La última polémica del Covid en la historia: las únicas tres vacunas impuestas por ley en España desde 1900
Un estudio revelaba este miércoles que éramos el segundo país era el segundo país europeo con menos predisposición para vacunarse. Y si observamos las manifestaciones antivacunas de Londres y Madrid, donde se aseguró que esta medida causa «esclerosis múltiple y alergias», la cuestión es más peliaguda. Pero existen tres casos en nuestro país donde esa obligatoriedad fue un éxito contra otras pandemias
Israel Viana
Desde que Pfizer y su socio alemán Biontech anunciaron este lunes que su vacuna contra el Covid-19 es «90% efectiva» y que prevén suministrar 50 millones de dosis antes de finalizar 2020 y hasta 1.300 millones en 2021, en España se ... ha abierto un nuevo debate que tiene sus antecedentes en nuestra historia reciente: ¿deberá ser obligatorio vacunarse o no? Atendiendo al sentido común, no debería ser necesario, puesto que estamos ante la primera buena noticia en casi un año de lucha contra el el coronavirus, pero lo cierto es que, a lo largo del siglo XX y XXI, en España se ha impuesto esa obligatoriedad con otras pandemias.
Este miércoles ABC informaba de que España era el segundo país europeo con menos predisposición para vacunarse . Solo el 13% de la población lo haría «inmediatamente». Y si observamos manifestaciones como la de hace un mes en Londres de activistas contrarios a esta vacuna y otras, la cuestión se hace más peliaguda. En aquella concentración negacionista, incluso una profesora de la Universidad de Dublín, Dolores Cahill, lanzó mensajes tan preocupantes como este: «Sé que las vacunas hacen que las personas enfermen, no deberían confiar en el Gobierno, los médicos y los medios, mienten sobre la vacuna del COVID-19», señaló la académica, al insistir en que la vacunación entraña un riesgo de contraer «esclerosis múltiple, alergias y otras enfermedades».
En la misma concentración en la madrileña plaza de Colón , el 16 de agosto, se pudo escuchar a miles de personas gritar consignas como «la pandemia es una farsa», «aquí no hay rebrote», «falsos test, falsos positivos», «son todo invenciones» y «la pandemia no existe». Atendiendo a estas creencias, la esperanza de los gobiernos en la vacuna no es vista con buenos ojos por toda la población. Un estudio publicado en agosto por el Instituto Carlos III concluyó que el 70% de la población española estaría dispuesta a vacunarse contra el Covid-19, pero, ¿y el otro 30% ?. Y según otro estudio publicado en la revista médica « The Lancet », apenas poco más de la mitad de los españoles, un 54,38%, está de acuerdo con la afirmación de que «las vacunas son seguras».
El sarampión de 2011
«No podemos ser escépticos con un aparato de 500 toneladas que vuela a 10 kilómetros de altitud porque lo hemos visto. Ni tampoco con la vacuna del Covid, porque el virus es nuevo, pero han funcionado otras miles de vacunas anteriormente. Eso no quiere decir que no vayan a morir cinco mil vacunados por efectos secundarios. No hay un riesgo cero en nada, pero sí garantías de que sea el mínimo», defiende el conocido divulgador científico Manuel Toharia a ABC. Sin embargo, en España no es obligatorio por Ley ponérselas, al contrario que en otros muchos países y con diferentes modalidades.
Actualmente, solo en caso de un problema de salud pública como pueda ser la actual pandemia del coronavirus, el Gobierno estaría en su derecho de imponer la vacunación obligatoria según el artículo 2 de la Ley Orgánica 3/86: «Las autoridades podrán tomar cualquier tipo de medidas para preservar la salud pública, con el único requisito de que existan indicios racionales de que la misma se encuentra en peligro. Se permite adoptar medidas cualesquiera en casos de epidemias o situaciones límite».
Es decir, que más allá de estos supuestos de epidemias, no cabría obligatoriedad de someterse a tratamiento alguno. Pero no hay que olvidar, como ya explicó Stanley Plotkin en su libro «Historia breve de la vacunación» (Saunders, 1999) que, con la excepción del logro que supuso el control higiénico sanitario del agua, ninguna otra medida preventiva o terapéutica, ni siquiera los antibióticos, ha tenido tanto éxito en la reducción de la mortalidad de la población de todo el mundo como la vacunación .
Atendiendo a la historia reciente, no hay que retroceder mucho para encontrarnos el último caso de vacunación obligatoria, en este caso, contra el sarampión. En 1968, la Dirección General de Sanidad del franquismo inició una campaña voluntaria contra esta enfermedad en 11 provincias y para niños de 9 a 24 meses. Aquella primera vacuna contenía una cepa (Beckenham) que tuvo que ser retirada y, en 1975, se autorizó otra con la cepa hiperatenuada de Schwarz. Dado el éxito de esta última, nunca fue obligatoria hasta 2011 debido a un nuevo brote en Granada en el que había muchos niños sin vacunar. En ese momento, un juez dictaminó dicha obligación de todos ellos a ponerse la triple vírica, que incluía su dosis contra este sarampión que, en el pasado, había causado estragos. Y solventó el problema.
