Convivir con el miedo

El 11 de marzo de 2004 el terrorismo volvió a golpear duramente a España. Ciento noventa y dos personas se unieron a la, por desgracia, amplia lista de asesinados por distintas bandas terroristas a lo largo de los últimos 40 años, y cientos de otras resultaron gravemente heridas. Se trataba del atentado más sanguinario de los perpetrados en la historia de nuestro país. Durante esas fechas, y ante la visión del horror, España reaccionó de forma encomiable, y salió a la calle para mostrar su cariño hacia los afectados y para decir de forma rotunda y contundente NO al terrorismo. Las muestras de solidaridad fueron continuas, y miles de españoles colaboraron de forma directa en las tareas de apoyo a las víctimas.

De esta forma, los profesionales sanitarios no dudaron en doblar sus turnos para atender a los heridos, se registraron colas históricas de ciudadanos anónimos que deseaban donar sangre, etcétera. Una vez más, la ciudadanía española volvía a mostrar el espíritu solidario que le caracteriza y que ha sido objeto de reconocimiento a nivel mundial.

Junto con el inmenso dolor que nos produjo semejante atentado, aquella fatídica mañana algo cambió en la conciencia colectiva de los españoles. Por primera vez en la historia de nuestro país, y a pesar de contar con más de mil personas asesinadas como consecuencia de la sinrazón terrorista, la ciudadanía se percató de que todos estamos en el punto de mira de los asesinos. Resulta paradójico que en un país en el que 1.200 personas han resultado asesinadas por diferentes bandas terroristas, un gran número de españoles nunca llegara, hasta aquella triste mañana, a considerarse potencial objetivo del terrorismo. Frente a aquellos que estimaban que la masacre producida en 2001 en Nueva York constituía una situación aislada que únicamente afectaba a la seguridad interior de los propios Estados Unidos, el atentado de Madrid confirmó que todos somos objetivo de los asesinos.

Precisamente de esta falta de implicación por parte de un sector de la sociedad es de lo que se han aprovechado los terroristas para continuar asesinando. En España, hasta el pasado 11 de marzo, nos habíamos acostumbrado a convivir con el miedo. Resulta cuanto menos extraño que miles de personas tengan que acudir a diario a sus respectivos puestos de trabajo acompañados por un servicio de escolta que vele por su seguridad. Si la sociedad continúa consintiendo que el terror conviva entre nosotros, si permitimos que concejales, profesores de universidad o jardineros se encuentren amenazados, si toleramos que esto suceda sin reaccionar, el terrorismo habrá vencido la batalla y se habrá impuesto en la sociedad.

Por ello resulta fundamental la unión de todos los españoles para finalizar con esta lacra, que probablemente constituye la mayor amenaza para la seguridad pública a nivel internacional en estos momentos y de cara al futuro. Resulta necesario que todos nos sintamos víctimas para constituir un frente común que acabe de una vez por todas con el terrorismo. Sólo de esta forma venceremos este difícil y doloroso envite..

FRANCISCO JOSÉ ALCARAZ