Guerra de Ucrania
El carísimo Patriot: características, evolución y funciones de la artillería que volatilizará los aviones rusos
Ha llegado a Ucrania la primera batería de este sistema de armas que, a pesar de haber nacido en los años ochenta, se halla entre los más letales del planeta
Ucrania ya tiene el primer sistema antiaéreo Patriot alemán
Sistema antiaéreo Patriot, preparado para lanzar sus misiles sobre el enemigo
El 20 de enero de 1991, las lanzaderas iraquíes dejaron escapar su furia contra un sinfín de ciudades sauditas. Zum, zum, zum... Así, hasta en nueve ocasiones. Los proyectiles Scud surcaron los cielos; iban directos a sembrar el caos. Pero, de la nada, cada ... uno de ellos fue interceptado por un ángel de la guarda con una bandera de las barras y estrellas en el fuselaje. El teniente Paul Milligan vio uno de ellos, como confirmó al 'The Washington Post': «De repente, un misil Patriot despegó y lo interceptó. Hubo un estallido de luz. Luego, los trozos en llamas cayeron al suelo». Aquel día, la artillería antiaérea más efectiva de Estados Unidos salvó la jornada.
El bueno de Milligan se refería al sistema antiaéreo Patriot, el mismo que ha llegado a Kiev estos días procedente de Alemania para evitar los ataques procedentes del Kremlin. Un regalo, por cierto, que ha sido celebrado en las redes sociales por el ministro de Defensa ucraniano, Oleksiy Resnikov: «Hoy nuestro hermoso cielo será aún más seguro». No es para menos. En la actualidad, las sucesivas evoluciones han convertido a esta artillería en «la más avanzada del Ejército de los Estados Unidos», según afirma el mismo organismo, por su «capacidad de derribar tanto a aviones de alto rendimiento como a misiles balísticos tácticos». Es el único creado, o eso confirman.
Buscar la perfección
El origen más remoto del Patriot se halla en 1945. Tras la Segunda Guerra Mundial, la forja de los misiles V1 y V2 por parte del Tercer Reich hizo que los Estados Unidos se plantearan la necesidad de desarrollar un arma antiaérea eficiente. La triste vista de Gran Bretaña, sacudida hasta los cimientos por este tipo de proyectiles, les dio el empujón definitivo. En 1957, la Casa Blanca empezó a trabajar en el sistema de misiles antibalísticos Nike-Zeus, pero los diferentes problemas tecnológicos acabaron por condenarlo. Aún así, los esfuerzos no se detuvieron. Los siguientes en la lista fueron el Nike X (1962), el Sentinel (septiembre de 1967), el Safeguard (1969)... y otros tantos. El problema es que ninguno se demostró efectivo.
En vista de los continuos problemas, a mediados de los años sesenta el secretario de Defensa apostó por la creación de un programa conocido como SAM-D ('Surface to Air Missile Development' o 'Desarrollo de Misiles Tierra-Aire'). La fecha mágica fue 1966, cuando tres empresas presentaron sendos diseños de un sistema antiaéreo que pudiera, al fin, hacer las delicias del Ejército de los Estados Unidos. La victoria se la llevó 'Raytheon-Martin Marietta', hoy absorbida por la archiconocida 'Lockheed Martin'. Aunque la fase de desarrollo como tal no arrancó hasta 1973, como demuestra un documento de más de setenta páginas sobre este proyecto desclasificado por la Casa Blanca y titulado 'Army Air Defence: the Sam-D program':
«El Ejército está utilizando tecnología avanzada en el sistema SAM-D para su uso a partir de la década de 1980. El sistema será capaz de operar en un entorno severo de contramedidas electrónicas y contraataques masivos. El Departamento de Defensa justifica el SAM-D sobre la base de que será más rentable que otros sistemas, incluida la implementación del sistema HAWK mejorado».
