En busca del asesino de Kennedy: ocho teorías que defienden la inocencia de Lee Harvey Oswald
El principal sospechoso de acabar con la vida del presidente de Estados Unidos hace medio siglo fue asesinado solo 48 horas después del magnicidio, sin que pudiera ser interrogado
¿Qué escondían los discursos con los que Kennedy logró cambiar la historia?
Madrid
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Iniciar sesiónAquellos dos días de noviembre de 1963 fueron una auténtica pesadilla para el doctor Malcolm Perry. Ni en sus peores sueños se habría podido imaginar que iba a ser uno de los principales protagonistas de uno de los acontecimientos más importantes de la historia del siglo XX ... . Uno que todavía sigue marcado a fuego en la memoria colectiva de los estadounidenses y sobre el que se han escrito cientos de libros y rodado decenas de películas, sin que nunca se haya llegado a un consenso sobre todos los detalles de lo que ocurrió.
El día 22, el doctor Perry se encontraba de guardia en el Hospital Memorial Parkland de Dallas, cuando John Fitzgerald Kennedy apareció rodeado de guardaespaldas en una camilla. No había mucho que hacer. Las heridas causadas por los disparos de un francotirador en la plaza Dealey eran muy graves y el presidente de Estados Unidos acabó muriendo en sus brazos. Con diferencia, según dijo el mismo, aquel fue el peor momento de su vida, pues todo el país se le echó encima.
Cuando fue detenido pocas horas después, Lee Harvey Oswald no paraba de gritar: «¡Yo no lo mate! ¡yo no lo maté!». Nadie lo creyó y, a día de hoy, es el principal responsable del asesinato del presidente de Estados Unidos. La pesadilla de Perry, sin embargo, no acabó ahí, porque el doctor no huyó de los focos ni se cogió los días libres que le correspondían. Tampoco intercambió las guardias con sus colegas para alejarse de aquella presión por haber tenido en sus manos la vida del mandatario.
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Perry siguió trabajando sin descanso, sin imaginarse que, 48 horas después, Harvey Oswald iba a ingresar. Llegó inconsciente, en ambulancia. Lo acababa de disparar un pequeño mafioso de Chicago, llamado Jack Ruby, en señal de venganza por su magnicidio. Al menos, eso es lo que dijo. El caso es que cerraba así la posibilidad de averiguar si el principal sospechoso de haber realizado los disparos fue realmente el asesino del presidente.
El nacimiento del misterio
Con la muerte de Kennedy, Oswald y Ruby –este último fallecido cuatro años más tarde en extrañas circunstancias–, surgía uno de los mayores misterios de la historia de Estados Unidos. Posiblemente, el que mayor número de teorías de la conspiración ha generado junto a los atentados del 11-S. Esto se debe a los errores en la investigación y a las sombras que rodearon a las agencias de inteligencia. Desde entonces, la controversia se ha alimentado año tras año. ¿Pudo un exmarine solitario e inestable que simpatizaba con el comunismo matar al hombre más poderoso del mundo en un simple arrebato?
Desde el primer momento todo resultó extraño. Cuenta Arnold van de Laar en 'El arte del bisturí' (Salamandra, 2022), que el doctor Paul Peters, compañero de Perry, recordó más tarde haber visto en la sala de operaciones a tres hombres, con trajes quirúrgicos verdes, que claramente no formaban parte del equipo médico: «Aunque Oswald estaba intubado y no podía responder, y además llevaba un tiempo inconsciente, muriéndose, y que tenía a tres cirujanos operándole el vientre, aquellos hombres no paraban de gritarle al oído: '¿Fuiste tú? ¿Fuiste tú?'».
¿Por qué aquellos desconocidos insistían tanto en preguntar a un paciente que estaba ya medio muerto? ¿Acaso querían obtener una confesión fuera como fuese? ¿No tenían pruebas suficientes del crimen, a pesar de que todo Estados Unidos ya lo había condenado? De hecho, cuando llegó la ambulancia con Oswald, la multitud reunida frente al Capitolio se puso a dar vítores nada más escuchar la noticia en los transistores. Acababan de asesinar al que todo el mundo decía que era el asesino de su presidente y estaban contentos.
La Comisión Warren se creó después para investigar el magnicidio. Examinó 3.154 pruebas y revisó las declaraciones de 552 testigos seleccionados por el FBI entre 26.550 entrevistados. En un primer momento, tras meses de trabajo, concluyó que Oswald había actuado solo. En 1979, sin embargo, el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos estimó que podría existir una conspiración en torno a su asesinato. Esta conspiración se había presentado ya antes en algunas teorías tan sorprendentes cómo estas diez que te presentamos a continuación.
Primera
La primera teoría barajó la posibilidad de que hubiera habido más de un francotirador. Un hecho que denunció públicamente la viuda de John Connally, el entonces gobernador de Texas, que también resultó herido el 22 de noviembre de 1963. Esta justificó su teoría en el hecho de que su marido había recibido el impacto de bala diferente a la que mató a Kennedy. A pesar de ello, en un principio, el político pidió públicamente que se apoyaran las conclusiones de la Comisión Warren y que no se hiciera caso a las teorías de conspiración.
