El bisnieto del 'Ángel rojo' desvela sus secretos a ABC: «Melchor detuvo las matanzas de Paracuellos y se enfrentó a Carrillo»
Rubén Buren agradece la medalla entregada por el Ayuntamiento de Madrid a su familiar: «Salvó personalmente a 1.532 presos»
Pena de muerte: el secreto que revivió la República para acabar con la barbarie que sacudía España
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónRubén Buren, guionista y director de cine, suena despejado al otro lado del teléfono a pesar del madrugón que le hemos pegado. El bisnieto del anarcosindicalista Melchor Rodríguez, apodado el 'Ángel rojo' por salvar la vida a cientos de presos sublevados, se muestra ... exultante. «La familia está muy agradecida por este reconocimiento», repite hasta en dos ocasiones. Se refiere a la Medalla de Honor que, hace unas pocas jornadas, entregó el Ayuntamiento de Madrid a su antepasado. Digno reconocimiento de un personaje que luchó contra las barbaridades de los elementos más exaltados de la República y no entendía de colores políticos, sino de vidas humanas.
Melchor Rodríguez se ganó su sobrenombre al enfrentarse a la Segunda República y a Santiago Carrillo para salvar a miles de prisioneros nacionales de las crueles sacas, las matanzas indiscriminadas de reos para robarles todo lo que llevaban encima. Y otro tanto hizo al intentar acabar con las no menos temibles 'checas', edificios en los que, de forma clandestina, se sometía a perversos juicios a los enemigos del Gobierno para, después, acabar con su vida. Este anarcosindicalista fue eso: una divinidad descendida del cielo para el que no había rojos, azules o blancos; había personas.
Turbulenta vida
Sevillano nacido en 1893, Rodríguez pasó una dura infancia. Se quedó huérfano desde muy joven y vivió en una situación de indigencia familiar con una madre a la que le habían entregado una indemnización paupérrima por un accidente que había sufrido su esposo. Melchor lo intentó todo para sacar a sus seres queridos adelante. Se hizo calderero y hasta tuvo sus escarceos con el toreo hasta que una cogida acabó con sus sueños de lidia. Todo le valía. Ya desesperado se trasladó a Madrid en pos de una nueva vida; y la obtuvo al afiliarse a la Federación Anarquista Ibérica y ser nombrado representante del Sindicato de Carroceros.
El Ayuntamiento de Madrid otorga a Ana Rosa Quintana y Alaska sus Medallas de Honor
C. D. Q.Los galardones que se entregan en San Isidro también reconocen a título póstumo la labor del alcalde Melchor Rodríguez, conocido como 'el Ángel Rojo'
Pero, como recuerda Buren a este diario, la República no fue todo lo idílica que le hubiera gustado. «Estuvo varias veces en la cárcel», sentencia. El director de cine define a su bisabuelo como un firme seguidor del «anarquismo humanista», una «rama muy importante dentro del mundo libertario que aboga por la protección a todos los niveles de los seres humanos». Esa máxima le hizo enfrentarse a quien fuera. Algunos autores sostienen que Rodríguez nunca estuvo del todo de acuerdo con el movimiento iniciado en 1931 al calor de la tricolor; lo consideraba burgués y aristocrático. Aunque comprendía que era una paso adelante con respecto al régimen anterior. Navegaba entre dos aguas.
La Guerra Civil obligó a Melchor a arrimarse al bando republicano a pesar de las diferencias internas. Y su fama de benefactor no tardó en granjearle su primer cargo sonado: delegado especial de Prisiones de Madrid. «Era conocida su labor en favor de los presos durante la dictadura de Primo de Rivera, por ejemplo. Hasta entonces siempre había luchado por los derechos de los reos; un ejemplo es que recogía dinero para los presos de la UGT y de la CNT», añade Buren. Pero lo que le esperaba era una auténtica pesadilla. Las sacas y matanzas de Paracuellos del Jarama le afectaron hasta el punto de dimitir, pero fue repuesto el 4 de diciembre a petición del Cuerpo Diplomático como delegado general de Prisiones.
Evitar las matanzas
«Juan García Oliver, Ministro de Justicia, nombró a Melchor director general de Prisiones para acabar con las sacas y luchar contra las mal llamadas checas o centros de detención. Esto demuestra que la República intentó paralizar el proceso represivo desde la retaguardia», añade Buren. En frente, no obstante, se topó con los dirigentes comunistas Santiago Carrillo y José Cazorla, los 'facilitadores' –como poco– de matanzas como la de Paracuellos. «Mi bisabuelo prohibió la salida de reos de las cárceles entre las ocho de la mañana y las ocho de la tarde. Eso evitó que se llevaran a muchos de ellos y salvó miles de vidas al terminar con los 'paseos' indiscriminados», añade.