La viruela de 1921
Este no es el único. En España, la historia de la vacunación se inició en 1800 con la vacuna descubierta por Edward Jenner contra la viruela, una enfermedad infecciosa que tuvo una gran repercusión social y sanitaria. La primera se puso en Puigcerdá, Gerona, el 3 de diciembre de ese año. En 1803, el Consejo de Indias decidió enviar una serie de dosis inoculadas en niños en la famosa expedición del doctor Balmis que salvó millones de vidas. Y, a lo largo de todo el siglo XIX y principios del XX, el Gobierno estableció diversos decretos, órdenes o leyes (en 1801, 1815, 1855 y 1903) sobre la vacunación obligatoria de la viruela.
Esta obligatoriedad, sin embargo, nunca llegó a hacerse implícita, sino que recayó sobre la autoridad sanitaria y no alcanzaron nunca coberturas adecuadas para controlar la enfermedad. Eso provocó que, en la primera década del siglo pasado, se produjeran todavía 38.000 muertos por viruela en todo el país, según los datos aportados por Ramón Navarro García en « Historiografía de la viruela » (Instituto de Salud Carlos III, 2001).
La actuación en el brote que se produjo en diferentes ciudades en 1921 fue diferente. Se impuso de nuevo la vacunación obligatoria y, además, el confinamiento de los enfermos por ley. Esa medida sí tuvo el efecto deseado. En dos años se alcanzó una cobertura del 45%, un porcentaje bastante alto para la época. Y, como consecuencia de ello, se registró un importante descenso en la mortalidad, registrándose en 1929 sólo dos defunciones. Estas medidas, apoyadas por otras de ámbito internacional, hicieron que la viruela se mantuviera controlada en España hasta la Guerra Civil, en que se produjo un recrudecimiento. Pero las mismas medidas volvieron después durante el régimen franquista y, en 1943, no se contabilizó un solo fallecido, según explicaba Isabel Pachón del Amo en su artículo «Historia del programa de vacunación en España» . (Ministerio de Sanidad y Consumo, 2006).
La Ley de Bases de Sanidad de 1944 volvió a declarar obligatoria la vacunación de la viruela en España. Gracias a ello se eliminó la enfermedad en nuestro país en 1954, a excepción de un brote ocurrido en Madrid en 1961, pero de un caso importado de la India. Dieciséis años después se registró uno más en Somalia y, en 1979, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la declaró erradicada del mundo. Fue entonces cuando recomendó la interrupción de la vacunación. En España, esta imposición se suprimió por la ley un año después. Se había acabado con este mal conocido como el «ángel de la muerte» que, en 1520, había acabado con la vida de 56 millones de personas.
La difteria de 1943
Un nuevo caso lo encontramos con la difteria, una enfermedad infecciosa de declaración obligatoria desde 1904. A día de hoy sigue siendo endémica y un problema de salud pública en muchos países subdesarrollados, especialmente del Sudeste Asiático, el Pacifico Occidental, el África Subsahariana, América del Sur y Asia. En India, por ejemplo, notificaron 3.133 casos en 2014, según cuenta José Antonio Rosell Antón en «Historia del garrotillo o difteria» (2018).
En España, sin embargo, la incidencia actual es menor de 0,01 por cada 105 habitantes, aunque se dio un caso en mayo de 2015 después casi 30 años sin que apareciera uno. Tristemente, el niño de seis años afectado murió . Al parecer, los padres del menor decidieron no ponerle la vacuna al no ser obligatoria y, tras conocer el contagio de su hijo, aseguraron haberse sentido «engañados» por los defensores del movimiento antivacunas. A raíz de ello, el consejero de Salud catalán, Boi Ruiz , compareció en el Hospital Vall d'Hebron para informar de que «falleció por las lesiones y fallos orgánicos que provoca la difteria. No se ha tratado de un fallo multiorgánico. El niño falleció de difteria, en mayúsculas». Y añadió: «El debate científico está cerrado hace muchos años. Deseamos que esto no vuelva a pasar nunca más. Es muy triste que en un país donde nadie tiene dificultad para acceder a las vacunas se produzca una situación como esta».
Sin embargo, al igual que la viruela, hubo una época en la que vacunarse de la difteria también fue obligatorio. En concreto, en 1943, tan solo cuatro años después de acabar la Guerra Civil. De hecho, esta determinación legal todavía no ha sido derogada, pero a partir de la promoción en España de las campañas de vacunación masiva infantil de 1965 con la vacuna combinada trivalente DTP –que incluía la difteria, el tétanos y la tos ferina–, dejó de utilizarse la antidiftérica monovalente y se sustituyó la «obligación» por la «recomendación» del uso de la DTP, al igual que para las restantes vacunas que integran los calendarios vacunales sistemáticos actuales.
Solo en tres ocasiones, pues, una vacuna fue obligatoria en la historia de España en los siglos XX y XXI: la viruela, la difteria y el sarampión. Ni siquiera lo fue la poliomielitis , que afectó a tantos millones de niños. Pudo ser controlada tras el descubrimiento de la vacuna en los años 50 y su suministro en España a partir de 1959. Pero siempre fue voluntaria, en esa ocasión y en las sucesivas campañas de 1963, 1965 o 1967. Hoy el debate sigue sobre la mesa con el coronavirus, que se acerca al millón y medio de contagiados y ya supera los 40.000 muertos solo desde enero.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete