. El brasileño superó a la defensa rojiblanca y al portero con un magnífico
remate a centro de Gallardo, pero el gol no valió porque el árbitro, Pérez Lasa,
entendió que Darío Silva intervenía en la jugada desde una posición
antirreglamentaria. Pero la dinámica de ataque del Sevilla ya estaba en marcha y dio su
fruto a los veinticinco minutos de juego. Reyes hizo su única jugada de mérito por la
izquierda y dio medio gol hecho a Baptista. «La Bestia» no falló al hacer la otra mitad
del trabajo y los blancos pudieron dar en el campo ese paso atrás que tanto les gusta
para acomodarse en el juego de contragolpe.
El Atlético le fue comiendo terreno al Sevilla y fue el
que más dominó hasta el final. Pero el comportamiento defensivo de los locales, después
de algunos titubeos por el centro, hizo que este dominio no se tradujera más que en
algunos sustos para la portería de Notario, que si en el arranque había salvado ante
Torres, al filo del descanso paró un disparo de Rodrigo que tenía toda la pinta de darle
al Atlético la igualada. Daniel Alves tuvo problemas de adaptación a las funciones
defensivas, pero su precipitación no tuvo mayor coste que alguna falta de más, dado que
Musampa inquietó poco por su banda. El otro costado lo cerró por completo David, en uno
de los partidos impecables a los que tiene acostumbrada a la afición sevillista.
Gallardo, en una contra que terminó con paradón de
Burgos, fue el que estuvo más cerca de marcar un segundo gol, mientras que el Atlético
ganó muchos enteros con la entrada, al cumplirse la hora de juego, de Ibagaza. El
argentino dio mucho más sentido al fútbol de los de Gregorio Manzano y sirvió dos o
tres balones de mucho peligro. Pero los apuros finales del Sevilla tuvieron más que ver
con la poca pericia de este equipo para mantener la posesión del balón que con la
pujanza atacante de un Atlético ya muy cansado. Lo que más cuenta es la victoria, claro,
pero para las conclusiones, conste que los viejos defectos coexisten con las viejas
virtudes... y parece que arriba con alguna más.
Ficha técnica
Sevilla FC: Notario; Daniel, Javi Navarro, Pablo Alfaro,
David; Casquero (Marcos Vales, m.69), Martí; Gallardo (Redondo, m.72), Julio Baptista,
Reyes (Luis Gil, m.86); Darío Silva.
Atlético de Madrid: Burgos; Aguilera, García Calvo, Lequi, Sergi
(Santi, m.9); Simeone; Novo, Jorge (Javi Moreno, m.77), Musampa (Ibagaza, m.60); Rodrigo y
Fernando Torres.
Gol:1-0: m.25, Baptista, al rematar desde cerca con la derecha un centro
medido de Reyes.
Arbitro: Miguel Angel Pérez Lasa (c.vasco). Mostró tarjeta amarilla a
Javi Navarro (m.33), Santi (m.56), David (m.83), Aguilera (m.86).
Incidencias: Partido disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán
ante unos 30.000 espectadores. Tarde noche de calor. Antes del partido se produjeron
algunas trifulcas de ultras en las proximidades del estadio que se saldaron con algunos
contusionados.