Santiago Segura y José Mota, tras la nueva vida del castillo medieval de Pedraza

«Situado en las inmediaciones de la villa, se conservan sus interesantes ruinas. En él fueron prisioneros los hijos de Francisco I de Francia», apuntaba 'La Época'. «En la entrada se colocarán sus antiquísimas puertas, que se conservan, y cuando terminen las obras, quedarán cerradas y custodiadas», subrayaba 'El Heraldo de Madrid'. La revista 'Caras y Caretas', por su parte, se refería a los edificios históricos adyacentes y al nacimiento de Trajano –el emperador romano al que Santiago Posteguillo dedicó una trilogía– en el pueblo segoviano.

Desde entonces, la fortaleza medieval ha resistido el paso del tiempo en relativa tranquilidad, como residencia veraniega de la familia Zuloaga o como museo dedicado al pintor que Ortega y Gasset describió, a principios del siglo XX, como «el Goya de los primeros fulgores de la electricidad» o «el Velázquez del siglo del automóvil». Así, hasta la semana pasada que saltó la noticia de que había sido adquirida por Santiago Segura, José Mota y el productor Luis Álvarez, a través de su empresa Teatropolis.

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Son ochocientos años de historia que los descendientes del artista y la inmobiliaria francesa Kretz Family Real Estate valoraron en 4,8 millones de euros, según informó 'El Confidencial'. Previamente, el castillo había estado en venta por cinco millones en Sotheby's Real Estate, pero no hubo comprador. «Santiago y José no dudaron ni un minuto cuando les comenté la posibilidad. Ambos estudiaron Bellas Artes y tienen una sensibilidad especial para recuperar espacios artísticos. Darle una nueva vida a un castillo así es una maravilla. y lo apoyaron por amor al arte, no para especular», asegura Álvarez.

Los tres socios han adquirido la famosa fortaleza, una de las más antiguas de Europa, con la intención de abrirla al público en su totalidad, no solo unas pocas estancias como ocurría hasta ahora. La fecha de reapertura prevista, según confirma Álvarez a ABC, es el 2 de noviembre. «Cada vez que venían de Broadway o Las Vegas productores de los musicales que traemos al Gran Teatro CaixaBank Príncipe Pío [empresa de la que también son accionistas Mota y Segura], les llevábamos a comer cochinillo a Pedraza para que vieran un pueblo medieval que se conserva casi como en sus origen. Sin embargo, nunca les podía enseñar el castillo por dentro. Cuando me enteré de que estaba en venta, me pareció increíble y pensé que sería maravilloso abrirlo por completo. Para mí lo más bonito es lo que no se ve. Al llegar, supe que lograríamos cerrar la operación», recuerda.

Álvarez agradeció a los descendientes del pintor que rechazaran ofertas extranjeras más cuantiosas y se pusieron a trabajar en un programa de actividades para todo el año. Durante la primavera y el verano, los actos serán constantes, y habrá espectáculos especiales según las estaciones. Anuncia, además, que han cerrado un acuerdo con Warner Music para que se encargue de los conciertos que acogerá el castillo.

El productor espera que el primer evento se celebre en otoño con motivo de Halloween y promete que, en Navidad, convertirán la fortaleza en Laponia para recibir a Papá Noel y los Reyes Magos. «Esto es solo el principio de lo que esperamos que sea como el Festival de Edimburgo, con distintos espectáculos no solo en el castillo, también en otros espacios de Pedraza como las iglesias o la plaza», explica Álvarez, que sí adelanta que el proyecto arrancará con seis trabajadores fijos, a las que se añadirán «muchísimos» más empleados eventuales para los eventos que tienen previstos.

La decoración del castillo se la han encargado a los decoradores del parque temático Puy de Fou, en Toledo. «Le daremos el aspecto que tuvo en los siglos XIII y XIV, pero para disfrutar de espectáculos del siglo XXI. Queremos que la gente tenga la sensación de viajar en el tiempo», comenta Álvarez sobre este edificio de 683 metros cuadrados de superficie habitable y 50.000 de solar, que cuenta con seis estancias, cuatro cuartos de baño, varias edificaciones auxiliares, una piscina y la Iglesia de Santa María en la que Álex de la Iglesia rodó escenas de la serie '30 monedas', entre otros terrenos.

«Queremos, también, que sirva como escenario de películas. Ya le he pedido a Santiago que lo incluya en 'Torrente 6' o en 'Padre no hay más que uno 5'», añade Álvarez, en referencia al inmueble más emblemático de esta localidad de mil habitantes que conserva su aspecto medieval. En su plaza, incluso, se han celebrado combates de caballeros con armaduras y espadas y, cada mes de julio, desde hace treinta años, se siguen iluminando sus calles con 50.000 velas para celebrar conciertos de música clásica.

En su origen, Pedraza estuvo habitado mucho antes del siglo XIII. Algunas crónicas cuentan que la fortaleza, antes de ser residencia de los señores cristianos, fue ocupada por Abderramán I en el siglo VIII. De ser cierto, pudo ser contemporánea del cercano castillo de Castilnovo que el citado califa de Córdoba construyó en el 755. No obstante, no hay pruebas arqueológicas que lo confirmen.

De lo que sí hay constancia es de que Pedraza y su castillo fueron señorío real y se dedicaron al cuidado de las viñas y los huertos, tras ser donado en 1240 a Fadrique, hijo bastardo de Alfonso XI y su amante Leonor de Guzmán. La fortaleza pasó después a los descendientes de este y, en 1369, Enrique II de Castilla, el primer rey Trastámara, la donó a su vez al comendador mayor de Montalbán, Fernando Gómez de Albornoz. Fue la recompensa por los servicios prestados en la guerra civil contra su hermanastro, Pedro I el Cruel.

A lo largo del último siglo del medievo, el castillo pasó a manos de la Casa de Herrera, en primer lugar, y de la Casa de Velasco, en segundo. A esta última familia perteneció hasta que, en las Cortes de Cádiz, se abolió el régimen señorial. Para los revolucionarios liberales, este régimen era un símbolo del Antiguo Régimen y había que erradicarlo cuanto antes, al igual que hizo la Revolución Francesa.

Gracias a ello, Zuloaga pudo comprar el castillo en 1925, cuando estaba condenado a desaparecer tras un siglo de abandono. Casi todas sus estancias estaban en ruinas y sus muros utilizados para encerrar el ganado. «Hace dieciocho años que voy a Segovia; he pintado allí mis principales cuadros y deseo seguir haciéndolo, pues ya he cobrado verdadero cariño a ese pueblo», le comentaba el pintor a su tío Daniel Zuloaga poco antes de comprar la fortaleza.