Misil Exocet: el secreto de los cazas argentinos que aterraba a los ingleses en las Malvinas
La dictadura de Leopoldo Galtieri apenas contaba con cinco de estos proyectiles cuando se enfrentó a las tropas de Thatcher, pero fueron suficientes para convertirse en el azote de la 'Royal Navy'
Malvinas: los misterios sin resolver de la guerra más cruenta para los letales paracaidistas ingleses
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Iniciar sesiónEl 4 de mayo, el capitán de corbeta Augusto Bedacarratz y el teniente de fragata Armando Mayora salieron de caza una vez más. A lomos de dos cazabombarderos Super Etendard despegaron de la base naval de Río Grande y pusieron rumbo a las ... Islas Malvinas, el epicentro de un conflicto que estremecería al mundo durante algo más de dos meses. Volaron bajo, para evitar los radares ingleses, y dispararon su letal carga al poco de divisar el objetivo. «¡Lanzar, ahora!». Dos misiles cortaron el viento en dirección a un destructor. Segundos antes de la debacle, un marinero del buque objetivo tuvo tiempo de pregonar el desastre: «Missile attack: hit the deck».
El proyectil impactó de lleno en la sala de operaciones del 'HMS Sheffield', sobre la línea de flotación. Aquello fue una debacle que narró ABC una jornada después: «El destructor fue hundido ayer por la aviación argentina en las costas de las Islas Malvinas. Se produjo un incendio incontrolado que obligó a abandonar el barco a los casi 300 tripulantes del navío. Al buque hundido le correspondía la matrícula D-80 y llevaba a bordo un helicóptero Lynx armado con torpedos antisubmarinos Mark-44 y Sea-Dart». Aquel fue el primer encuentro de la 'Task Force' británica con los misiles Exocet AM 39, su mayor terror durante el conflicto.
Pez volador
Nunca un animal causó tantos daños a un navío. Los Exocets, bautizados de esta guisa en honor de los peces voladores –Exocoetidae–, fueron la respuesta de la empresa Nord Aviation a la llamada desesperada de la Armada Francesa. El ejército adolecía de un misil eficiente con capacidad para derribar objetivos de superficie, y se puso en manos de una compañía que todavía existe en la actualidad, aunque bajo el paraguas del conglomerado MBDA. El diseño arrancó en 1967, cuando nació el prototipo MM 38, y las primeras pruebas se llevaron a cabo poco después, allá por 1972. Según afirma el teniente Pablo Macchiavello en sus ensayos sobre el tema, el proyectil logró una tasa del 91% de impacto. Era letal.
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Manuel P. VillatoroA su favor cuenta con una movilidad envidiable y la capacidad de disparar en movimiento; a cambio, adolece de blindaje y su cañón no supera al de Rheinmetall
Los primeros AM 38 fueron comercializados en 1975 y, tan solo dos años después, ya habían sido mejorados al modelo AM 39. Su principal diferencia, aunque había decenas, era que este último podía ser disparado desde un avión contra objetivos ubicados en superficie; lo que en el argot se denomina aire-superficie. «El funcionamiento de estos misiles es relativamente sencillo. El avión o helicóptero que lo lanza, generalmente a más de medio centenar de kilómetros del blanco, le guía en una primera fase hacia el objetivo. En la fase final de su viaje, el Exocet activa su propia cabeza de búsqueda dirigiéndose hacia el objetivo mientras el avión que lo ha lanzado se vuelve hacia su base», explicaba ABC en un artículo de 1991.
El diario también recalcó que el Exocet contaba con un diámetro de 0,34 metros, un peso de 650 kilogramos y un radio de acción de 70 kilómetros. Además, podía portar 160 kilogramos de explosivos y sumaba una velocidad de 1.000 kilómetros por hora. Aunque su mayor ventaja, esa que le convirtió en el verdugo de los hombres enviados por Margaret Thatcher hasta el otro lado del mundo para recuperar las 'Falklands', fue precisamente haber sido ensamblados en Europa. «Los sistemas pasivos británicos no dieron la alarma porque las emisiones que lanzaba el misil estaban catalogadas como 'amigas'», informaba ABC en el mencionado reportaje.
Enmienda
- Páginas 404
- Precio 29,99 euros
- Editorial Robinson
Así lo corrobora a este periódico Francisco Cancio. El autor de 'Enmienda', un ensayo exhaustivo sobre la guerra de las Malvinas, sostiene que «el conocimiento que tenían los argentinos de las capacidades y lóbulo de los radares embarcados en los principales destructores que vigilaban» la flota, los famosos 'picket' o Tipo 42, les «permitió diseñar un plan de aproximación muy bueno que, prácticamente, les convirtió en indetectables hasta el mismo lanzamiento». El experto, que investigó durante años el conflicto a base de entrevistas directas, confirma además que, «con el paso de los días, los ingleses aprendieron a identificar los Exocets y trabajaron para crear contramedidas con el apoyo de los franceses». Aunque eso fue «muy al final», cuando ya era tarde.
