Henry Morton Stanley: Dr. Livingstone, supongo
terra ignota
Encontró en el lago Tanganika al explorador escocés desaparecido y fue el primero en recorrer el río Congo
André Malraux, el ladrón de tesoros
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEl 10 de noviembre de 1871 Henry Morton Stanley encontró al viajero y misionero escocés David Livingstone, gravemente enfermo, en una aldea del lago Tanganika. Llevaba cinco años desaparecido y se temía que hubiera fallecido en su intento de explorar las fuentes del Nilo. ... Según el relato de Stanley, no demasiado fiable, sus primeras palabras fueron: «El Doctor Livingstone, supongo». No parece probable que se saludaran con el ritual de un club londinense, pero ésa es la frase que aparece consignada en la Enciclopedia Británica.
La expedición de rescate había sido financiada por el millonario Gordon Bennett, editor del 'New York Herald'. Stanley se ganaba la vida como periodista. Había adquirido una cierta notoriedad como enviado a cubrir la misión británica contra el Negus en Abisinia, como corresponsal en España para informar de la Revolución Gloriosa y la caída de Isabel II y por sus crónicas sobre el Imperio Otomano. Bennett le encargó la cobertura de la inauguración del canal de Suez y una serie de reportajes sobre Oriente Próximo. Le pidió también que se internara en África Central para localizar a Livingstone, descubridor de las cataratas del lago Victoria.
Tras su encuentro, Stanley y Livinsgtone decidieron explorar juntos el norte del lago Tanganika, pero al cabo de tres meses se separaron. El escocés se dirigió al lago Bangweulu, donde murió en mayo de 1873 a causa de la malaria. Stanley le pidió que volviera a Inglaterra junto a él para curarse, pero Livingstone decidió seguir en África.
Ambos han pasado a la historia como los primeros occidentales que exploraron el interior del continente africano, pero sus objetivos eran muy distintos. Livingstone quería descubrir un nuevo mundo y evangelizar a los nativos. Stanley, que llevaba la aventura en sus venas, pretendía hacerse rico y famoso. Lo logró gracias a los servicios prestados a Leopoldo II de Bélgica, que le contrató en 1878. Trabajaba para una sociedad teóricamente filantrópica, que en realidad tenía como finalidad la explotación de los grandes recursos del Congo.
Stanley había explorado el río Congo, partiendo de la isla de Zanzíbar en el Índico a finales de 1874. Había fletado varios barcos e iba acompañado de más de 350 servidores y mercenarios. El viaje, trufado de dificultades y enfrentamientos con los indígenas, duró 999 días. Recorrió los 4.500 kilómetros del noveno río más largo del mundo y el más peligroso hasta llegar a su desembocadura en el Atlántico en Angola. Nadie lo había logrado hasta entonces.
Movido por la fama de Stanley, el Rey Leopoldo le contrató para obtener concesiones de terrenos de los jefes tribales con la intención de explotar sus yacimientos minerales y sus recursos naturales. Mediante el engaño y la violencia, logró controlar grandes extensiones de territorio sin el menor escrúpulo en asesinar a los nativos que ofrecían resistencia. Los historiadores le consideran hoy como un colonialista despiadado que expolió cuanto estuvo a su alcance.
El último viaje de Stanley comenzó en 1887 cuando partió de Inglaterra para rescatar al naturalista y físico alemán Emin Bajá, del que se pensaba que había sido secuestrado por una secta musulmana
Stanley había nacido en Gales en 1841 como hijo ilegítimo. Fue educado por su abuelo y luego enviado a un orfanato en el que sufrió malos tratos. A los 18 años decidió embarcarse como marinero en Liverpool para cruzar el Atlántico. En Nueva Orleans, fue adoptado por un comerciante y obtuvo poco después la nacionalidad estadounidense. Luchó en la guerra de Secesión y, al acabar la contienda, se hizo periodista.
Jeanne Baret, una heroína de la botánica
Pedro García CuartangoDio la vuelta al mundo en una expedición en 1766 en la que recogió 6.000 plantas, muchas de ellas desconocidas
El último viaje de Stanley comenzó en 1887 cuando partió de Inglaterra para rescatar al naturalista y físico alemán Emin Bajá, del que se pensaba que había sido secuestrado por una secta musulmana. El explorador, asociado a un negrero, esperaba apropiarse de terrenos y toneladas de marfil. Tras innumerables penalidades y contratiempos, encontraron a Bajá a orillas del lago Alberto en Uganda. Vivía y vestía como un africano y estaba adaptado a las costumbres locales. Bajá suministró víveres a la expedición de sus rescatadores que estaba al borde del colapso. Stanley logró convencerle de que volviera con él tras varias negativas. Ambos exploraron las montañas Ruwenzori en su camino de retorno.
Tras su regreso a Inglaterra, Stanley se casó con la artista Dorothy Tennant y adoptaron un niño. Fue condecorado como caballero de la Corona y disfrutó en sus últimos años de popularidad y una considerable fortuna. Murió en Londres en 1904 y fue enterrado en Surrey, donde una lápida de granito africano recuerda su paso por este mundo.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete