LA FAMILIA REAL AL COMPLETO, EN EL YATE «FORTUNA»

Josep María Aguiló

El pasado domingo pudo verse en aguas de la bahía de Palma de Mallorca una de las imágenes más esperadas de este verano: la de la Familia Real al completo en la proa del yate «Fortuna». Esperada, en primer lugar, por parte de Don Juan Carlos y de Doña Sofía, que pudieron compartir, por primera vez en mucho tiempo, una jornada festiva con toda la familia, ejerciendo de padres y de abuelos orgullosos y felices, con los Príncipes de Asturias, los Duques de Lugo y sus hijos, y los Duques de Palma de Mallorca y sus hijos.

Esperada también por parte de los reporteros gráficos, que a lo largo de este mes de agosto han estado presentes en la Isla, y esperada igualmente por parte de los residentes en el Archipiélago, que desde hace años aguardan siempre con ilusión la llegada y la estancia de la Familia Real en el Palacio de Marivent.

En estos últimos días, sólo habían permanecido en Mallorca los Reyes y los Duques de Palma de Mallorca -la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín-, con sus hijos, Juan, Pablo, Miguel e Irene. A ellos se sumaron el pasado fin de semana los Duques de Lugo -la Infanta Elena y Jaime de Marichalar-, con sus hijos, Froilán y Victoria, y los Príncipes de Asturias, Don Felipe y Doña Letizia.

Todos ellos se encontraban el pasado domingo a bordo del «Fortuna», junto con la princesa Irene de Grecia, Cristina de Borbón-Dos Sicilias y su marido, Pedro López Quesada.

La Familia Real pasó la mayor parte de la jornada del domingo en la hermosa isla de Cabrera, considerada como Parque Nacional marítimo-terrestre desde 1991. Cabrera es la única de las cinco islas mayores de Baleares en donde no reside nadie en la actualidad, si bien es un enclave visitado diariamente por parte de turistas y, en los meses de invierno, por parte de escolares. La pasada semana fue visitada, curiosamente, además de por la Familia Real, por una representación del Consistorio de la capital balear, presidida por la alcaldesa de Palma de Mallorca, Catalina Cirer. Esta visita tuvo lugar el pasado miércoles.

En ambos casos, hubo coincidencia en la elección hecha para disfrutar de un buen y tradicional almuerzo en una jornada de verano: una paella. Sin embargo, así como el pasado miércoles hubo mal tiempo en parte del Archipiélago, y por ello ninguno de los ediles del Ayuntamiento palmesano pudo nadar en alguna de las hermosas calas de Cabrera, el pasado domingo el tiempo acompañó, y los más pequeños pudieron nadar y disfrutar de las transparentes aguas de la isla.

Por la tarde, el «Fortuna» volvió de nuevo a Palma de Mallorca y la Familia Real regresó al Palacio de Marivent, donde permanecerá hasta finales de este mes de agosto.