
IÑAKI MARTÍNEZ
Alcalá de Henares es una de las 13 localidades españolas que cuentan con el distintivo Ciudad Patrimonio de la Humanidad, otorgado por la Unesco. Los méritos para estar incluida dentro de esa nómina son claros: su dilatada historia y la convivencia en ella de tres culturas han dejado la ciudad sembrada de monumentos, edificios y recuerdos que evocan un pasado esplendoroso, que se refleja, sobre todo, en su universidad.
Pero Alcalá es también la cuna del autor del libro en castellano más afamado y difundido en el Mundo: El Quijote. Miguel de Cervantes nació en una casa situada en la calle Mayor de la villa complutense, que hoy alberga su museo, uno de los más visitados de España. Con todas estas bazas, es lógico que Alcalá pugne por ser uno de los principales destinos turísticos de la Comunidad de Madrid y de España.
Con el estímulo de las instituciones, el espíritu emprendedor de los empresarios locales ha cristalizado en una amplia y variada red de establecimientos hosteleros que se afanan por satisfacer a los numerosos visitantes que recibe la ciudad y por recuperar las señas de identidad de la cocina alcalaína. Ésta es una variante de la manchega así que los comensales pueden aprestarse a degustar sopas de ajo, migas, huevos fritos, verduras y asados de cordero o cabrito a los que ponen colofón los postres inspirados en los que durante muchos años se elaboraron (y aún se hace alguno) en los numerosos conventos de clausura existentes en la ciudad: almendras garrapiñadas, rosquillas o tartas costradas.
Para fomentar el buen hacer de los establecimientos complutenses, desde 1986 se celebra a comienzos del mes de febrero la Semana Gastronómica de Alcalá en la que participan los principales restaurantes de la ciudad. Durante la misma, los comensales tienen la oportunidad de disfrutar de unos menús preparados especialmente para la ocasión y que tanto en comidas como en cenas mantienen un precio único en todos los establecimientos adheridos a la promoción. Esta es una oportunidad estupenda para acercarse hasta Alcalá y degustar manjares como caracoles al ajo de mortero, lomo de chicharro con setas, bacalao Rocinante con cosas de la huerta o rollitos de cordero crujientes con ajetes.
Cuando llega el otoño, Alcalá se prepara para honrar a su hijo más conocido: Miguel de Cervantes, cuyo bautismo se conmemora el 9 de octubre. Con ese motivo, desde el año 1996 se viene celebrando la Semana Cervantina, que a pesar de lo que indica su nombre, tiene una duración de 15 días. Durante este periodo la ciudad alberga infinidad de actos culturales, espectáculos, animación callejera… y desde el año 1996 ofrece también a sus visitantes la Semana Gastronómica Cervantina. Al igual que ocurre en invierno, muchos de los mejores restaurantes de la ciudad ofrecen a precio único una serie de menús en los que sus chefs tratan de recuperar las esencias de la cocina de El Quijote. Platos con nombres tan sugerentes como Ensalada cervantina, Gazpacho moracho, Berenjenas de Almagro o Gachas de almortas con tropezones son algunas de las delicias que parecen inspiradas en pasajes de El Quijote como las Bodas de Camacho y que pretenden que los sanchos de hoy podamos disfrutar con el buen yantar.
Otra buena época para visitar Alcalá es la primavera. Coincidiendo con la puesta en marcha del Tren de Cervantes, los visitantes pueden trasladarse desde la estación de Atocha hasta Alcalá en un convoy en el cual son obsequiados con diferentes productos típicos de la gastronomía alcalaína, mientras que un grupo de actores, vestidos a la manera del Siglo de Oro, representan pequeñas piezas de Cervantes. Ya en Alcalá, se puede efectuar una visita guiada por el casco histórico y aprovechar para disfrutar de la Ruta de las Tapas, una iniciativa de la Federación de Empresas y Comercios del Henares (Fecohe) que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento. Año tras año se suman nuevos establecimientos a esta iniciativa que por un euro y medio (tres si es con cerveza) permite degustar unos exquisitos pinchos, muchos de los cuales han sido creados especialmente para esta ocasión. La plaza de Cervantes, en el corazón de la ciudad, es el centro neurálgico de esta ruta. En ella instalan la mayoría de los establecimientos participantes unas carpas en las que ofrecen sus tapas y en ella se desarrolla también el Certamen de Migas Complutenses cuyo premio consiste en una comida en uno de los restaurantes de la ciudad y una visita guiada por la misma.
En los alrededores de la plaza de Cervantes se encuentran algunos de los mejores establecimientos de Alcalá. En los soportales de la zona oeste de la plaza, muy cerca del Corral de Comedias, se encuentra Casa Bayton. El local, de dos plantas, se encuentra en un edificio del siglo XIX y ofrece a los comensales, en temporada, una gran variedad de platos con setas, una de sus especialidades, junto a los pescados a la sal.
Cerca de la plaza, a escasos metros de la torre del Oídor, se encuentra el Colegio Menor de San Jerónimo, fundado en 1510 por el cardenal Cisneros, que acoge actualmente al Parador de Alcalá de Henares. Éste es el único de toda la red que sólo ofrece restauración, ya que carece de habitaciones, aunque se está procediendo a su ampliación en un edificio cercano para dotarlo de las mismas. Su restaurante, bajo el nombre de la Hostería del Estudiante, es un lugar mágico, con un encanto que merece la pena conocer. Sus comedores, que dan al claustro del colegio, se adaptan para acoger banquetes y celebraciones, aunque siempre que no sean muy numerosas ya que su capacidad no es muy grande. En su carta pueden encontrarse varias referencias a la gastronomía de El Quijote, como las migas de pastor, los duelos y quebrantos, las gachas o los asados. En la calle de San Felipe Neri, muy cerca de la catedral y de la calle Mayor, la vía porticada más larga de España, se encuentra La Casa Vieja, otro de los templos del buen yantar complutense. Migas ilustradas, gachas o productos de la matanza son, junto a los asados en horno de leña, algunas de las especialidades de este restaurante.
Si lo que queremos es degustar un cabrito o cordero asado, el Asador Santiago, en la calle del mismo nombre, es un buen lugar, que además ofrece un horario bastante amplio. Además de cordero y cabrito, en Asador Santiago tienen fama sus carnes rojas y los embutidos.
En la misma calle, un poco más adelante, en dirección al palacio arzobispal, se encuentra el restaurante La Cúpula, que ocupa un antiguo convento y que ofrece a sus clientes una variada carta para ser disfrutada en un entorno único.