Santiago Roncagliolo: «La violencia del Virreinato de Perú sigue presente en la cultura actual»
En su última novela, 'El año en que nació el demonio', el escritor peruano se mete en la piel de un alguacil del Santo Oficio que investiga si Santa Rosa era realmente una bruja
Santiago Roncagliolo: «La vida se parece más a un libro de cuentos que a una novela»
Madrid
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Iniciar sesión«'In Dei nomine amen'. Sepan cuantos leyeren esto que yo, Alonso Morales, alguacil del tribunal del Santo Oficio, presencié el nacimiento del demonio en esta Ciudad de los Reyes, y sobre esos hechos, y todo lo que en torno a ellos acaeció, me ... propongo ofrecer testimonio en las siguientes páginas». Así comienza la nueva novela de Santiago Roncagliolo (Lima, 1975), una noche de 1623 en la que «soplaba un viento helado y furioso», en el Virreinato de Perú, justo en el momento en que se produce la llegada del monstruo.
Una novicia de un convento de clarisas da a luz a un bebé horrible de dos cabezas, deforme, en «una noche negra como ninguna otra que nubla el entendimiento», según detalla el protagonista al inicio de una larga carta, escrita en primera persona, a través de la cual el escritor peruano afincado en Barcelona articula toda la historia. Está dirigida a las máximas autoridades de la Inquisición, para informarles de que el nacimiento del engendro ha coincidido, además, con la aparición en la capital de una misteriosa mujer llamada Rosa, de la cual se dice en Lima que es capaz de hablar con Dios y con el Diablo.
Se trata de Rosa Flores de Oliva, la futura Santa Rosa a la que aún hoy adoran con devoción los peruanos, y que a la largo de la novela se convertirá en objeto de preocupación e investigación para el Santo Oficio. La institución no descansará hasta revelar las verdaderas intenciones de esta joven, así como su posible relación con el parto demoniaco y los terribles acontecimientos que se desencadenarán tras él. «La hicieron santa ese mismo siglo, en una época en la que la Iglesia necesitaba crear santas en las nuevas provincias de ultramar. Sin embargo, no había un baremo científico para diferenciar entre quienes hablaban con Dios y hacían milagros y quienes hablaban con el demonio y hacían hechizos. Dependía del inquisidor de turno. Para mí y para el protagonista, Rosa es un misterio. ¿Es una bruja, una santa, una mujer ambiciosa que sabía que ese era el camino para ganar popularidad y poder, una psicótica…?».
A través de la investigación llevada a cabo por Morales, el joven alguacil de la Inquisición que protagoniza la nueva novela de Roncagliolo, 'El año en que nació el demonio' (Seix Barral), el autor viaja al Virreinato de Perú para adentrarse en una historia de brujas, santas, demonios, monjas, torturas, supersticiones, prejuicios y violencia. «Perú sigue siendo un lugar hostil e ingrato [risas], pero los niveles de violencia cotidiana que se daban allí en el siglo XVII, y que siguen presentes en la cultura actual, fueron muy altos. Había, incluso, una cultura que impulsaba la violencia contra uno mismo a través de las flagelaciones como forma de dar las gracias a Dios. Mi abuela, de hecho, cuando me hacía una herida, siempre me decía: 'Santiago, ofrécele primero ese dolor a Dios'», recuerda el novelista a ABC.
Colonización
La novela transcurre un siglo después de que el Ejército de Francisco Pizarro hubiera capturado al inca Atahualpa en Cajamarca y se iniciara la fuerte transformación de aquella tierras y sus gentes con los misioneros católicos españoles como punta de lanza. Era el comienzo de tres siglos de historia política común en los que Roncagliolo asegura reconocer en el presente muchos aspectos del pasado: «Durante la investigación me sorprendió que muchas de las cosas que sucedían en el Virreinato del Perú en el siglo XVII siguen ocurriendo hoy. Cuando el Imperio español se desplegó por esas tierras, lo hizo con unos valores y unos comportamientos que fueron muy difíciles de cambiar en los siglos venideros».
Sabe de lo que habla, puesto que el tema de la religión ya estuvo presente en anteriores novelas como 'Abril rojo', con la que ganó el premio Alfaguara en 2006, o 'Y líbranos del mal'. Por eso el escritor no duda en poner varios ejemplos: «Todavía hay muchos políticos en la actualidad que creen que el único proyecto para una mujer es ser esposa. En Perú y en España también pervive ese miedo a los que son diferentes, de otra cultura. La Inquisición, asimismo, está en las redes sociales, puesto que la práctica más habitual de la verdadera Inquisición en aquella época era la humillación pública. Es lo que se llamaba la cancelación, que consistía en poner a los condenados en la calle con un capirote y unas velas,para que los demás les insultaran y atacaran. Esa humillación pública en nombre de nuestra moral la seguimos practicando».
En su obra, Roncagliolo da vida a un universo macabro con el fin de construir su historia a partir de un realismo mágico y gótico. Para ello, llevó a cabo una exhaustiva investigación en la que ha rescatado personajes y episodios reales que le han ayudado a elaborar un manual muy completo de cómo funcionaba la Inquisición, desde el escalafón más alto al más bajo. Se valió, sobre todo, del Archivo Nacional de Historia, en Madrid, que conserva muchos de los informes originales de los procesos contra las mujeres acusadas de brujería. Todo ello hace la novela un camino muy oscuro en el que el lector se hace todo el rato la misma pregunta: ¿quién es el verdadero demonio?
Los monstruos
«Siempre he trabajado con monstruos. Terroristas, maltratadores o torturadores, porque trato de buscar la humanidad en ellos. ¿Por qué personas buenas se convierten en monstruos? La peripecia de Alonso es que empieza siendo un torturador convencido en nombre de la Iglesia y va descubriendo que sus jefes son más demoníacos que los propios presos. Descubre que se parece más a las personas que tortura que a los que le mandan torturar. He trabajado mucho como trabajador social en cárceles, de donde he sacado muchos personajes. Es curioso, pero ningún criminal piensa que es malo. Ni los narcos, ni los asesinos… siempre es culpa de la sociedad, de sus padres o de la Policía. Siempre he pensado que con dos o tres cosas que nos ocurran en la vida, nosotros mismos podemos convertirnos en monstruos», asegura.
Durante la entrevista, la gran tormenta que cae sobre Madrid golpea con fuerza contra los cristales de la Biblioteca Eugenio Trías. Bromeo con que parece haber sido provocada por el autor para ambientar la charla. «Lo mismo está llegando el demonio», concluye.
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