Por Bárbara Yuste

Se ha puesto muy de moda en los gimnasios.

El spinning es un programa de ejercicios que se realiza en la bicicleta y que está dirigido por un monitor avezado y con muchos recursos para impedir que los “alumnos” desistan en el intento, pues es un deporte duro y sacrificado, sobre todo, para los novatos.

La bicicleta está ampliamente preparada con pedales a medida, cavidades especiales que no sólo nos permitirán “pedalear”, sino también hacer una amplia gama de movimientos.
Una clase típica de spinning dura alrededor de 40 minutos.

Para amenizar la “carrera”, el monitor suele acompañar sus instrucciones con diferentes tipos de música acordes con los movimientos que se ejecutan en la bicicleta. Los ciclistas no deben nunca perder el ritmo de la música. Es muy importante.

Puede participar toda persona de cualquier edad y de cualquier nivel. Se considera un deporte de “no impacto”, esto es, que no hay ningún riesgo físico. Por eso muchas personas de diferentes edades suelen recurrir al spinning para mantener la forma y de paso perder unos “kilillos”, que nunca viene mal.

Otra gran ventaja que permite el ingreso del público al spinning, es que es un deporte de “no competitividad”, el cual sirve para aquellas personas que tienen vergüenza de quedar mal ante otros. Aquí todos harán lo mismo, al mismo tiempo y con el mismo ritmo!.

Las pesas a secas terminan aburriendo y el estar 25 minutos pedaleando en una bicicleta estática, mirando a la pared, o peor mirándote en un espejo sacándote defectos, no es divertido ni atrayente.

Eso sí, si aderezamos esta bicicleta con unas tabllas de ejercicios alternas, un poquito de música y sobre todo, con una clase llena de personas haciendo lo mismo que tu, la cosa mejora ¿verdad?

Pues esto es ni más ni menos lo que te ofrece el spinning, cansarte mucho, pasar un buen rato y romper con el mito de que los gimnasios son aburridos.