Castilla-La Mancha. Extensa tierra de buenos alimentos y platos contundentes.
Los guías ideales para viajar por la gastronomía de Castilla-La Mancha son Don Quijote y su escudero Sancho, porque ya conocían los platos que hoy siguen siendo tradición manchega y alababan sus alimentos más destacados. Sobre todo ocurría con el vino, contra el que el caballero se llegó incluso a pelear, pero que tanto le gustaban a Sancho que presumía de que "dándome a oler cualquiera acierto la patria, el linaje, el sabor..."

Azafrán de la Mancha. Esta especia, obtenida de los pistilos de la flor de azafrán, se seca a fuego lento y no al sol.
Tiendas gourmet
El convento
San Pedro, 6. Cuenca. Tel.: 969 21 29 59.
Casa cuartero
Hombre de Palo, 5. Toledo. Tel.: 925 22 26 14.
Hoy, el vino es probablemente el producto más destacado e importante de la gastronomía manchega. Y eso a pesar de que sus caldos aún no alcanzan el reconocimiento que tienen los riojanos. Su variada producción hace que ya dispongan de una decena de vinos con Denominación de Origen reconocida y cuatro Vinos de la Tierra. Pronto se sumará a la lista Uclés, en Cuenca, así como el mosto de Castilla-La Mancha, que también busca su reconocimiento oficial. Merece especial atención la D.O. La Mancha, pues es la mayor agrupación vitícola del mundo, con cerca de 200.000 hectáreas y 300 bodegas. De ahí que cada año se produzcan cerca de 1.200.000 hectolitros de vino, de los cuales la cuarta parte se exporta, sobre todo a Alemania y el Reino Unido.
Aunque no sólo de vino vivieron sus aventuras Don Quijote y Sancho. En otros alimentos importantes encontraron incluso remedios para sus males. Así, con vino, sal, romero y aceite se hizo el caballero un bálsamo que le calmó. Y así se llega a otro alimento que ocupa un lugar especial en la gastronomía manchega y en el futuro aún será mayor: el aceite. Hoy por hoy, sólo el aceite de los Montes de Toledo tiene reconocida su calidad por el Ministerio. Sin embargo, hasta cuatro aceites más están en trámites para obtener una etiqueta de denominación: Campos de Montiel, Campos de Calatrava, La Alcarria y Sierra de Alcaraz. De esta manera, Castilla-La Mancha sumará a la de sus vinos la calidad de su catálogo de aceites, cuyo origen se debe a los cultivos que se iniciaron en la zona en la época fenicia.
El viaje del caballero de la triste figura le lleva ahora a alargar a su escudero una hogaza de pan y un pedazo de queso. Queso, por supuesto, de oveja, y además manchega, porque es la única que hoy se admite para elaborarlo en las provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo.
Cuando puede, aunque ya desde las primeras líneas se avisa que sus ollas son “de algo más vaca que carnero”, Don Quijote traga las buenas carnes manchegas. Hoy, las más famosas son la carne de Ávila, el jamón de Guijuelo y el cordero manchego, todas ellas reconocidas a nivel nacional. Y a ellas pretende unirse, según los planes de la Junta de Castilla-La Mancha, el Cordero Alcarreño.
La gastronomía que propone Cervantes en su obra se ha convertido, con el impulso del cuarto centenario, en una oferta turística de primer nivel. La ruta del Quijote es la que lleva por los lugares por los que anduvo el hidalgo a probar los platos que figuran en la obra y que permiten conocer algunas de las recetas más típicas y tradicionales de la cocina manchega: el morteruelo de Cuenca, un tipo de paté consistente y fuerte que se come con cuchillo y tenedor; las calderetas de cordero de Ciudad Real; el pisto y las migas, de toda la comunidad; la caza, sobre todo las perdices de Toledo; o el gazpacho de Albacete, también llamado galianos, y que no tiene nada que ver con el andaluz, pues éste son tortas de masa que han sido bañadas en el caldo de un guiso de carne.
"Aceites de calidad. Los aceites de Campos de Montiel, Campos de Calatrava, La Alcarria y Sierra de Alcaraz buscan la D.O. que tiene Montes de Toledo."
Al margen de estos platos ya elaborados, Castilla-La Mancha dispone de algunos productos únicos de su Comunidad. Dos de ellos forman, junto al aceite, el vino y el queso, ya mencionados, los que se consideran como alimentos de Gran Selección en los planes turísticos de La Mancha: la miel y el azafrán. La miel tiene nombre propio cuando es de La Alcarria, protegida por una DO desde 1992 y que se elabora en más de 200 municipios entre Toledo y Cuenca. Por su parte, el azafrán, que se seca a fuego lento y no al sol en Toledo, Cuenca, Ciudad Real y Albacete.
Fuera del capítulo de la Gran Selección quedan dos bloques de alimentos. En el primero se sitúan los ajos morados de las Pedroñeras, de tamaño medio y grande y cuyos dientes, como indica su nombre, son morados; el melón de La Mancha; y las berenjenas de Almagro, que proviene del Campo de Calatrava, en Ciudad Real.
El segundo bloque es para la repostería. Aunque aquí sobresale del resto el mazapán de Toledo, con una calidad establecida y protegida que implica la necesidad de que el 50% del mazapán sea almendra. La leyenda dice que el término mazapán viene de la palabra árabe “mantha-ban”, que significa “rey sentado”, y que hace referencia a la figura que tenían los primeros mazapanes que se conocen y además recuerda al escudo heráldico de Toledo, donde aparece un rey sentado. La segunda establece que es una variación de “mahsaban”, que denominaba a los dulces hechos a base de almendras. Sea cual sea su origen, hoy el mazapán forma parte de la historia de Toledo y es el dulce manchego más conocido. Con permiso, claro está, de otros que también tienen su fama ganada. Como los ‘miguelitos’ de La Roda, hojaldres rellenos de crema, que gracias a su situación en el mapa en un punto estratégico para el paso de viajeros hacia la costa alicantina han conseguido llegar a toda España. Aunque Don Quijote y Sancho no los llegasen a conocer. Al contrario que japoneses, chinos, rusos, mexicanos, norteamericanos, polacos y portugueses, pues la Consejería de Agricultura los ha llevado en 2005 a ferias organizadas en estos países.