Siempre ocurre que, cuando llegan los primeros indicios de verano, las casas cerradas a cal y canto en invierno se abren la exterior. Es hora de disfrutar del sol, de las largas horas del día, de su naturaleza. Es hora de vivir la calle, aunque el espacio que tenemos para ello sea muy reducido. Tres metros cuadrados puede ser suficiente para ‘atrapar’ un poco de cielo. La clave está en una buena organización y distribución de los muebles
Espacio
Los interioristas consideran importante no perder de vista el tamaño con el que se cuenta. Si es pequeño, no se deberá saturar con mobiliario. Una mesa y dos sillas será suficiente. Por el contrario, si es amplio, se hace necesario hablar de adecuación de espacios. En ese sentido, habrá que ver la posibilidad de crear distintos ambientes como zona de tertulia, área para comer con una gran mesa y sillas, un solarium para tomar el sol con tumbonas y hamacas.
Esta separación de ambientes se logra con el mobiliario y el contraste de estilo. Es interesante pensar en bancos y mesas de obra, que sugieren un ambiente más exótico, además de economizar espacio. Habrá que organizar las zonas según la orientación del porche, sin olvidarse espacios fijos de sombra.
Los avances en decoración se notan no sólo en el diseño, sino en los materiales empleados, que son capaces de aguantar las inclemencias del tiempo. Lo más habitual es el uso de resinas, maderas tropicales y aluminio. También los tejidos de telas (cojines, hamacas…) están preparados contra humedad y la suciedad.
Pavimentos y suelos
Su elección dependerá del terreno en el que vaya a colocarse, esto es, jardín o terraza. Lo ideal es buscar un suelo que, además de bonito, sea resistente y, ante todo, fácil de limpiar. Las opciones que se barajan son suelos naturales y sintéticos.
Entre los naturales, la piedra. Un clásico que soporta como ninguno las inclemencias del tiempo. La cerámica es otra de las opciones habituales. Se trata de gres muy resistente y con una gran variedad de diseños. La madera debe ser específica para exteriores, para evitar que cambie su tamaño según la humedad. Las más recomendadas son las tropicales u otras especialmente tratadas con sales.
En cuanto a los sintéticos, son suelos que imitan las opciones anteriores, pero mucho más económicos. Son sencillos de cuidar y se instalan fácilmente.
De noche
Si algo tienen los veranos, es que el día no acaba. Por eso las terrazas tiene que estar preparadas para agradables tertulias con los amigos, para la lectura nocturna, para pensar. Hay que cuidar la iluminación que, además de práctica y necesaria, creará un ambiente mágico y ensoñador. Las firmas han puesto en el mercado amplios catálogos con infinitas posibilidades. Sólo hay que saber qué se necesita.
Aunque los LED son los grandes protagonistas, con gran capacidad para emitir luz, de bajo consumo y con la posibilidad de programar el color.
Pero una terraza no sería tal sin sus plantas. Aunque ésta sea pequeña, siempre se puede decorar con tiestos, árboles, composiciones florales.
La terraza no debe ser nunca un trastero. Al revés, es un privilegio en la gran ciudad, un espacio más para disfrutar, para mirar al cielo.