Después, sin embargo, cambió de parecer y puso en duda la teoría de la bala única del presidente. En 1982, su entonces compañero Doug Thompson reveló que él mismo había preguntado a Connally si estaba convencido de que Oswald había disparado el arma que mató a Kennedy. Su respuesta fue: «Absolutamente no. No creo ni por un segundo en las conclusiones de la Comisión Warren». Al preguntarle por qué no había hablado de esto, añadió: «Porque amo a este país y necesitábamos cerrar ese episodio cuanto antes. Nunca voy a hablar públicamente acerca de lo que yo creo».
Segunda
Es una de las teorías que más dio que hablar y fue puesta sobre la mesa por la mismísima Jackie Kennedy, la viuda del presidente, que llegó a insinuar que el asesinato de su marido había sido encargado por su sucesor, Lyndon B. Johnson, en ese momento vicepresidente del Gobierno. Su objetivo habría sido evitar que fuera juzgado por cuatro causas que tenía pendientes con la Justicia: violación de contratos gubernamentales, prevaricación, lavado de dinero y soborno. Curiosamente, las investigaciones sobre esta hipótesis fueron cerradas cuando Johnson ascendió a la Presidencia.
Tercera
Esta teoría apunta a que Oswald no era más que un señuelo político, según el testimonio del entonces director general del FBI, John Edgar Hoover, que ya había denunciado antes del magnicidio que un impostor estaba usando los datos personales de Oswald. No hay que olvidar que el exmarine estaba siendo vigilado por el Gobierno desde hacía tiempo.
Cuarto
Esta hipótesis es todavía más sorprendente y apunta a que un policía llamado J. D. Tippit, muy parecido físicamente al presidente, fue asesinado ese mismo día para hacerse pasar por Kennedy en la autopsia y que esta obtuviera unas conclusiones muy diferentes, con el objetivo de confundir a los investigadores.
Quinta
Apunta a la fotografía que se encontró de Oswald, en el patio trasero de su casa, portando una pistola enfundada y sosteniendo un rifle en una mano y periódicos marxistas en la otra. Esta imagen fue particularmente condenatoria, asegurando que era la misma arma que se utilizó para asesinar al mandatario. En el momento de su detención, el acusado denunció que era falsa y, durante años, se argumentó que la iluminación y las sombras eran incompatibles, que sus rasgos faciales también lo eran con respecto a otros retratos suyos, que el tamaño del rifle no correspondía con la longitud conocida de ese tipo de escopeta y que la postura del exmarine era físicamente imposible porque aparecía desequilibrado.
Sexta
Es obra de un ingeniero ceutí que, hace una década, publicó una investigación científica con el título 'Rescate en el tiempo de J. F. K.' Francisco Javier Carretero López usó los datos de la Comisión Warren, las declaraciones del personal médico del hospital Parkland, las fotografías de la autopsia y el análisis de los disparos recibidos por el gobernador Connally, para concluir que «no existió ningún disparo que alcanzara al presidente Kennedy desde el punto de tiro atribuido a Lee Harvey Oswald, ya que este estaba, como él mismo especificó, no en la sexta planta del Texas School Book, sino en la cafetería de la segunda planta del mismo edificio».
«Estos resultados científicos son irrefutables, ya que las dos heridas expuestas por la Comisión fueron provocadas al presidente Kennedy por disparos frontales y no desde detrás [...]. Ahora, mi único deseo es reunirme con las hijas de Oswald para darles a conocer el resultado y que puedan decir, a partir de ahora, con orgullo, que su padre dijo la verdad cuando afirmó que él no había disparado a nadie y que era un cabeza de turco», añadió.
Séptima
En 1992, Oliver Stone aseguró que el magnicidio fue obra de la CIA y los servicios secretos estadounidenses, que utilizaron a la mafia y a Oswald como chivo expiatorio. «Desde entonces, no podemos creer en nuestros líderes», aseguró el director de cine durante la presentación de su película 'J. F. K.', protagonizada por Kevin Costner y Tommy Lee Jones.Defiende que el chófer sabía que Kennedy sería abatido por un francotirador e, incluso, que fue este quien lo remató.
Octava
Defiende que Ruby mató a Oswald para que no se supiera quién era el verdadero autor intelectual del crimen. El mafioso fue juzgado y condenado a la silla eléctrica en marzo de 1964, pero el veredicto fue anulado por el Supremo de Texas bajo la orden de celebrar un nuevo juicio. Sin embargo, días antes de que se celebrara la segunda vista, se supo que padecía un cáncer de pulmón muy extendido del que nadie supo nada hasta ese momento. Unas semanas más tarde falleció repentinamente por un coágulo de sangre en sus pulmones, aunque los forenses nunca confirmaron si se lo produjo el tumor.
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