Hazte premium Hazte premium

«Pinto para contar y mostrar cosas, no para hacer arte» Paula Rego - Pintora

POR BELÉN RODRIGOCORRESPONSALFOTO: ERNESTO AGUDOLISBOA. Paula Rego no esconde su entusiasmo horas antes de ver cumplido el sueño de exponer, doblemente, su obra en Madrid donde podrán contemplarse un

POR BELÉN RODRIGO

CORRESPONSAL

FOTO: ERNESTO AGUDO

LISBOA. Paula Rego no esconde su entusiasmo horas antes de ver cumplido el sueño de exponer, doblemente, su obra en Madrid donde podrán contemplarse un total de 89 pinturas, 44 aguafuertes y litografías, 5 libros y 64 dibujos. Nació en Lisboa hace 72 años, pero vive y trabaja en Londres donde se formó en el Slade School of Fine Art. Tardó 27 años en conseguir una exposición particular en la capital inglesa y fue a través de la galería Marlborough -cuya sede madrileña acoge hasta el día 13 de octubre una muestra de obra gráfica- que comenzó a ser conocida internacionalmente. La muerte por esclerosis múltiple de su marido, el también pintor Vic Willing, le marcó profundamente. De él asegura haber aprendido todo lo que sabe.

-¿Qué representa esta exposición en su carrera?

-Es, sin duda, el momento más importante de mi trayectoria profesional. Estoy encantada. En Madrid se encuentra el mejor arte del mundo, en el Museo del Prado. Es realmente una honra presentar mis muñecos en esta ciudad y en un museo como el Reina Sofía

-Y en ella muestra cuadros hasta ahora nunca expuestos de sus primeros tiempos como pintora. ¿Hay algo que una sus primeros cuadros con los más recientes?

-Yo misma estoy asombrada, no sabía que tenía tantos cuadros en colecciones particulares, algunos pensaba que habían desaparecido. Desarrollo siempre una línea que está presente en todo mi trabajo. Los cuadros cambian pero existen la misma historia y los mismos sentimientos, son siempre los mismos. Todos los cuadros tienen una historia. Pinto para contar y mostrar cosas, no para hacer arte. Hay cuadros que hablan de política, otros de injusticias o de historias de la vida cotidiana. En la familia ocurre todo, allí es donde podemos encontrar todos los sentimientos: rabia, venganza, amor, compasión, guerras, envidia... Pinto mucho sobre la familia porque es lo que mejor conozco. Continúo haciendo lo mismo. En mis últimos trabajos puedes encontrar un cuadro sobre la guerra de Irak, otro basado en un libro de Carmen Laforet, otro que es un homenaje al pintor Solana..., hay varias historias.

-Sin embargo, uno de sus cuadros marcó su trayectoria profesional.

-Sin duda, «Mujer perro». Y es importante por dos motivos. Uno, porque en él comencé a trabajar con modelo y otro porque empleé los tonos pastel. -El sufrimiento de las mujeres queda muy marcado en algunos de sus cuadros.

-Sí, los hombres mandan en las mujeres en general, y algunas viven sin libertad. Intento expresar ese tipo de relaciones entre las personas: obediencia, subversión, la relación entre los sexos.

-¿Hay mucha fantasía en sus cuadros? ¿Por qué esa obsesión por contar historias?

-No, lo que hay son referencias a cuentos tradicionales, y a veces rozan con la fantasía. Cuando era niña tenía una tía que me contaba historias todos los días, comenzaba un día y continuaba la misma historia en los días sucesivos, lo inventaba. Es así que me habitué a hacer lo mismo, pero yo a través de mis cuadros.

-Estudió en Londres y regresó por unos años a Portugal. ¿Cómo influyó esa etapa en su pintura?

-Me marcó mucho. Mi padre me mandó fuera a estudiar, a Inglaterra, porque decía que Portugal no era un país donde pudiese estudiar una mujer. Regresé con mi marido y vivimos cinco años en Ericeira, en la casa de mi familia, donde había pasado mi infancia. Por eso imagine lo importante que fueron para mí esos cinco años. Entonces Ericeira era una aldea de pescadores, donde existía mucha pobreza y dificultades, principalmente en el invierno. Vi de cerca el dolor por el que pasaban las mujeres que abortaban de forma clandestina. Encontré una hipocresía enorme porque quien tenía dinero abortaba en Suiza. Eso me marcó mucho y tengo una serie que aborda este asunto.

-¿Se siente siempre inspirada?

-No siempre tengo asuntos para pintar, por eso también pido a las personas que me den ideas, eso es bueno.

-Le gusta especialmente pintar con modelo.

-Sí, y cuando no tengo modelo hago primero los muñecos y los pongo delante de mí como si fueran personas vivas. Lila es mi modelo único desde el año 87. Es de Viseu pero vive en Londres hace mucho tiempo, me ayudó a cuidar de mi marido cuando estaba enfermo, en la cama. Todos los fines de semana resiste mantenerse quieta delante de mí, siete horas seguidas, no es fácil. Comprende lo que hago, hay una complicidad enorme. Ella trae una gran vitalidad a mi atelier, sabe lo que necesito, sabe tanto del cuadro como yo.

-¿Se imagina algún día regresando a Portugal?

-Tengo todo mi atelier montado en Londres, que es una ciudad enorme y anónima, me gusta, tengo todo.

-Su marido fue una gran influencia en su arte.

-Sí, desde luego, él adoraba lo que yo hacía, era una persona muy inteligente y si no le gustaba lo que pintaba lo cambiaba.

-¿Es una persona insegura?

-No sabemos si lo que pintamos es bueno o no. Y siento vergüenza de lo que hago, sobre todo poco después de pintar, luego me voy acostumbrando y acabo por aceptar mi trabajo. Y después de ver montada toda la exposición en el Reina Sofía, no siento vergüenza de ninguno de mis cuadros.

-¿Qué espera del público de Madrid?

- No sé qué es lo que va a decir ni sentir cuando vea mis cuadros. Estoy ansiosa por saber lo que piensa.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación