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ABC Cultural

El verano que Londres apestó y el Támesis trajo la muerte

En 1858, la capital británica colapsó con el conocido como 'Gran Hedor', provocado por la contaminación del río y una repentina subida de las temperaturas

Un palacio sobre el mar: la futurista casa de baños con raíles de Alfonso XIII en San Sebastián

El 'Gran Hedor' de Londres en 1858, según una ilustración aparecido en la prensa ABC
Israel Viana

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Cuando Charles Dickens publicó la última entrega de 'La pequeña Dorrit', su sátira contra la incompetencia del Gobierno británico, anticipó lo que estaba a punto de ocurrir aquel terrible verano de 1858: «A través del corazón de la ciudad, en lugar de un hermoso río ... fresco, fluye una alcantarilla mortal». El escritor sabía de lo que hablaba, pues conocía perfectamente el margen derecho del Támesis en la que situó gran parte de la trama. Sin embargo, el problema venía de lejos.

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