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ABC Cultural

La «pena del saco», el bestial castigo para los parricidas en la Antigua Roma

El suplicio se justificaba en que «la profanación» (violatio) de los padres y de los dioses debe expiarse del mismo modo. El castigo tenía un componente ceremonial

Cuadro La justicia de Trajano de Eugène Delacroix / Vídeo: Culleum, el peor castigo de la Antigua Roma
CÉSAR CERVERA

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Dios pidió a Abraham que sacrificara a su hijo Isaac como muestra de fe: «Toma a tu hijo único, el que tanto amas, a Isaac; ve a la región de Moriá , y ofrécelo en holocausto sobre la montaña que ... yo te indicaré». El patriarca judío se disponía a «inmolar a su hijo» cuando un ángel apareció para evitarlo. Dios supo así que Abraham sacrificaría cualquier cosa por él, pero no iba a permitir que se cometiera un pecado de esa gravedad. La tradición judeocristiana repudia el parricidio, al igual que Grecia y Roma , que reservaban a este crimen uno de los castigos más salvajes. Lo más peculiar de los romanos es que eximían a los padres del delito.

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