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INTERNACIONAL

Europa y la ilusión perdida

Portugal e Italia tienen citas con las urnas, pero el año que viene dará la talla europeísta de Angela Merkel en Alemania

Los portugueses serán los primeros en estrenar las urnas, el 22 de enero, para elegir al presidente de la República, prácticamente entre Mario Soares y Anibal Cavaco Silva, dos líderes clásicos del socialismo y el centro derecha, como si el tiempo no hubiera pasado en el vecino ibérico. La economía no acaba de arrancar y los fuegos de este verano han acabado de minar la moral de un pueblo que tiene una tendencia natural a la melancolía.

Todo lo contrario de lo que se atribuye a los italianos, que en abril están convocados a la que desde hace dos años se anuncia como la madre de todas las confrontaciones electorales, entre un marrullero de derecha como Silvio Berlusconi y un taimado pícaro de izquierda, como el
ex presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi. Berlusconi se juega no solamente
su futuro, sino hasta su libertad, y aunque Prodi ha sido reclamado como el único capaz de afrontar a la potente maquinaria de «il cavaliere», también sabe que, si no gana esta apuesta, no tendrá una segunda oportunidad para resucitar en la política.

De todos modos, las elecciones más influyentes en Europa no son las que tendrán lugar
en 2006. Para Francia, el año que viene será el momento de definir quién será el candidato
presidencial del centro-derecha en 2007 y de saber si el ministro del Interior, Nicolás Sarkozy, puede aguantar el tirón del primer ministro Dominique de Villepin, señalado por el presidente Jacques Chirac para convertirse en su «delfín». La batalla entre ambos será, sin duda, el centro de la vida política francesa.

Y en el plano estrictamente europeo, la figura emergente de la canciller alemana Angela
Merkel empezará a adquirir las verdaderas proporciones que se atisban en sus primeras
decisiones. Una de éstas es la de intentar recuperar la Constitución Europea, rechazada por franceses y holandeses, tal como ya ha anunciado la responsable alemana. La Constitución fue ante todo el instrumento para que la Alemania reunificada encontrase su verdadero peso institucional en Europa y Merkel aprovechará el periodo de reflexión acordado por los Veinticinco para tratar de revivir el proyecto.

Enrique SERBETO