El equipo se condujo a sí
mismo a la derrota frente a un pésimo Español, que jugó media hora con diez, en un
partido en el que los de Caparrós fueron una caricatura en ataque
BARCELONA. Después de la exhibición ante el Real Madrid, regreso a la mandanga,
la indolencia y el ridículo. No hay en toda la Primera división un campo más propicio
para el visitante que el del Español, un pésimo equipo que sólo había sumado un punto
como local... hasta que llegó el Sevilla para regalarle tres de una tacada. El cuadro de
Caparrós fue una auténtica caricatura en ataque durante todo el partido y terminó
cediendo incluso el punto que defendía cuando se entraba ya en el descuento. Ni cuando,
con media hora de juego por delante, el Español se vio con uno menos por expulsión de
Lopo fue capaz el Sevilla de acabar con la torpe resistencia del colista de la Liga, un
equipo nervioso, romo arriba y proclive a cargarse de tarjetas por su falta de recursos
defensivos. Pero la historia del Sevilla está repleta de caídas en lo más llano, de
batacazos inmediatamente posteriores a un gran triunfo, y los blancos, ayer de rojo en
Montjuic, no pudieron ser más fieles a ese sino.
El Sevilla jugó como si el pronóstico que lo daba como favorito tuviera que cumplirse
por pura inercia. Nunca estuvo en el partido con la intensidad que necesita este equipo
para superar a un rival, por pobres que sean los argumentos que el adversario ponga sobre
el terreno de juego. No es el de Caparrós un equipo de cuyo lado caigan las victorias a
causa de ir superando poco a poco al enemigo, de ir ganándole terreno o posesión de
balón mientras transcurren los minutos a medio gas; el Sevilla gana cuando mete ritmo a
los partidos, cuando juega al máximo de revoluciones y de concentración. Y ayer, en el
campo más fácil, el equipo hizo todo lo contrario: ausentarse de la pelea de forma
lamentable, sobre todo a la hora de buscar la portería rival. Ahí Antoñito y Germán
Hornos fueron delanteros de mentira y rozaron el ridículo más espantoso, especialmente
el uruguayo.
La indolencia en que fue cayendo el Sevilla puede estar relacionada con la «leña»
que sufrió Reyes, cuya velocidad puso en evidencia varias veces al sistema defensivo del
equipo que acaba de coger Luis Fernández. El internacional sevillista no hizo
precisamente el partido de su vida, pero cargó de tarjetas al Español y «expulsó» con
mucho tiempo por delante al central Lopo. Incluso pudo haber provocado alguna expulsión
más de no haber sido por la permisividad del árbitro, Lizondo Cortés, en los primeros
minutos del encuentro. Pero nada de esto excusa al Sevilla de no haber ido con claridad a
por el partido y dejar pasar una oportunidad inmejorable de dar un salto en la
clasificación.
En defensa pasó pocos apuros el Sevilla, como no podía ser de otra forma frente a un
Español con Tamudo en el banquillo y sin la forma adecuada. Pero el partido, con muy
pocas excepciones, transcurrió sin que los de Caparrós, una vez recuperada la pelota,
encontraran la forma de encarar con peligro la portería local. Casquero y Martí, que
fueron de más a menos hasta terminar creando incluso problemas defensivos al equipo,
llevaron a cabo pocas veces de forma aceptable la transición del juego de ataque, y en
cualquier caso todas las acciones morían en la falta de precisión de Gallardo, Antoñito
y Hornos, que sumaron una cantidad de fallos y pérdidas inaceptable en Primera división.
Las dos acciones en las que pudo marcar el Sevilla en la primera parte fueron un cabezazo
al larguero de Javi Navarro y un pelotazo de falta de Casquero, al que respondió Toni con
su mejor intervención de la tarde.
Y tanto «invitó» el Sevilla a su rival a que se envalentonara, que el Español fue a
por el partido en la segunda mitad. De modo tosco y precipitado, pero fue con decisión a
por el partido, lo que no puede decirse del conjunto sevillista. Pablo Alfaro, en un cruce
providencial, evitó que marcara Maxi. Y Luis Fernández recurrió a Tamudo para que
sacara partido de su pillería. Lopo y Fredson remataron sin oposición tras un saque de
córner y ya se vio con cierta claridad que el Español estaba dispuesto a llevar el peso
del partido.
Entonces, a los veinte minutos de la segunda mitad, Lopo paró en falta una galopada de
Reyes y el españolista vio su segunda amarilla. Ahora sí que no se le podía escapar el
partido a los de Caparrós, pero ni de los jugadores visitantes ni de su banquillo
surgieron iniciativas que llevaran a un aprovechamiento de la superioridad numérica. Al
contrario, el técnico sevillista mantuvo al incapaz Hornos hasta el final y sólo en los
últimos minutos recurrió al debutante Jesús Navas y a Carlitos.
En el banco local sí que actuó Luis Fernández, dentro de las muy limitadas
posibilidades de su plantilla, y metió en el campo a De la Peña para que al menos
hubiera en sus filas quien creara peligro a balón parado. Y el Sevilla cayó
lastimosamente en la dinámica de parar el juego mediante faltas, única vía por la que
el Español parecía en condiciones de intentar un asalto efectivo a la portería
defendida por Esteban.
Estaba por llegar, sin embargo, la ocasión de gol más clara del Sevilla. La perdió
de forma difícilmente comprensible Antoñito cuando encaraba en un mano a mano al portero
españolista. El delantero dudó en la finalización de la jugada y dio tiempo a que
Tayfun llegara e impidiera el tanto. El fallo debió de dejar aún más tocada a la
delantera sevillista, que ya no volvió ni a intentarlo. Pese a jugar con uno más, los de
Caparrós llegaron defendiéndose a los minutos finales. El debutante Marañón cometió
en el minuto 90 una falta innecesaria sobre un jugador españolista que casi había
perdido el balón. La puso en el área De la Peña y Domoraud marcó un golazo de cabeza
por la misma escuadra. Fue el propio Sevilla, sin lugar a la más mínima duda, el que se
lo buscó.
Ficha técnica
RCD Espanyol: Toni; Domoraud, Lopo, Soldevilla, David García, Morales
(Tayfun, m.67), Fredson, Velamazán (Tamudo, m.53), Jordi, Héctor Simón y Maxi
Rodríguez (De la Peña, m.71).
Sevilla: Esteban; Redondo, Javi Navarro, Pablo Alfaro, Marañón, Casquero, Martí,
Gallardo (Jesús Navas, m.79), Reyes, Antoñito (Carlitos, m.85) y Germán Hornos. Gol:
1-0, m.90: Domoraud.
Árbitro: Lizondo Cortés (Comité Valenciano). Mostró cartulina amarilla a Domoraud
(m.19), Pablo Alfaro (m.30), Morales (m.34), Gallardo (m.36), Antoñito (m.74), Casquero
(m.79), De la Peña (m.84), Tayfun (m.86), Marañón (m.90+4), Tamudo (m.90+5) y a Lopo
(m.41), a quien expulsó por doble amonestación en el minuto 66. Luis Fernández también
fue amonestado en el minuto 73.