Las mentiras de ERC sobre España y la Guerra del Rif en la ley de Memoria Democrática

La propuesta se ampara en ocho puntos sustentados en una amnesia parcial. Entre ellos, el que afirma que «el Gobierno reconocerá la responsabilidad del Estado español en contra de la población civil del Rif por orden de su máxima autoridad, el rey Alfonso XIII , durante los años 1922 – 1927». Así, las disposiciones se olvidan de que el período que se conoce como 'Guerra del Rif' comenzó a nivel oficial mucho antes, en 1909. Tampoco hace referencia a los 10.000 soldados españoles fallecidos en el Desastre de Annual apenas unos meses antes, en el verano de 1921, o a que el general Manuel Silvestre fue el principal instigador de la llegada a Alhucemas.

Así lo confirma a ABC el investigador e historiador especializado en los conflictos coloniales en el norte de África Juan José Primo Jurado . El autor de los 'Los generales de África' es partidario de que, a nivel histórico, las propuestas son una provocación. «Este tipo de independentismo se basa en la idea de que lo que es malo para España es bueno para ellos. Un ejemplo es que, en 1898, tras la pérdida de las colonias, Sabino Arana felicitó a Estados Unidos por haber vencido», desvela. Y otro tanto sucedió en 1921, después de que las tribus rebeldes asesinaran a 10.000 españoles en el Desastre de Annual. «La República del Rif, proclamada por Abd el-Krim, solo fue reconocida por ' Estat Català ', ' Acció Catalana ' y los comunistas. No lo hizo ningún otro país», completa.

El primer error consiste en limitar el período del conflicto. Los encontronazos con las tribus locales del norte de África no arrancaron en 1922. Ni mucho menos. El origen más remoto se puede remontar hasta finales del siglo XIX. Fue más concretamente en 1859, después de que las kábilas atacaran a varios operarios peninsulares en las cercanías de Ceuta y de que el sultán de Marruecos se negase a castigarlas, cuando el general Leopoldo O’Donnell decidió partir a la zona. El también presidente del Consejo de Ministros organizó un gran ejército con el que buscaba demostrar que España todavía era una potencia europea.

El plan fue bien recibido por un país que –como han señalado expertos de la talla de Julio Albi a lo largo de estos años a ABC– estaba dolido por la pérdida de sus colonias. De hecho, ERC también se olvida de que Cataluña fue una de las regiones que colaboró de forma más efusiva en el conflicto. El cronista Pedro Antonio de Alarcón lo dejó claro en los artículos que escribió sobre el conflicto. Los independentistas pasan por alto, a su vez, el gran respeto que Prim tenía a estos hombres, algo que quedó claro en el discurso que les dio poco antes de la batalla de Tetuán :

«Es necesario que correspondáis con vuestras virtudes al amor que yo os profeso, y que os hagáis dignos con vuestra conducta de los honores con que os ha recibido este glorioso ejército. Y no queda aquí la responsabilidad que pesa sobre vosotros. Pensad en la tierra que os ha enviado a esta campaña; pensad en que representáis aquí el honor y la gloria de Cataluña. Uno solo de vosotros que sea cobarde labrará la desgracia y la mengua de Cataluña –Yo no lo espero–. Si correspondéis a mis esperanzas y a las de todos vuestros paisanos pronto tendréis la dicha de abrazar a vuestras familias y todos dirán llenos de orgullo: 'Tu eres un bravo catalán'».

Juan José Primo Jurado es de la misma opinión. El investigador afirma que el mismo Prim era de Reus y que aquellos hombres combatieron de forma destacada. «No es el único caso. En 1920, cuando se creó La Legión –entonces Tercio de Extranjeros – los catalanes fueron de los primeros en engancharse. Se unieron unos dos centenares . Son dos ejemplos del compromiso de Cataluña con el esfuerzo de España en Marruecos», completa.

En todo caso, el antecedente más inmediato es el conflicto que se inició en 1909, poco después de que España recibiera de la comunidad internacional el Protectorado de Marruecos (franja que incluía, entre otras regiones, el Rif y Yebala). En la práctica, una región rebelde. «España no estaba en el Protectorado por capricho. Asumió esa tarea porque se le impusieron obligaciones », explica Juan José Primo Jurado. Por tanto, es una falacia afirmar que la Monarquía fue la culpable de la pacificación. De hecho, cuando nuestro país se trasladó a la zona, se topó con una serie de tribus belicosas que, en la actualidad, siguen suponiendo un problema.

«España no era la soberana. El soberano era el sultán de Marruecos, que era respetado por las organizaciones internacionales. Es decir, que, cuando Abd el-Krim se sublevó en los años veinte, lo hizo también contra su jefe del Estado, al que España intentaba ayudar a mantener la paz», desvela el investigador a ABC. Acorde a su testimonio, uno de los ejemplos más claros de que el líder rebelde cargó también contra Marruecos es que acabó con la vida de El-Raisuni. «Fue uno de muchos asesinados en la parte occidental del Protectorado», señala.

Aunque lo que más escama al autor de 'Los generales de África' es que ERC obvie las dos grandes matanzas perpetradas por los rebeldes rifeños contra el Ejército español. La primera, como explica Fernando Martínez Laínez en ' Mientras la patria exista ', acaecida en 1909: «Después de que un grupo de españoles fuera atacado en julio por rifeños en las afueras de Melilla, fueron enviados tres batallones y una batería montada a la zona. Pero en las estribaciones del Monte Gurugú, en el Barranco del Lobo , las fuerzas españolas se enfrentaron a importantes concentraciones enemigas». El coste fue de 250 muertos y 1.500 bajas.

La segunda fue el Desastre de Annual , donde los rifeños pasaron por la gumía a unos 10.000 soldados españoles a partir del 20 de julio de 1921. «Hablan de los ataques con productos químicos , de los que no hay mucho publicado, pero deberían tener en cuenta que, durante la retirada del campamento de Annual a Melilla, los 3.000 españoles que se rindieron en Monte Arruit fueron asesinados sin piedad por las tropas rifeñas. Y lo mismo pasó en otras tantas posiciones. Existieron muchos casos en los que fueron torturados antes», desvela el experto español. No se trata de arrojarse datos a la cara, sino de tener en cuenta que «es historia y que hay que hablar de todo lo que sucedió, tanto por un bando como por otro».

La reflexión final que propone el investigador es que la propuesta no es más que una provocación. «Nadie exigiría compensaciones a Francia por habernos invadido en 1808 y por haber destruido el país. Es pasado. Lo que importa es asumir nuestra historia y defenderla con sus luces y sus sombras. España ha dado un ejemplo de cordialidad en las relaciones con Marruecos. Desde que se logró la paz en 1927 hasta 1956, el legado español en Marruecos ha sido alabado por los propios marroquíes. Hoy en día son dos países vecinos y amigos, con sus lógicos roces. No hay ninguna situación hostil ni de enemistad».