Artillería Patriot del Ejército de Tierra Español
Tres años después, el programa SAM-D fue rebautizado como Patriot. Para unos, el nombre no era más que el acrónimo de 'Phased Array Tracking Intercept of Target'; para otros, este 'patriota' evocaba la defensa nacional de los Estados Unidos. La primera prueba del novísimo sistema se llevó a cabo en septiembre de 1978, cuando un misil MDAGS salió de su lanzadera para volatilizar con éxito un dron que volaba a baja altura. El Ejército recibió su primera unidad en 1981; la fecha fue la prevista. Así nació el que, según el 'Center for Strategic and International Studies' (CSIS), es el «principal caballo de batalla de la defensa antiaérea y antimisiles de los Estados Unidos». Casi nada. Ya lo dijo ABC en 1991, cuando fue desplegado por primera vez en la Guerra del Golfo:
«El Patriot era hasta hoy prácticamente un soldado desconocido del Ejército norteamericano, apreciado solo entre las dotaciones de las unidades antiaéreas y fruto de quince años de investigaciones por parte de los técnicos de las empresas americanas Raytheon y Martin Marietta. Los trabajos fueron tan fructíferos que superaron con un amplio margen los requisitos solicitados por el U. S. Army para encontrar un sustituto al más que veterano Nike-Hércules. Su éxito ha sido tal que su primitiva función de defensa contra aviones ha quedado ampliamente desbordada por su demostrada capacidad de intercepción de misiles en vuelo, conseguida por la introducción de un avanzado sistema informático que convierte su radar de búsqueda en un centinela infalible»
Características y funcionamiento
Una batería Patriot como la que ha llegado desde Alemania no está formado tan solo por el vehículo; ni mucho menos. Más bien se corresponde con un colosal convoy en el que se cuentan un radar encargado de detectar las amenazas; una estación de control de combate; hasta ocho lanzaderas –camiones equipados con cuatro proyectiles con un radio de acción de 160 kilómetros cada uno–; una planta de suministro de energía y una infinidad de ordenadores. En total, y según explica el CSIS, se requiere un centenar de hombres para su manejo: «Más que un interceptor de misiles en particular, Patriot comprende una familia de elementos que incluyen unidades de comando y control, radares, una familia de interceptores y otros equipos de apoyo».
Según explica el Ejército de Tierra, que también cuenta en su arsenal con varias unidades Patriot, sus objetivos son «contrarrestar misiles balísticos tácticos; misiles de crucero; objetivos de pequeña sección de radar y aviones de última generación». Los proyectiles enviados a Ucrania son los MIM-104C (Pac-2), que cuentan con una altura de 5,2 metros, un diámetro de 0,4 metros (0,9 metros en las alas) y un peso de la cabeza de combate de 91 kilogramos. Su techo operativo son 24 kilómetros, alcanzan una velocidad de 5 Match (6.000 kilómetros por hora) y pueden llevar a cabo un vuelo de entre 9 segundos y tres minutos y medio. Hoy, más de 3.000 pruebas en tierra sustentan todo este entramado.
Holanda pasa el testigo en 2015 a España en el despliegue de una batería de misiles antiaéreos Patriot en Adana (sur de Turquía)
Pero la mayor victoria del Patriot es que es una plataforma capaz de adaptarse a los nuevos tiempos. Algo similar a lo que sucede con los carros de combate Abrams. Según el CSIS, en los últimos años el Ejército de los Estados Unidos ha reemplazado su viejo radar –con una visión limitada de 120 grados– por uno nuevo del modelo LTAMDS, capaz de captar objetivos a 360 grados. Amén de una infinidad de mejoras para acabar con los misiles enemigos más avanzados y sistemas compatibles con otros tantos fabricados en Europa. Todo ello, no obstante, hace que sea la artillería antiaérea más cara del planeta. «Una batería cuesta 1.100 millones de dólares: 400 millones por el sistema y 700 millones por los misiles», desvela el mismo organismo. Un regalo muy caro, pero necesario para proteger el espacio aéreo ucraniano.
En 1991, ABC explicó de forma pormenorizada en funcionamiento del Patriot. En palabras de este periódico, todo comienza cuando los sistemas de vigilancia aérea avanzada (aviones y satélites) captan la amenaza. Por aquellos años, «el lanzamiento y posterior reingreso en la atmósfera de los 'Scud'». Es entonces cuando transmiten los datos de forma automática a los radares de vigilancia de la batería. «Este radar es el auténtico cerebro de todo el sistema. Cada equipo, con sus ordenadores de alta velocidad, tiene capacidad para seguir hasta 32 objetivos de forma simultánea y disparar contra ocho de ellos previamente elegidos», sostenían los redactores. A continuación, la lanzadera dispara los proyectiles, que conocen ya la trayectoria de su objetivo y lo interceptan.
«La efectividad del Patriot, que se calcula en un 80%, depende sobre todo de los sistemas de alerta temprana. En circunstancias consideradas como favorables, se dice que puede destruir un misil a una altitud de 20.000 pies. Pero esto es algo muy aleatorio. Cada segundo que se pierde en la detección del blanco y en transmitir los datos sobre su trayectoria y posible punto de impacto a las baterías Patriot, es fundamental, pues se restan posibilidades de destrucción», explicaba ABC.