El túnel secreto por el que miles de judíos huyeron de Jerusalén: la diáspora olvidada de Israel
Tras dos mil años de búsqueda, en 2007 se descubrió el pasadizo por el que la población local escapó de la masacre perpetrada por Tito Flavio y que ya era citada en las crónicas antiguas
Hamás sostiene que las aspiraciones de Trump sobre Gaza son una «receta para crear caos» en Oriente Próximo
Madrid
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Iniciar sesiónDonald Trump anunció esta semana que Estados Unidos asumirá el control de la Franja de Gaza tras la guerra y ordenó la salida de la población palestina, asegurando que Washington liderará su reconstrucción. «Tomaremos el control de la Franja y lo haremos bien», afirmó ... el presidente en una declaración que marca un giro drástico en la política de la Casa Blanca en Oriente Próximo. El mandatario, por último, propuso convertir la Franja en «la Riviera de Oriente Próximo», aunque eso signifique la diáspora de la población autóctona.
El presidente norteamericano justificó su decisión como «una forma de traer gran estabilidad a Gaza», un territorio que describió como un «infierno». «Esta no fue una decisión tomada a la ligera, es una gran idea que Estados Unidos sea dueño de esa porción de tierra, desarrollándola y creando miles de empleos con algo que será magnífico en un área realmente magnífica que nadie reconocería, pero que ahora solo muestra muerte, destrucción, escombros y edificios demolidos cayendo por todas partes. Un espectáculo terrible».
En todo momento, Trump se refería al tremendo desplazamiento forzado de la población palestina como un mal necesario y menor. De producirse, el presidente parece olvidar que no es la primera diáspora que sufren los palestino a lo largo de su historia en esta misma región. Ya la padecieron por la guerra árabe-israelí de 1948, por la guerra de los Seis Días en 1967 y, antes, por la política de opresión que desplegó el Imperio otomano contra los palestinos cristianos a finales del siglo XIX. Y también los judíos, que fueron víctimas muchos siglos como consecuencia de la persecución y las matanzas que sufrieron.
Trump dice que Estados Unidos tomará el control de Gaza
David Alandete | Corresponsal en WashingtonEsta última, que se produjo es el siglo I, fue la más sorprendente y singular desde el punto de vista de la logística, porque ya entonces se usaron túneles como los que, todavía hoy, siguen siendo importante en la actual guerra. Ya lo advirtió a ABC Jesús Argumosa Pila, general de división del Ejército de Tierra, en octubre de 2023: «La lucha en los túneles va a tener un peso importante en esta guerra. Hamás sabe que su gran baza estratégica, porque son territorios que conocen perfectamente e Israel no. Ahí es donde se iguala la lucha entre Israel y Hamás».
Túneles
En realidad, los túneles han estado de actualidad desde hace mucho tiempo, aunque no supiéramos que ya fueron importantes hace dos mil años. En 2021, ABC informó de la operación histórica lanzada por el Estado judío, la mayor de los últimos años, con 160 aviones que lanzaron 450 misiles en apenas 40 minutos. «Hemos alcanzado una compleja red de galerías que se extendía por toda la Franja de Gaza y que Hamás empleaba para poder moverse a cubierto», revelaba el portavoz del Ejército, Jonathan Conricus.
Ahora se repiten las noticias de cómo los terroristas secuestraron a civiles y militares y cómo los ocultaron en los túneles del subsuelo. De hecho, se han llegado a referir a ellos como el «Metro de Gaza». Conricus ya declaró que esta ciudad subterránea era utilizada por los palestinos para sus incursiones en territorio israelí. Por eso Israel se esfuerza en localizar y destruir estas galería, a pesar de ser conscientes que otras nuevas se están excavando.
Hamás las ha utilizado siempre como búnkeres, centros de mando y vías para transportar armas. Lo que poca gente sabe es que túneles como estos ya fueron utilizados hace dos mil años por los judíos para huir de la represión del Imperio Romano, tal y como revelaban las crónicas de Flavio Josefo, el historiador judeorromano del siglo I.
La Antigua Roma
Todo comenzó cuando los romanos llegaron a la Tierra Prometida en el año 63 a. C., en la época en la que Pompeyo batallaba cerca de los territorios que ahora conocemos como Israel y Palestina. En mitad de esta guerra de conquista de Siria escuchó que había judíos que simpatizaban con Roma, los fariseos, y otros que no. El cónsul decidió capturar Jerusalén, causando más de 12.000 muertos. Aquella masacre fue la primera de otras muchas perpetradas por sus sucesores.
