
Xavier Moret
Ha llegado el momento
de exhibir orgullosa la transformación que ha experimentado durante
los últimos años y que la ha convertido en una urbe bella y
funcional, preparada para ser protagonista de su propio futuro.
Sin duda, el proyecto estrella y uno de los más ambiciosos de cuantos
ha acometido la ciudad en su historia es la transformación de su fachada
marítima, que incluye la construcción de nuevos espacios y
la rehabilitación de edificios existentes en el entorno del puerto
para adaptarlos a su nuevo uso y que ha servido para culminar definitivamente
el tan ansiado abrazo de la ciudad con el mar que la baña.
Uno de los proyectos de mayor envergadura ha sido la creación de una
marina exterior mediante la construcción de dos diques de abrigo que
en su conjunto alcanzan casi dos kilómetros de longitud y configuran
la bocana de entrada a la dársena. La marina norte y la marina sur,
disponen de 700 amarres, lo que convierte a Valencia en un punto de referencia
indispensable del turismo náutico internacional.
A través de la marina norte discurre un paseo elevado de once metros
de anchura que permite adentrarse paseando en el mar y que ofrece una visión
excepcional sobre la propia marina, el mar abierto y la playa. La unión
entre la marina exterior y la dársena interior se ha resuelto con
la construcción de un canal de 80 metros de ancho, 800 de largo y
cerca de siete de calado gracias al cual las embarcaciones participantes
acceden al campo de regatas en tan sólo quince minutos.