La Reina que nombró a Barcelona capital y acabó de esclava: «Los godos que la aclamaban pasaron a escupirla por la calle»
Roberto Corral, último Premio Edhasa Narrativas Históricas, nos cuenta la convulsa vida de Gala Placidia, hija del emperador Teodosio I el Grande, en una novela narrada por dos de sus esclavas
El olvidado tesoro sacado de Hispania con el que Roma levantó su Imperio
Madrid
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Iniciar sesiónPalacio imperial de Roma, año 450, en los aposentos de Gala Placidia. Una de sus sirvientas, Helpidia, comenta en el lecho de muerte de la que había sido Reina de los Godos y emperatriz de Roma: «Esta es la historia de una mujer y ... su destino. No es la mía. Yo no soy más que una pobre sirvienta, una liberta sin más bagaje que haber servido a una gran mujer. Una como no he conocido otra a pesar de mis muchas canas y mis innumerables arrugas, sujeta a ese destino del que nadie puede escapar».
Así comienza la novela con la que Roberto Corral ha ganado la séptima edición del Premio Edhasa, valorado en 10.000 euros: 'Gala de Hispania. Reina y esclava' (Edhasa, 2024). Una obra con la que su autor nos sumerge en la vida de esta importante figura histórica, hija del emperador Teodosio I el Grande y de su segunda esposa, llamada también Gala, a través de la narración de dos esclavas que compartieron con la protagonista aquellos tiempos convulsos en los que el mundo tal y como se conocía cambió para siempre.
En el siglo V, el todopoderoso Imperio se había partido en dos y Roma pagaba con oro su supervivencia. La Iglesia parecía estar siempre a punto de resquebrajarse en mil pedazos. Eran los años en los que las violentas tribus bárbaras arrasaban las ciudades de Hispania y, después, se establecían en ellas reclamando sus tierras y cultivos colindantes.
«El contexto y la propia vida de Gala son apasionantes. En un tiempo muy breve pasó de ser una noble con un vida llena de lujos a ser raptada por los visigodos. Luego se erigió en Reina de estos gracias a su matrimonio con Ataulfo e, inmediatamente después, tras quedarse viuda, la convierten en esclava», cuenta Corral.
Entre dos religiones
La llamada de ABC coge al autor escribiendo su siguiente novela. «Me ha gustado tanto la experiencia que voy a repetir con una historia ambientada también en Roma, pero basada en Rómulo Augusto, el último emperador romano de Occidente. Al igual que me ocurrió con Gala Placidia, de la que este personaje es prácticamente contemporáneo, tampoco existe mucha información sobre su vida. Eso me permite meter igualmente mucha ficción y utilizar toda la documentación que recabé sobre la época de Placidia», explica. «Sé que hay mucha competencia en lo que respecta a las novelas sobre la Antigua Roma, pero a Santiago Posteguillo lo tenemos muy entretenido con Julio César, que es anterior… ¡déjalo ahí que se explaye, lo hace fantástico!», añade entre risas.
'Gala de Hispania. Reina y esclava'
- Autor: Roberto Corral
- Editorial: Edhasa
- Páginas: 432
- Precio: 21 euros
A diferencia del César de Posteguillo, Gala vive a caballo entre las dos concepciones de la vida, la cristiana y la politeísta. Había sido educada como una princesa imperial, con maestros y nodrizas de las dos culturas antes de verse inmersa, muy joven, en los entresijos del devenir político del Imperio romano y asistir a la separación del trono de su padre en dos mitades: Oriente y Occidente. Por lo tanto, fue testigo de la decadencia de la vieja gloria romana y sobrevivió perdida entre las luchas intestinas, las ambiciones particulares y la incapacidad de sus gobernantes para regir el Imperio.
«Me atrajo muchísimo que fuera nieta, sobrina, hija, hermanastra, esposa y madre de emperadores, pero a la vez que su vida la llevara a una aventuras y vicisitudes que no esperaba», subraya el autor sobre una Placidia a la que Magdalena Lasala ya le dedicó otra novela en 2020: 'La emperatriz goda' (La Esfera de los Libros). Corral la compara con «un corcho en medio del océano que siempre vuelve a la superficie y que, a pesar de lo sufrido, siempre iba con la cabeza bien alta».
El secuestro
Así lo plasma en su obra a través uno de los personajes, que le dice a Helpidia: «A veces me imagino a Gala como una mujer fuerte, capaz de lograr todo aquello que se propusiera; otras, sin embargo, la veo como un corcho pequeño y frágil zarandeado por las impetuosas olas de la vida y la historia». En ese momento, la esclava le responde con media sonrisa: «Zarandeado sí, dices bien, pero recuerda una cosa: los corchos jamás se hunden».
Una prueba de ello es lo sucedido a partir del 410, cuando el Rey visigodo Alarico y su guardia personal raptaron a Placidia, que era también hermanastra del emperador Honorio y del futuro emperador Valentiniano III. El secuestro se produjo en el contexto del saqueo de Roma a manos del Ejército visigodo ese mismo año. El Monarca se la llevó como rehén para garantizar el cumplimiento del pacto según el cual los visigodos abandonarían la capital del Imperio romano de Occidente a cambio de la concesión de su establecimiento en las provincias Narbonense y Tarraconense.
Después de la muerte de Alarico a finales del 410, los visigodos entronizaron a Ataúlfo, cuñado del difunto. Este se casó con Gala Placidia para suavizar las relaciones con Roma y nuestra protagonista vivió otro sorprendente y drástico cambio de rumbo en su vida. El nuevo matrimonio llevó al pueblo visigodo hasta el sur de los Pirineos y lo estableció en la región de la actual Cataluña. Escogieron Barcelona como capital de su Reino, que se convertía por primera vez en su historia en sede regia.
Humillada
Sin embargo, el Reinado de Ataúlfo y Gala Placidia fue mucho más breve de lo que ambos pudieron imaginar. Por mucho que la nueva monarca estuviera acostumbrada a los quiebros en su vida, lo ocurrido a continuación fue insólito, porque tan solo una semana después de establecerse en la Ciudad Condal, su esposo fue asesinado por orden de Sigerico. Este nuevo Rey usurpador acusaba a la víctima de haber cedido a las presiones de los romanos por influencia de su esposa y, como consecuencia de ello, de haber puesto en riesgo al pueblo visigodo.
Según cuentan las crónicas, Sigerico no solo convirtió en esclava a Gala Placidicia, sino que mandó matar a seis hijos de Ataúlfo para evitar futuros descendientes, azotó a la viuda y la humilló a caminar junto con otros prisioneros delante de su caballo hasta una distancia de 20 kilómetros en dirección a las afueras de Barcelona.
«De esa forma, los mismos godos que la aclamaban pasaron a escupirla por la calle de un día para otro. ¡Qué oleaje de vida!», exclama Roberto Corral sobre esta reina y exclava a la que el músico español Jaume Pahissa también le dedicó la opera 'Gal·la Placídia' en 1913, basada en la tragedia del mismo nombre escrita por el poeta y dramaturgo Ángel Guimerá en 1879.
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