Tras Pompeyo, los romanos establecieron buenas relaciones con los judíos, especialmente durante el mandato de Octaviano Augusto, el primer emperador, que tuvo una gran complicidad con Herodes el Grande. El famoso Rey de los judíos supo pronto que viviría mejor si no se enfrentaba al todopoderoso Imperio Romano. Sin embargo, la situación comenzó a desestabilizarse por la lucha de poder protagonizada por los hijos de Herodes, así como la aparición de los zelotes, una secta religiosa que perpetró los primeros atentados en la región. Se presentó un panorama muy feo para Augusto, que puso el territorio bajo su tutela y lo transformó en la provincia de Judea.
Con la región controlada, los sucesores Augusto lograron mantener el orden hasta que la mujer de Nerón, Popea, nombró gobernador de Judea a Gesio Floro. Este presionó mucho a los judíos con las medidas que puso en marcha, tensando tanto el ambiente que, al final, provocó el estallido de la primera gran rebelión de los judíos contra Roma en el 66 d. C. Es mismo año, el emperador envió a uno de sus mejores generales: Vespasiano. Allí se topó se topó con Flavio Josefo, un rebelde e historiador judío, por cuyas crónicas conocemos aquel primer enfrentamiento.
A cualquier precio
El 69 d. C., cuando Vespasiano se convirtió en emperador, dejó el mando de Judea a su hijo Tito con la orden de que sometiera a los judíos y reconquistara Jerusalén a cualquier precio. A continuación montó sus máquinas de artillería y empezó a bombardear la ciudad. Fue una forma de distraer a la población para aproximar sus arietes a las fortificaciones. Se vio obligado a construir rampas, pero los judíos frenaban sus trabajos con valerosos ataques. Con el objetivo de desanimarlos, los romanos crucificaron a todos los enemigos capturados.
Consiguieron derribar la primera muralla de Jerusalén, la más exterior, y abrir una brecha en la segunda. Los legionarios entraron en tromba en las estrechas calles sin haber ampliado el pequeño acceso abierto, por lo que los romanos fueron masacrados. Pocos de los que entraron salieron con vida de aquel infierno y se dieron cuenta de que la conquista de la ciudad no iba a ser fácil.
Los romanos recurrieron a las tácticas de asedio habituales. Levantaron rampas, despejaron el terreno y ejecutaron a los judíos que trataba de escapar de aquel agujero, hasta que dos semanas después lograron llegar a la última muralla. Antes de que los arietes la tocaran, los judíos cavaron túneles para llegar a las rampas de los romanos y a sus máquinas de asedio, hundiendo los trabajos de ingeniería con facilidad. Entonces Tito construyó un muro gigantesco para evitar cualquier fuga que sí resultó efectivo.
Jerusalén, arrasada
Finalmente, Jerusalén fue arrasada. Tito, volvió a Roma para dar parte a su padre y celebrar un triunfo. En las crónicas de Flavio Josefo, recogidas en el volumen 'Historia de los Judíos', se daba cuenta de la existencia de un túnel excavado en Jerusalén que miles de hebreos habrían utilizado como refugio para zafarse de los conquistadores romanos. A pesar de las tácticas del invasor, miles de ellos lograron escapar por él en dirección sur. Durante dos mil años, sin embargo, fue una ruta perdida, el escenario legendario de uno de los episodios más dramáticos del histórico saqueo de la ciudad, hasta que en 2007 adquirió una dimensión real.
En las excavaciones realizadas ese año para sacar a la luz la calle principal de la Ciudad Santa en tiempos del Segundo Templo, se produjo el gran descubrimiento de la ruta de huida entre los escombros. Era el túnel por el que muchos judíos consiguieron evadir la ira de Tito aquel año, poniendo fin a su resistencia al Imperio. El hallazgo fue presentado entonces por el profesor Ronny Reich, de la Universidad de Haifa, y Eli Shukron, de la Autoridad de Antigüedades de Israel, revelando que el pasadizo era un canal subterráneo de drenaje construido para conducir las aguas de las lluvias hasta el manantial de Siloé.
«Es una vivencia muy emocionante pensar que uno está allí por donde pasaron hace 2.000 años los últimos judíos que pisaron el suelo de Jerusalén y se rebelaron contra los romanos. Es una sensación muy fuerte», confesaba Shukron, impactado por el fortuito descubrimiento, cuando se detectó un boquete en un paño de piedra excavado en las cercanías del Muro de las Lamentaciones. «Era un lugar en el que la gente se escondía para huir de la Jerusalén que ardía en llamas [...]. En algunos lugares alcanza una altura de tres metros y una anchura de un metro, de manera que permite caminar con comodidad», añadió.
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