Eran las tres horas y cincuenta y seis minutos de la madrugada del 21 de julio cuando el pie de Neil Armstrong se posó sobre la superficie lunar. Su mítica frase «es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto ... para la humanidad» resonó en los millones de aparatos de televisión que retransmitían el acontecimiento en todo el mundo.
El calor en España mantenía abiertas las ventanas, pero no se escuchaba otra cosa que la narración que hacía Jesús Hermida . Familias enteras se reunieron en torno a los televisores, ya fuera en las casas de quien los tuviera o en bares y teleclubs que permanecieron abiertos. Los afortunados que vivieron ese momento sin duda recordarán dónde y con quién lo vieron.
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