Revolución femenina y cartas eróticas: el lado más íntimo de Emilia Pardo Bazán
José Luis Hernández Garvi, autor de 'La desaparición de Agatha Christie y otras historias sobre escritores misteriosos, excéntricos y heterodoxos' analiza en ABC la figura de la autora en el centenario de su muerte
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEl 12 de mayo de 1921 fue una jornada amarga para literatura. Y es que, por mucho que vivamos sabiendo que en esta vida solo estamos de paso, despedirse de una de las autoras españolas más reconocidas por complicaciones con la diabetes es un hecho ... capaz de estremecer a un témpano de hielo. Emilia Pardo Bazán –“La señora”, como la llamaban con desprecio aquellos que ella creía amigos– se marchó hace un siglo, pero nos dejó una infinidad de regalos. Desde una amplia obra que apuntaló el naturalismo, hasta el ejemplo de una mujer que se enfrentó a las limitaciones que la sociedad del siglo XIX imponía a las mujeres de su época. Así lo afirma a ABC el escritor y divulgador histórico José Luis Hernández Garvi . El que es autor, entre otras tantas obras, de ‘ La desaparición de Agatha Christie y otras historias sobre escritores misteriosos, excéntricos y heterodoxos ’ (Almuzara) es partidario de que, además «de hallarse entre los mejores autores y autoras de nuestro país», la coruñesa tuvo una vida privada más que llamativa y alejada de su tiempo.
Pardo Bazán se casó muy joven. ¿Cómo era la relación con su esposo?
Se casó a los 16 años con José Quiroga Pérez . Estaba muy enamorada, pero también quería desarrollar sus inquietudes literarias. El problema es que se topó con la oposición de su esposo, que entendía que el mundo en el que quería adentrarse –el de la escritura– estaba reservado solo para hombres. Su marido siempre consideró que doña Emilia alumbraba obras menores y que estaban a mucha distancia de lo que escribían los autores masculinos. Además, tampoco aguantaba que Pardo Bazán fuese blanco de las pullas. Algunas de las cuales, por cierto, le involucraban a él.
¿Se separaron?
Llegado el momento, él la puso entre la espada y la pared. La obligó a elegir entre el matrimonio o la literatura , y doña Emilia lo tuvo claro: prefirió escribir. Era su carácter, no se sometía a lo que querían los hombres. A pesar de todo, se separaron de forma amistosa y cada uno hizo vida independiente por su lado. Algo que no era nada habitual en el siglo XIX. En ese sentido fue también una mujer adelantada a su tiempo.
¿Cuál fue la relación ‘extramatrimonial’ más famosa de Pardo Bazán?
La más popular la tuvo con Benito Pérez Galdós. Ambos se atraían a nivel intelectual y físico. Mantuvieron un romance en el que se intercambiaron cartas muy intensas; en ocasiones, subidas de todo. Llegaban casi a cierta excitación sensual . Pero doña Emilia se llevó una gran decepción cuando supo que su “miquiño”, como le llamaba, se había enamorado de una joven actriz llamada Concha Morell . En principio aguantó esa infidelidad, pero, durante los ensayos de “ Realidad ”, una novela llevada al teatro, tuvo la certeza de que había perdido para siempre a su amante y que aquella relación había terminado. Tuvo varios amoríos más, como el industrial y coleccionista de arte Lázaro Gadiano . Por su parte, Galdós vivió también un romance con la modelo pictórica Lorenza Cobián , con quien alumbró una niña que llegó a reconocer.
Según narra en su libro, Pardo Bazán y Galdós eran muy discretos en lo que se refiere a su relación
En efecto. La ocultaron para evitar ser blanco de críticas. Pero hubo momentos en los que pudieron dar rienda suelta a su amor. Uno de ello fue un emotivo viaje que realizaron por Alemania y Suiza . Estuvieron solos, alejados de la opinión pública española y nadie les conocía. Por tanto, podían demostrarse su cariño en público sin miedo a que les molestaran. Doña Emilia disfrutó mucho de este viaje. Incluso manifestó la tristeza que le había provocado regresar a la península. Llevó muy mal estar sometida al escrutinio de la opinión pública.
Y no solo de la opinión pública…
Exacto. Me llama la atención el maltrato machista al que se vio sometida . Los autores cargaban contra ella con todo tipo de insultos: “envidiosa”, “metomentodo”, “rastrera”, “desgraciada”, “gorda”, “bizca”… Pío Baroja la calificó de “señora inaguantable”. Era una forma de desprestigiarla o burlarse de ella a nivel personal porque no podían atacarla por su talento. No debemos olvidar que tenía una cultura inmensa y que “La señora”, como la tildaban de forma despectiva, generaba muchas envidias entre los autores masculinos. Los ataques se recrudecieron al final de su vida. Por entonces afirmaban que era una “ antigua ” porque mantenía un estilo personal decimonónico del que se negaba a apartarse. Pero lo que más le dañaba fue saber que una buena parte de esas críticas las hacían autores que consideraba amigos.
¿Quiénes eran esos presuntos ‘amigos’?
Leopoldo Alas , Clarín, ejemplificó a la perfección ese tipo de personaje que la apuñalaba por la espalda. Pardo Bazán siempre apoyó su obra mientras él la criticaba de forma constante. Hay una infinidad de misivas en la que sus presuntos ‘amigos’ se reían abiertamente de sus libros. Y eso, a pesar de que cuenta con obras impresionantes. Otros como Manuel Martínez Murgía cargaron de forma mucho más clara contra ella, aunque su caso es diferente: jamás le perdonó los desprecios que había hecho a su fallecida esposa, Rosalía de Castro .
¿Despertaba odios solo por ser mujer e intelectual?
Lo cierto es que también tenía una personalidad muy fuerte. Era una persona muy culta y, sin darse cuenta, hacía de menos a otros autores. O eso transmitía en el cara a cara. Su característica más llamativa era que se consideraba dueña de su destino y de su propia vida, algo impensable en una época en la que las mujeres dependían de sus padres o maridos.
¿Cargaban contra ella a nivel político?
Lo cierto es que fue blanco de todos: progresistas , conservadores , personajes conocidos… Pero se mantuvo firme. Sabía lo que quería escribir y contar a la sociedad y le traía sin cuidado lo que pensara el resto. Es cierto, no obstante, que se rodeó también de una pequeña corte de aduladores que quería obtener cosas de ella. Aunque aquello le valió como escudo de protección, también le pasó factura.
Su obra, según explica en su libro, es muy cercana al naturalismo
Fue una militante del naturalismo (en el que los personajes están determinados por el destino y no pueden evitar los vicios que padecen) y defendió este estilo literario en varios escritos. En este sentido recomiendo la lectura de algunas de sus obras como “ Los pazos de Ulloa ” o “ La madre naturaleza ”. La primera, de hecho, puede calificarse como su libro cumbre.
Además de otros proyectos como revistas y coloquios…
Sí. Uno de sus proyectos más personales fue una revista llamada “ Nuevo teatro crítico ”. En ella hacía de todo. Escribía, maquetaba… La publicación destacaba por sus reseñas literarias, su análisis de cuestiones de actualidad y sus reflexiones políticas. Es cierto que el proyecto fracasó y que cargaron contra ella por eso, pero también lo es que contaba con una calidad literaria inigualable. Los coloquios los hacía en el Ateneo de Madrid. Era muy curioso. Por un lado, los hombres no acudían a ellos porque se consideraba que las mujeres solo podían hablar de temas intrascendentes. Sin embargo, la sala se llenaba de mujeres hasta el punto de que se completaba el aforo. Eso también generó envidias.
¿Por qué no entró en la Real Academia Española?
No la dejaron. Benito Pérez Galdós fue uno de sus grandes defensores, pero se encontró con la oposición de muchos autores anclados en el pasado que le cerraron las puertas por el hecho de ser mujer. Un ejemplo es que, en la primera década del siglo XX, le negaron el acceso alegando defectos de forma en la solicitud. El académico Daniel Cortázar fue tajante: “No queremos hembras”.
¿La calificaría de feminista?
Nunca se llamó feminista, pero militaba antes de que se extendiera el término como tal. Es una pena que su figura se haya olvidado en una época en la que debería ser reconocida en ese sentido porque ella sabía mejor que nadie lo que era combatir contra las limitaciones impuestas a las mujeres. Y en todos los frentes, desde el personal, hasta el familiar.
¿Cómo fue el final de su vida?
Los excesos , el cansancio y la edad la obligaron a reducir su actividad. Incluso se retrasó en la entrega de manuscritos, algo que jamás le había sucedido, por culpa de una artritis que le impedía escribir a máquina. También sufrió de depresión por la situación política que vivía España, por perder a varios amigos y por el fallecimiento de su madre en 1915. Murió de hidropesía . Llama la atención que muchos de los que la criticaban acudieron a su funeral. Es algo típico en este país.
¿A qué autora extranjera diría que se parece?
Su historia guarda similitudes con la de Mary Shelley . De ella dijeron que no había podido escribir “ Frankenstein ” porque era una mujer. En la actualidad, de hecho, existen críticos que defienden todavía que no fue la autora y adjudican la novela a su marido. Es una pena, porque esta discusión no se hubiera producido de ser un hombre. También es el caso de Agatha Christie , que ha vendido millones de ejemplares y a la que le pagaban menos por sus novelas que a escritores masculinos. Esta última, por cierto, tiene una faceta de autora de relato que se desconoce. Historias de alto nivel como las de Mr. Queen que superan a las más conocidas de Hércules Poirot. Recojo las historias de ambas en mi libro.
Noticias relacionadas
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete