Un siglo contado por ABC

El Comienzo de una leyenda

LA NOVENA
por Ignacio Torrijos

Un túnel, si es del tiempo, es un par de ojos que se miran entre sí, con gafas, porque uno de los dos tiene presbicia, como es natural cuando pasan los años, y el otro no ve bien de lejos. Ahora bien, hay seres excepcionales que además de tener de nacimiento una gran visión —de la jugada— conservan la vista aunque sean ya centenarios. Uno de esos seres es el Real Madrid. Los dos ojos de su túnel del tiempo tienen el mismo resplandor: el de la Copa de Europa. Hubo oscuridad en ese túnel, desde 1966 hasta 1998, pero su doble pupila, ayer y hoy, da una larga luz blanca.

El túnel blanco de la Copa de Europa, entre 1956 y 2002, es un túnel capicúa, con dos brillos intensos al principio y al final. La novena Copa, en 2002, fue la de mayor simbolismo para perpetuar el éxito, porque era el año del centenario del Madrid. Medio siglo después de que el Madrid ganara su primera Copa de Europa, quien mirase por los dos ojos del túnel podría decir que veía la misma escena: entonces, como ahora, el trofeo (ese receptáculo de lo que llamamos la gloria, con sus asas plateadas); los mejores jugadores del mundo (Di Stéfano, Gento; Raúl, Zidane). Pero al fondo el paisaje es distinto…

Fuera del túnel donde la pasión viaja intacta, el mundo, también para el fútbol, cambió su escenario. En 1956, sobre la blancura del uniforme, no había más signo que el escudo; y ahora allí pone Siemens, y mañana otra palabra parecida, porque así se escribe la historia. Antes los extranjeros eran la excepción; hoy son la norma. Hubo una vez en que nada valía más que el amor gratuito al equipo; a estas horas no hay nada más caro que la camiseta de la última estrella alquilada. Y aquella Copa de Europa se llama Liga de Campeones, que al espectador le da menos emoción, pero a los organizadores más dinero. Es igual. La fachada de este túnel, a ojos de la historia, siempre tendrá el perfil de un arco del triunfo.

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