Terror inglés
Sobre el papel, la Guerra de las Malvinas arrancó el 2 de abril de 1982, cuando dos centenares de soldados argentinos tomaron posesión de las 'Falklands', entonces bajo bandera inglesa. «¡Argentinazo: las Malvinas, recuperadas!», afirmó la prensa local. Thatcher llamó a la batalla y, a principios de mayo, la avanzadilla de una gigantesca armada, en la que destacaban dos portaaviones y tres submarinos atómicos, arribó a la región. El objetivo: desembarcar por el norte de la Isla Soledad, la más grande, y conquistar Puerto Argentino, donde estaba afincado el grueso del ejército enemigo. Por entonces, la dictadura contaba apenas con cinco Exocets y cinco aviones lanzadores. Francia les había prometido otros diez, pero jamás llegaron.
A partir de entonces, Argentina inició una carrera contra el tiempo para conseguir más peces voladores. Todos eran pocos para detener a una armada de aquellas dimensiones. «Quisieron hacerse con otros tantos. El caso más conocido fue un intento a través del Perú. La idea era que un mercante peruano –según se especula, el 'ILO'– embarcara en secreto el 20 de mayo Exocets para Argentina. Sobre el papel, eso sí, se dirigían hacia su país. Al final, parece que el propio gobierno francés detuvo el envío. También se cree que pretendieron suministrarse a través de Sudán y Libia, pero fracasaron», sentencia Cancio. Al final, la dictadura solo dispuso de cinco. Y tendrían que usarlos bien.
El 4 de mayo, los dos primeros Exocets fueron disparados desde los Super Etendard argentinos. El primero impactó contra el 'HMS Sheffield', y lo condenó. La baja fue dolorosa para la flota británica, ya que, como bien explicó ABC, era uno de los bajeles mejor armados de la 'Task force': «El armamento propio de los destructores de este tipo está constituido por una rampa doble de lanzamisiles Sea-Dart, de 46 kilómetros de alcance; un cañón de 114 milímetros MK-8, y dos cañones Oerelikon de 20 milímetros, así como seis tubos lanzatorpedos Mark 16». La armada inglesa tan solo disponía de 14 de ellos, dos de los cuales, el 'Glasgow' y el 'Coventry', operaban en el Atlántico Sur. El segundo Super Etendard disparó sobre un «blanco muy grande»; con total probabilidad, el portaaviones 'HMS Hermes', sin éxito.
Menos de un mes después, el 25 de mayo, la dictadura quiso repetir el éxito. La misión se sucedió después de que un grupo de Harrier bombardeara las instalaciones de Puerto Argentino. Acto seguido, a eso de la una y media de la tarde, cuatro 'Skyhawk' despegaron desde el continente en busca de venganza, pero no lograron alcanzar sus objetivos. Fue tras seis horas cuando dos Super Etendard lograron romper el cerco y disparar sus Exocets. «La tragedia supone la pérdida del destructor 'Coventry' (3.600 toneladas) y del gran mercante de carga requisado 'Atlántic' (16.000 toneladas). Los observadores del conflicto en Londres señalaron que fue una 'jornada aciaga'. Un gran golpe. Lo que nadie esperaba era que esa contra-ofensiva se cobrara dos buques de semejante calibre, con 24 muertos y más de 20 heridos», explicaba ABC.
En el marco de estas operaciones, el 30 de mayo se produjo uno de los hechos más controvertidos del conflicto: el presunto impacto de un misil Exocet sobre el portaaviones 'HMS Invincible'. Los culpables: dos Super Etendard que quisieron replicar los éxitos de sus colegas.
La realidad es, todavía hoy, cuatro décadas después, este golpe de mano sigue siendo una cuestión espinosa. «Por un lado, los ingleses niegan el hundimiento; por otro, los dos pilotos argentinos –Gerardo Isaac y Ernesto Ureta– afirman que vieron el impacto del misil», desvela Cancio. El autor de 'Enmienda' sostiene que «es muy probable» que uno de los Exocets impactara contra el portaaviones. «Hasta que se liberen los archivos soy partidario de que, en efecto, el misil golpeó, le hizo un agujero al buque, explotó en el hangar (que estaba protegido contra incendios) y los marineros pudieron extinguir el fuego», sentencia el español. Lo que no comparte son las tesis de que fue hundido y se construyó uno nuevo para reemplazarle. Eso son conspiraciones.
Más allá de que el 'HMS Invincible' dejase de hacer honor a su nombre aquella jornada, lo que está claro es que los Exocets se convirtieron en la pesadilla inglesa allá por 1982. O unas piezas que hicieron la partida mucho más tensa para unos británicos que, como señaló el contralmirante W. C. Abhau –de la 'United States Navy'–, tuvieron que desplazarse miles de kilómetros para defender su territorio: «Cuando Dios ubicó a las Malvinas a 380 millas de la costa argentina, debió de pretender que el conflicto del Atlántico Sur fuese lo más interesante posible. De haberlas colocado 100 millas más afuera, la Fuerza Aérea argentina no habría desafiado a la 'Task Force' británica. A 100 millas menos, los británicos habrían tenido que tomar las bases aéreas en Argentina».
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