Buren recuerda que Paracuellos casi costó la vida a su familiar. Las controversias entre Melchor, Carrillo y los dirigentes que querían hacer la vista gorda con las matanzas provocaron unas tensiones insalvables. «Se jugó la vida. Atentaron contra él una docena de veces. En una ocasión, su Ford recibió tantos disparos que fue un milagro que él y su chófer sobrevivieran. Mi abuela me contaba que no entendía cómo no habían muerto», explica. Su enfrentamiento con el miembro del PCE fue, a partir de entonces, más directo si cabe. «Se enfrentó a él. La realidad es que Carrillo y Cazorla organizaron Paracuellos. Hasta el general Enrique Líster lo deslizó en sus memorias», añade el bisnieto.
Las veces que Melchor salvó a reos sublevados de la muerte se cuentan por decenas. Buren recuerda una ocasión en la que, tras un bombardeo, miles de republicanos se presentaron ante las puertas de una prisión; pretendían acceder a su interior y asesinar a todos los nacionales que hubiera en las celdas. «Se subió a una furgoneta y amenazó con armar a los presos si alguien entraba. Era mentira, porque no disponía de fusiles ni pistolas, pero aquello impidió que se produjera una matanza», completa. Y como esa, otras tantas. «Hemos documentado que salvó personalmente a 1.532 presos. Les sacaba de las checas, los escondía en su casa hasta que se marchaban...».
Pero ni todo su valor le impidió ser cesado en marzo de 1937 debido a las presiones comunistas. A partir de ahí comenzó su particular calvario. Fue nombrado delegado de Cementerios y, poco después, concejal del Ayuntamiento de la capital. En las jornadas finales de la contienda el coronel Segismundo Casado López le nombró alcalde. Bajo ese cargo se vio obligado a entregar la ciudad a los sublevados. Por si no fuera poco, los sublevados le condenaron a seis años de prisión. Y eso, a pesar de los mil y un testimonios de unos y otros que le debían la vida. Pasó sus últimos años como vendedor de seguros, hasta que falleció en 1972.
-¿Se han aprovechado políticamente los partidos políticos de la figura de Melchor Rodríguez?
Sí. Se ha usado a este personaje de uno y otro lado. La derecha lo utiliza para criminalizar a la izquierda. Lo ven como uno de los pocos personajes que salvó vidas, o que era moralmente aceptable. En ambos bandos hubo gente que intentó hacer las cosas bien. El caso de Melchor es especialmente importante porque fue el que más vidas salvó dentro de la Guerra Civil.
Es una persona que se jugó todo para evitar la muerte de sus enemigos de una manera directa y constante. Y eso me duele mucho porque significa que la República hizo una represión en los primeros meses de la guerra compleja y bárbara. Otra cosa es que se compare esa represión con la del otro bando, que fue sistemática, sumarísima y patrocinada por el gobierno de Burgos.
-¿Terminó Melchor con las matanzas de Paracuellos?
Sí, evitó estas matanzas, que fueron horribles e injustificables. Desde la izquierda debemos admitir que aquello fue un error deleznable. Matar inocentes nunca está justificado. Nunca, jamás. Melchor luchó contra esto y contra las mal llamadas checas, término generalizado durante el franquismo. Sacó a personas detenidas que eran violadas y torturadas de allí.
-¿Ha sido olvidado este personaje?
En parte. En otro país habría sido tratado como un héroe nacional. Aquí se le ha ninguneado. Pero somos muchos los que hemos trabajado para conseguir que se le recuerde. Con Miguel Ángel Redondo hemos puesto en valor su figura.
MÁS INFORMACIÓN
-¿Qué opina de la entrega de esta medalla?
Estamos muy agradecidos porque es una manera de honrar su figura y la de mi abuela Amapola. La medalla sirve para rememorar a una persona que puso su vida y su honor a favor de Madrid y de una República que le había tenido preso muchas veces. Mantuvo la dignidad de la capital incluso cuando la entregó. Madrid le debía algo. Hasta ahora habían ninguneado al personaje tanto la derecha como la izquierda más comunista. Pero todavía quedan muchos pasos. Ahora deberían ponerle una calle legítima y restablecer su retrato dentro del cuerpo de alcaldes de Madrid. Por nuestra parte, creo que la memoria familiar está resuelta. Sí me he propuesto rodar una película sobre él, peor me está costando mucho conseguir ayuda.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete