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Muertes sin huella
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Las cámaras de seguridad son sus únicos testigos, pero casi siempre ataca disfrazado y no ha dejado nunca una sola huella. La ausencia de huellas ha sido una común en otros casos que sacudieron conciencias en los últimos meses. Un niño de sólo siete años y un italiano murieron en Marbella a consecuencia de las ráfagas asesinas y equivocadas de un subfusil que intentaba liquidar asuntos pendientes entre mafiosos. No hay detenidos, no hay autores, pero sí un dispositivo «antimafia» en marcha en la Costa del Sol. Sin psicópatas ni violadores en serie que hayan dejado su reguero mortífero, dos crímenes múltiples saltaron a la Prensa. Los tres miembros de una familia de Burgos fueron encontrados muertos en su casa sin que tampoco haya aparecido el culpable. En Madrid, los asesinos de tres menores gitanos ya están en la cárcel. |
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