Los títulos
del Príncipe [pág 2]
La dignidad de Príncipe de Asturias
Por José Luis Sampedro Escolar
de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía
Oficializar el rango
De los hijos de Felipe IV sí fue jurado Príncipe Heredero Don Baltasar
Carlos, esa gran esperanza tan trágicamente frustrada para la Monarquía
Hispánica. Tras de su fallecimiento pidieron insistentemente los procuradores
en Cortes que se oficializase el papel de Heredera presunta que correspondía
en ese momento a su hermana María Teresa, pero el Rey Felipe IV tenía
poderosísimas razones para negarse a satisfacer esta petición: de una
parte, la Reina Mariana, su segunda mujer, aún podía darle descendencia
varonil, como de hecho ocurrió en varias ocasiones, naciendo de este
matrimonio los Príncipes Felipe Próspero, también muerto prematura y
tristemente, y el que habría de ser Carlos II, el último monarca español
del linaje de los Habsburgo. Por otra parte, en esas fechas se estaba
negociando la celebración del matrimonio de la Infanta Doña María Teresa
con el Rey francés Luis XIV, como culminación solemne de lla Paz que
en esos momentos trataban de alcanzar los diplomáticos españoles y galos,
nupcias que habrían de celebrarse finalmente en 1660 y de las que se
seguría que años después, en 1700, los derechos de la corona española
recayesen en el Duque de Anjou, que vendría a sentarse en nuestro trono
como Felipe V, precisamente por ser nieto de esta María Teresa y, por
tanto, bisnieto de Felipe IV.
Durante el reinado de Felipe V fue uno de los momentos más gloriosos
el del nacimiento de su hijo, el que ceñiría la corona efímeramente
durante medio año reinando bajo el dictado de Luis I. Era el primer
Príncipe de Asturias que veía la luz en la Monarquía patria desde el
alumbramiento del desdichado Carlos II, y ello aumentó enormemente la
popularidad de Felipe el Animoso y su gentil esposa, doña María Luisa
Gabriela de Saboya.
Tiempo de intrigas
Muerto Luis I en 1724, sin haber logrado descendencia de un bien triste
matrimonio con Luisa Isabel de Orleans, volvió a ceñir la corona su
padre Felipe V, pasando a ocupar la posición de Príncipe de Asturias
el nuevo llamado a la corona, el futuro Fernando VI. Este monarca no
tuvo prole de su matrimonio con doña Bárbara de Braganza, por lo que
se abre otro largo periodo en nuestra Historia en el que queda vacante
el Principado asturiano, hasta que, proclamado nuevo Rey Carlos III,
se apresura a hacer jurar a su tercer hijo varón y heredero de las Españas,
el Príncipe Don Carlos. Recordemos que el mayor, Don Felipe, era retrasado
mental, así declarado oficialmente y apartado de la sucesión regia,
mientras que el segundo, don Fernando, se convirtió en monarca de Nápoles
cuando Carlos III renunció a aquellos dominios para hacerse cargo de
la realeza española.
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